Entrevista a Antonio Garrido: "El lector de cadáveres"

 
Por Benito Garrido.
 

A propósito de su última novela El lector de cadáveres (Espasa Libros, 2011), hemos entrevistado al escritor Antonio Garrido.

 

Antonio Garrido (Linares, 1963), es ingeniero industrial.  Compagina su trabajo como escritor, con el de profesor en la Universidad Politécnica de Valencia y en la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia.  Actividades que simultanea con su participación en conferencias, ponencias y talleres de novela histórica.  Creció entre novelas de Walter Scott, R. Louis Stevenson, Alejandro Dumas, Emilio Salgari y Jack London que azuzaron su inquieta imaginación.

Su primera novela, La escriba, alcanzó un gran éxito en España y ha sido traducida a trece idiomas.  Con ella recibió el Prix des Lecteurs Sélection 2010, y fue finalista del Prix Fulbert de Chartres, situando a Antonio Garrido entre los escritores de novelas de suspense histórico y aventuras más importantes en lengua española.  En el año 2007 comenzó a trabajar en la que sería su segunda novela, El lector de cadáveres, un thriller histórico ambientado en la antigua China sobre el primer forense clínico de la historia.

 

El lector de cadáveres.  Antonio Garrido.  Espasa Libros, Barcelona 2011.  Narrativa histórica.  540 páginas.  19,90 €

 

Novela de cuidada ambientación histórica que nos sumerge en la antigua China imperial del año 1206, para contarnos la vida y avatares de Cí Song, el primer juez forense que se conoce en la historia.  En aquella época, solo los jueces más inteligentes alcanzaban el codiciado título de “lector de cadáveres”, una élite de forenses que tenían la obligación de examinar los cuerpos para que ningún crimen por irresoluble que pareciera, quedara impune.  Con medida tensión y una ágil línea narrativa, el autor nos arrastra en esta suerte de thriller histórico a un mundo fascinante por lo desconocido y exótico.  Un mundo cruel y de tradiciones férreas, donde la ambición y el odio corren parejas de la pasión y del crimen.

 

Inspirada en un personaje real, El lector de cadáveres narra la extraordinaria historia de un joven de origen humilde, que obligado por las tenaces costumbres chinas, tiene que renunciar a su gran sueño, dedicarse al estudio de lo que hoy en día sería la medicina forense.  Tras intentar librar a su hermano de una acusación de asesinato, se ve obligado a huir con su hermana pequeña.  Como dos fugitivos recorren esa antigua China donde es muy difícil sobrevivir sin la ayuda de la fortuna.  Solo con una rotunda determinación pudo avanzar desde su cargo como enterrador en los Campos de la Muerte de Lin’an a aventajado discípulo en la prestigiosa Academia Ming. Allí, envidiado por sus pioneros métodos y perseguido por la justicia, despertará la curiosidad del mismísimo emperador, quien le convocará para rastrear los atroces crímenes que, uno tras otro, amenazan con aniquilar a la corte imperial.

 

Lectura apasionante, cargada de aventuras e intrigas que enganchan en cada capítulo a un lector ávido de experiencias diferentes.  Cí nos hará retroceder en el tiempo, para llevarnos desde la pobreza extrema de los campos de arroz hasta las fastuosas salas del palacio imperial, pasando por las deprimidas calles del cruel populacho en las que la vida costaba tan poco.  Siempre en línea con la búsqueda de la verdad, de la justicia.  Otra época, otra cultura, otras gentes, ingredientes claves para una historia inteligente y meticulosa que seguro tendrá muchos seguidores.



Entrevista:

P.- Esta es la historia de Cí Song, el primer juez forense de la historia.  Una vez leído tu libro, ¿cómo podría definirse una novela que toca tantos palos?

Si ahora se hubiese escrito Romeo y Julieta, y tuvieras que colocarlo en una sección concreta de una librería, ¿dónde lo pondrías?  En amor, novela histórica, aventuras…  Lo que quiero decir es que realmente no sabemos, porque en ocasiones no se puede catalogar de ninguna manera.  Yo lo que haría con esta novela es ponerla de pie, fuera de la estantería, y decirle a todo el mundo que se trata de una buena novela que puede cautivar, y que dentro de ella se pueden encontrar muchas cosas, tanto una ambientación histórica, como una novela de aventuras, pasando por una historia de suspense o incluso una de aprendizaje personal, de relaciones humanas.  De manera que sea como una odisea donde cabe todo, la cuestión está en que te llene como lector.

 

P.- La escritura de este libro, ¿a qué se debe más: a tu amor por la medicina forense o la localización de un personaje realmente atractivo?

