Tres propuestas mutantes

Por José Angel Barrueco

Javier Esteban demuestra un manejo notable de la prosa en los microrrelatos reunidos en El Principio Antrópico (Viaje a Bizancio Ediciones). Es éste un libro extraño y necesario para la narrativa española. Desde el principio, con esa gran pieza que es el prólogo de Fco. Javier Pérez, escrito a la manera de la mítica serie “Elige tu propia aventura”, ya advierte el lector que ha comprado algo fuera de lo común. Dados los temas que Javier maneja, tal vez podría parecer un friki (temas que comparto con la misma devoción), pero la sorpresa se esconde en la construcción de sus frases: las alarga y las retuerce hasta límites insospechados como si fuera un cruce insólito entre Javier Marías y el Burroughs más alucinado. Estos relatos reúnen tantas influencias que sólo el lector más atento e instruido podrá capturarlas todas (pienso en Jordi Costa): Viernes 13, Lovecraft, La matanza de Texas, Vicente Muñoz Álvarez, el pulp, los zombies, David Cronenberg, el cómic, Manuel Vilas, W. S. Burroughs, Philip K. Dick, Mirrorshades, Eloy Fernández Porta, el manga… Quien quiera destapar esta caja de horrores queda advertido: encontrará un abanico de abismos.

Óscar Gual publicó hace unos meses Fabulosos monos marinos (DVD Ediciones), una novela de relatos que aletean en torno a un hilo común: Sierpe, ciudad inhóspita y en la que confluyen la locura y el esperpento. Su repertorio de influencias también le deja a uno anonadado: Los Coen, Metallica, los videojuegos, Philip K. Dick, el Snake Plissken de 2013: Rescate en L.A., la novela negra, Sin City, el rol, los concursos televisivos… Tal vez su texto más memorable, o al menos el que prefiero por sus conexiones con el cine, sea “La loca historia de cómo el Círculo Nihilista de Dresde es refundado y disuelto de nuevo en la ciudad de Los Ángeles, California”: cuenta la hazaña biográfica de esos nihilistas chiflados que atacaron a Jeff Lebowski en su bañera. En cada relato se esconde una sorpresa y el lector nunca sabe por qué caminos va a conducirlo Óscar en la siguiente página. Hasta llegar a la “Postdata”, donde la inversión del mundo nos recuerda a las pesadillas imaginadas por Ballard.

Esther García Llovet reparte sus balas en Submáquina (Salto de Página), que yo tenía por casa y no había leído hasta ahora por culpa de esa pila de libros de la mesilla que crece a diario. El libro de Esther, en conjunto, se parece a esos relatos sombríos y enigmáticos de la narrativa norteamericana contemporánea, en los que al lector se le hurtan determinados datos. Los lugares también los evocan: cafeterías, gasolineras, desiertos, la frontera… Es otra novela construida con relatos, pero no giran en torno a una ciudad sino a un personaje: la ex poli Tiffani Figueroa. Con esas piezas la autora trenza un mosaico de sugerencias en el que el lector debe completar las elipsis y los espacios vacíos. Hay sobriedad en su prosa y un instinto natural para rodear de misterio a los personajes que rondan por el libro: ese hombre de mano metálica, esos “moquetos” que pululan por la frontera, esos individuos que de pronto caminan hacia atrás…

Más información:

El Principio Antrópico

Javier Esteban

Fabulosos monos marinos

Óscar Gual

Submáquina

Esther García Llovet

l Principio Antrópico de Javier EstebanEl

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