«Yo también tuve una novia bisexual»

 

Por Benito Garrido.

 

Encuentro con el escritor Guillermo Martínez.

 

El escritor argentino Guillermo Martínez acaba de publicar su último libro Yo también tuve una novia bisexual (Editorial Destino, 2012).  Para hablar del mismo mientras tomamos un aperitivo, nos reunimos con el autor hace unos días en Madrid.

 

El libro se nos presenta como una novela de amor y sexo, pero también como un relato sobre la memoria y el pasado.  Todo ello bien mezclado y mejor escrito para darle una perspectiva diferente.  Disfrazada de novela de campus, la historia nos plantea una nueva forma de entender las relaciones.  La trama comienza en agosto de 2001, cuando un profesor argentino llega a una universidad en el sur de los Estados Unidos para dar un curso de literatura en español.  Le asignan un coche, un departamento y un despacho.  Todo parece perfecto, pero ya en su primera clase descubre algo prohibido pero irresistible: una de sus alumnas, Jennifer, una chica deslumbrante y ambigua, con la que inicia una serie de encuentros sexuales cada vez más arriesgados, en medio del secreto y el disimulo. Ninguno de los dos sabe que ese breve período juntos cambiará sus vidas para siempre y que un acontecimiento brutal acabará por trastocar su mundo de la manera más inesperada.

 

La frivolidad que parece indicar el título está lejos de la realidad del contenido.  Más bien, se trata de un guiño irónico a Philip Roth, escritor de referencia para Martínez, con el que trata de evocar esas novelas de campus o temática similar que el escritor norteamericano hizo.  La crítica al sistema educativo americano y a aquellas novelas de revelación personal que hicieron furor en los noventa, se trasluce también en una novela que esconde algo mucho más profundo.  Su experiencia como viajado profesor universitario, le permite trasladar fielmente ese mundo a sus escritos.  Vive dedicado a la literatura desde hace siete años, pero todavía está interesado en el estudio del azar y su modelo aritmético.  Doctorado en matemáticas, su facilidad para dibujar personajes, le asimila a un psicólogo.  Aunque yo diría que en cada escrito soy más bien como el doctor Frankenstein: cojo trozos de la realidad y de las personas y los convierto en ficción.

 

Lo que inicialmente estaba ideado como un cuento, conforme fue avanzando y viendo el final, se constituyó en novela.  El protagonista es un hombre de 39 años que se percata que está comenzando a perder la memoria; está en esa edad en la que se percibe que las cosas ya no van a ser de la misma manera, el fin de la madurez.  Claro contraste con la juventud de días felices que vive la chica, y el quiebro trágico que no espera.  No busca el erotismo, pues considera que eso es algo que estará en la relación que cada lector tenga con el texto, pero sí reconoce que su relato tiene profundos tintes sexuales.  El sexo es importante en el escalonamiento de la relación y marca una importante influencia psicológica en el protagonista, que posteriormente en el tiempo, buscará en una reminiscencia cargada de sentidos la inmediatez de la relación sexual.  Intensamente carnal, irónica y dramática, la novela registra, con la precisión de un diario, el pasaje ensimismado de los cuerpos que de la nada llega a todo y recupera con determinación un tema realmente interesante por su complejidad y dimensión literaria.

 

Foto © Alejandra López. Ed. Destino

El autor nos confiesa que a la hora de hablar de sexo no quería inclinarse por ninguna de las dos tradiciones literarias: ni con la tradición del XIX y sus metáforas que lo embellecen para hacerlo aceptable, ni con la tradición moderna del XX y su tratamiento de un sexo más vanalizado y sórdido (como un submundo del realismo sucio).  Yo buscaba algo más personal que no se escapara de lo físico, pero tratándolo con detenimiento.  Guillermo Martínez ha escrito, con un lenguaje pleno de matices, una novela que crece en tensión e intriga en cada uno de los climas y giros imprevisibles de la trama.

 

Guillermo Martínez (Bahía Blanca, Argentina, 1962) reside desde 1985 en Buenos Aires, donde se doctoró en Ciencias Matemáticas. Posteriormente residió dos años en Oxford. En 1982 obtuvo el Premio del Fondo Nacional de las Artes con el libro de cuentos Infierno Grande. A su primera novela, Acerca de Roderer, traducida a varios idiomas, la siguieron La mujer del maestro y el ensayo Borges y la matemática. Ganó el Premio Planeta Argentina con Crímenes imperceptibles, novela traducida a 35 idiomas y llevada al cine por Álex de la Iglesia, con el título Los crímenes de Oxford, el mismo con el que fue publicada en España por Destino. En 2007 publicó La muerte lenta de Luciana B, elegida por El Cultural entre los diez libros de ese año.

 

Yo también tuve una novia bisexual.  Guillermo Martínez.  Editorial Destino, Barcelona 2012.  Novela.  208 páginas.  18,00 €

 

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