Yo creo que los escritores somos cazadores de historias.  Estamos siempre pendientes de encontrar aquello que puede emocionar, que esconde una verdad.  En esta línea de búsqueda, me metí en un foro pendiente de cazar una liebre, y descubrí al personaje de Song Cí, el primer forense de la historia en la antigua China.  Y de repente, me di cuenta que delante de mí, tenía no una liebre sino un elefante.  A partir de ahí comienza el trabajo de documentación y de armar una historia completa, incluyendo las emociones del protagonista en su faceta de innovador, sus enfrentamientos ante las envidias y la intransigencia de la época, sus retos y sus luchas, la relación con las tradiciones.  Entonces fue cuando me percaté de que China y Song Cí eran los que me habían descubierto a mí.

 
P.- ¿Qué aportó Cí Song a la medicina y a la historia?

Song Cí lo que hizo realmente fue descubrir un tipo de medicina que no se utilizaba en la antigua China.  Hasta ese momento, quienes se encargaban de auxiliar a los jueces eran los matarifes y carniceros, que eran los únicos que tenían conocimientos sobre vísceras y partes internas de los cuerpos.  La medicina china no era intrusiva, sino a base de acupuntura, hierbas y elementos dietéticos.  Así que Cí, es el primero que abre o examina los cuerpos, y desarrolla al mismo tiempo un protocolo de trabajo (hacer un dibujo a escala real del cuerpo encontrado y de lo que hay a su alrededor, sacar moldes de escayola de la cara antes de que se pudra, cotejar huellas dactilares a sabiendas ya de que eran únicas…), el primero que estudia la entomología forense de manera pautada.  Estamos en torno al año 1200 y hablamos de técnicas que han perdurado siglos.  Escribió cinco tratados forenses que no solo acometen técnicas y procedimientos, sino también numerosos casos que él mismo resolvió.  Estos han sido textos de cabecera en numerosas universidades hasta casi finales del siglo XIX.  Marcó las pautas de la ciencia forense actual.

 

P.- La historia se alarga hasta el final en una suerte de aventuras realmente intrigantes y absorbentes.  ¿Eres de los que se plantea un hilo narrativo de ideas sobre el que trabajar?

Sí, y no lo concibo de otra manera.  No me imagino a Gaudí que para empezar a hacer la Sagrada Familia se pusiese directamente a tallar la piedra.  En una novela tan ambiciosa donde se mezcla aventura, intriga, y ambientación histórica, se requiere de mucho trabajo previo para que funcione de la manera adecuada.  Es una parte del oficio de escritor que la gente no tiene por qué conocer pues tiene que funcionar como algo mágico.  El lector lo único que tiene que hacer es leer y dejarse llevar.

 

A. Garrido. Foto Espasa.

P.- Aunque los nombres chinos son realmente difíciles, a los personajes los podemos reconocer y seguir sin problema, tarea que se podría antojar compleja en una novela tan extensa.

A los personajes los identificamos muchas veces por la primera impresión.  Son detalles, gestos, químicas que hacen que no haga falta estar diez días con ellos para localizarlos.  Y esos detalles son precisamente los que pueden caracterizar muy bien a un personaje, como por ejemplo una reacción ante un hecho inesperado.  Es preferible que tú des esas pinceladas y que sea el lector el que termine de dibujar al personaje, y además así se involucra mucho más en la novela.  Los escritores tenemos una ventaja respecto a los guionistas de cine: el que va al cine es un mero espectador, no participa, solo está contemplando, mientras que el lector participa porque su imaginación dibuja el edificio, pone los puestos del mercado, ve la marabunta de la gente a su alrededor, huele las especias…  Y a los personajes, les pone ojos, cara, sentimientos.  Si tú le das toda esa información, le estás quitando un placer intrínseco en la lectura.

 

P.- Novela sobre la antigua China, perfectamente ambientada y ambiciosa en la recreación histórica de la trama.  ¿Es algo indispensable para llegar al lector?

Es fundamental.  Todos tenemos deseos y nos identificamos con aquellos personajes que intentan alcanzar sus objetivos luchando contra los obstáculos, que defienden la verdad, que son honorables.  En definitiva, la novela tiene que ser ambiciosa en cuanto a los personajes.  Y en esa misma línea, también tiene que ser ambiciosa con la historia, cumplir con aquellos que buscan una ambientación histórica fidedigna, real, no solo verosímil sino verídica.  De manera que los personajes se comporten como lo hacían en aquella época.  Para transmitir eso, la novela se tiene que hacer con rigor histórico.  Igual tiene que disfrutar el que solo busca aventuras o emociones, como el que le gusta aprender cuando lee.

