Siempre he querido ser escritor

Por Ignacio del Valle.

Siempre he querido ser escritor. Pero me decían que para ser uno de los buenos, de esos que luego entierran en panteones y van a parar a los libros de texto, lo de menos era escribir. Lo esencial era ser un borracho y que te diera por las actitudes malditas, meterse coca, fumar porros, montar el caballo. El problema es que yo de hípica, poco, el alcohol me sentaba fatal, el humo me provocaba asma, y lo de meterme cosas por la nariz, igual que metérmelas por el culo: no me hacía ilusión. A cambio, iba ganando algún premio, me publicaron mi primera novelita. Pero nada, ellos erre que erre, que eso no valía porque para ser escritor, strictu sensu, había que estar contrito y deprimido todo el santo día, y solitario, y ambulatorio, con cara de ido. Que la felicidad estaba mal vista por los amos del cotarro. Sin embargo me resultaba difícil, incluso vergonzoso reconocerles que mi vida sexual iba estupendamente, y que no acababa de encontrarle sentido a lo trágico, a lo violento, a lo destructivo, como me repetían que había establecido un ruso hacía un par de siglos, que parecía ser una especie de guía Michelín para escritores, para los de verdad, me refiero. Mientras, me publicaron mi segunda novela y empezaron a hablar de mí en la capital. Pero ya les digo, que nada, que eso no era ser un escritor, me reiteraban: que por lo menos, aunque no me sintiese agobiado, tenía que añorar estarlo, tenía que sentirme intranquilo por no estar jodido, con depresión, por no fustigarme; y hablar de la muerte y el asco y la rabia y el hastío y la indignación y denunciar lo cretinos que eran todos menos los de nuestra tribu. Pero qué se le va a hacer, a mí el mundo no es que me pareciera un bicoca, pero tampoco era como ser del Atlético de Madrid, y que de momento a mí me abrazaban y me daban algún beso y la vajilla en mi casa seguía intacta. Y lo de los cretinos, en fin, que todos tenemos una mala tarde, ya lo decía Chiquito. Entretanto, me publicaron en el extranjero y ya tengo mi primer club de fans. Pero ahora han empezado a chillarme y a decirme que lo mío debería estar prohibido y que me van a dar un par de hostias porque mi nombre está empezando a sonar en premios muy gordos y yo sigo sin ser un siniestro total, como ellos. Que no, que no hay derecho, me recalcan. Y en los últimos tiempos, entre esporádicos lloriqueos, lo que más me echan en cara, lo que realmente les parece un crimen, es que en las entrevistas diga que sí, que efectivamente y en contra de su resolución, yo soy un escritor, uno que tiene esperanzas, pero lo peor, lo más ruin, lo más despreciable e indigno, lo que jamás me perdonarán, me gritan, es que me empeño en sonreír en la solapa de mis libros.

5 thoughts on “Siempre he querido ser escritor

  • Pingback: Batiscafo literario » Siempre he querido ser escritor, por Ignacio del Valle

  • el 22 diciembre, 2010 a las 9:20 pm
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    Fantástico artículo Ignacio. Algunos intentamos escribir (sin tu éxito) y no tenemos vocación de poetas malditos, no gusta ir a comprar el pan y esas cosas…

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  • el 23 diciembre, 2010 a las 1:31 am
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    Me ha gustado lo que leí y destaco la valentía del original que sostiene una postura difícil a veces. Pero claro, es inevitable encontrarse aquí con la irónica situación que al fin y al cabo Ignacio, eres un rebelde que se rebela contra quienes alguna vez fueron los transgresores ó rebeldes. Quizás ahora “pertenecer” ó intentar encajar en el mundo y ser feliz sea ser diferente, la vida sana y no autodestruirse siendo tan sencillo se ha convertido en mas difícil que ser un chico duro. No sé, el artículo me ha hecho reflexionar sobre estas cuestiones en las que yo misma me veo involucrada muchas veces de manera contradictoria. Por eso, gracias, me ha gustado encontrarme con ello.
    LuCo

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  • el 2 enero, 2011 a las 5:01 pm
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    Pero no se trata de la humanidad, se trata de las personas de este tiempo en donde para ser original y moderno hay que leer a Boukosky por ejemplo y su “viviendo en cubos de basura”, o tratar de enaltecer hasta la altura del mismo Borges, Neruda o García Lorca a Bendetti por ejemplo; se trata de esta generación en decadencia y sin talento, sin adalides que puedan empuñar la esperanza de amor, sembrando sueños de futuro e insurrección contra el capitalismo salvaje y corrupto. Un gran abrazo y mi enhorabuena, que sigan los exitos.

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