 

P.- Tal y como hablas, pareces convencido de la empatía que tu novela logrará en el lector, quizás como yo, desconocedor de las férreas tradiciones chinas?

No.  A nosotros nos pueden sorprender las costumbres, los ritos, que cada año treinta mil aspirantes a concubina fuesen a la corte esperando convertirse en favoritas del emperador…  Pero lo que permanece, lo que es igual a toda condición humana son las pasiones, la ambición, el amor, el odio, el honor, aquello que nos impulsa a crecer.  Y esos puntos son independientes totalmente de la raza o de la sociedad.  Todos hemos amado, sufrido, y sabemos lo que eso significa.

 

P.- En una novela como esta, ¿cuál es la línea que separa la realidad histórica de la ficción?

Está claro que estamos ante una novela, y por tanto, debemos considerar que la mayoría es ficción.  Pero como la ambientación histórica es rigurosa, las costumbres que se describen (comportamientos sociales, ritos, alimentación, la vestimenta, los mercados, la suntuosidad de la corte, la forma de vida de las concubinas, la ambición de los eunucos…) son conforme sucedían en aquella época.  Entonces, lo que ficcionas es como se comporta el personaje durante su odisea personal, que es lo que hace que nos identifiquemos con él.  Pero el resto es verdad y también es historia, la de esos ciudadanos anónimos que han contribuido a que hoy seamos lo que somos.

Es más, la mayoría de los casos forenses que aparecen en la novela son casos reales que él relató en su protocolo, pero las circunstancias, motivaciones y el intrincado que hay dentro de la trama, obviamente son ficción.  Pero los procedimientos, las técnicas y alguna de las resoluciones están extraídas directamente de sus textos forenses.

 
P.- La promoción hoy en día es otra obligación añadida a la tarea del escritor.

La promoción es otro trabajo diferente que se hace también con mucho entusiasmo y que se lleva con responsabilidad.  Es como cuando tienes un hijo, no basta con la gestación, luego a ese hijo hay que impulsarlo todo lo que se pueda.  Vivimos en un mundo complejo y difícil, y es importante dar a conocer tu libro, pero transmitir con entusiasmo que confías en él, que de verdad no va a decepcionar.  Y esto solo lo consigues acercándote a los medios y mirándoles a los ojos.

 

A. Garrido. Foto Espasa.

P.- ¿Qué impulsó a Antonio Garrido a escribir?

A veces se coge la profesión a una edad muy temprana imbuido por los consejos de los padres o de un familiar.  Hoy en día hay más información.  Yo me deslumbré cuando pequeño gané un concurso de redacción premiaban con un mercedes de juguete.  Yo me dije, no quiero escribir, quiero un coche como este, y mi padre se puso muy contento pues estaba convencido que escribiendo me moriría de hambre.  Y entonces me hice ingeniero.  Pero yo disfrutaba tanto mientras leía, y viví tantos mundos: Julio Verne, Walter Scott, Jack London, incluso las aventuras de los cinco cuando era más pequeño.  He disfrutado tanto de la lectura que llegó un momento de mi vida, cuando tenía 37 años, que me dije, si a mí esto me ha hecho tanto disfrutar, podré yo hacer algo para devolver la moneda.  Lo que necesitaba era prepararme lo suficiente antes de atreverme a escribir y luego trabajar duro.  Muchas veces nos morimos sin hacer realidad nuestros sueños y yo ahora mismo me considero un privilegiado por poder escribir libros que lleguen a gustar al público.

 

P.- ¿Cuál de estos dos mundos le resulta más difícil y complejo: el de la enseñanza o el literario editorial?

Siempre he creído que el trabajo que uno emprenda debe hacerlo con absoluta honestidad, y eso significa dedicarte en cuerpo y alma, sobre todo cuando hay unas personas que confían en ti.  Los alumnos confían en ti para aprender, los lectores van a depositar unas ilusiones en ese libro que van a comprar esperando que les guste.  Son retos similares porque se trata de no defraudar a una gente que confía en ti, y por tanto, me lo tomo con la misma profesionalidad.  Sin embargo, me satisface más la literatura porque puedo llegar a más gente.  De hecho mi labor docente ahora mismo es meramente testimonial y estoy volcado en la escritura.

 

P.- ¿Tienes algún nuevo proyecto entre manos?

Tengo muchas ideas, pero están por madurar.  Quiero meditarlas y trabajarlas con profundidad, estar convencido que la próxima novela que escriba va a ser mucho mejor que esta, y eso lleva su tiempo.

 
 

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