Secun de la Rosa rememora con mucho talento Las piscinas de la Barceloneta

Por Horacio Otheguy Riveira

El escritor compone una historia con elementos autobiográficos, datos de experiencias vividas pero sobre todo alejadas de su vida propiamente dicha: distancia y cercanía de la gente que a finales de los 70 despertaba del horror franquista, de la prisión existencial y conceptual y desenmascaraba cuanto podía, sobre sí misma y los demás. Secun de la Rosa, dramaturgo que ya ha dado buenas muestras de talento, incluso interpretando y/o dirigiendo sus textos. Aquí además se dirige a sí mismo: todo es él y no lo es a la vez porque su trabajo es de una generosidad conmovedora.

De hecho, cuando termina su monólogo hay una coda ejemplar que confirma todas las emociones experimentadas desde la butaca. Se sienta en una silla sobre lo querepresentó la gran piscina en la que se desarrolla gran parte de la acción. Muy serio, reconcentrado, recibe un deslizamiento de luz sobre su cuerpo, se convierte en una silueta que se oscurece con similar lentitud. Al volver la luz bajo lluvia de aplausos, el personaje y el actor siguen allí, serios, melancólicos. El intérprete se pone de pie, los ojos llorosos, le cuesta sonreír para agradecer el entusiasmo del público. Un sentimiento que encaja perfectamente con los sentimientos de quienes aplaudimos, porque la corriente de amor, dolor y simpatía que se ha experimentado a lo largo de la representación se mantiene viva y podemos llevarla con nosotros al salir del teatro, recorriendo calles y conversaciones o balanceándonos en la prístina soledad de quienes hoy, tantos años después, reflexionamos sobre aquel tiempo en que toda revolución parecía posible: años de barbarie, persecución a homosexuales, trans, anarquistas; la libertad corroída por la siniestra longevidad del nacionalcatolicismo.

En el 75 murió Franco, mero instrumento de poderosos intereses para mantener callado el espíritu republicano durante cuarenta años. Un espíritu que marcaba el paso de la imprescindible evolución de Europa tras la segunda guerra mundial. Pero bajo el España es diferente, el horror se extendió. Al caer el líder del fascismo castizo se renegociaron las democracias posibles para cambiar y mantener lo que se pudiera, que fue mucho.

En Las piscinas de la barceloneta, Sebastián Alonso Roca es un personaje de barrio pobre que cuenta sus andanzas ingenuas pero peligrosas, saliendo de su ambiente «natural» y conociendo la vida exagerada, bullente, de hombres y mujeres que desafiaban desde la sexualidad los lugares comunes de lo que se puede o no se puede hacer, artistas del Paralelo, del cabaret, de la lujuria y la inocente voluptuosidad que un día se desnudaba en las mansas aguas de una piscina con agua de mar, y otro día elevaba la bandera más libertaria en manifestaciones altamente peligrosas, bajo los golpes de los grises. Esto y mucho más bajo la mirada atenta de un adolescente que descubre un mundo que acabaría diezmado por el sida y quizás por las numerosas frustraciones que devendrían de una revolución imposible.

Desde hoy con un gran cariño por aquellos personajes reales e imaginarios, Secun de la Rosa desarrolla con gran acierto su estilo coloquial, relajado, con el que Sebastián Alonso Roca se encuentra en el momento más crucial de su vida. Acude a un acto como invitado para recordar las condiciones en las que vivía la bolsa de población inmigrante en los barrios del extrarradio de la Barcelona de los 70.
Sus recuerdos le llevan al verano del 77, el más largo e intenso de toda su vida. Con la inconsciencia de su juventud, sin apenas dinero, una toalla vieja y unas gafas de sol, se atrevió a salir del barrio para ir a sus idealizadas Piscinas de la Barceloneta. No sabía por qué lo hacía, no sabía qué se iba a encontrar. Pero no lo podía evitar. Al principio, asustado. Pero poco a poco, al conocer la llamada “Piscina de sal” empieza a fascinarse con todo lo que ve en ese entorno libre, mágico. Una galería de personajes le dibujan un mundo nuevo: activistas, homosexuales y trans, los primeros manifestantes LGTBI, anarquistas de las jornadas libertarias, supervivientes de las cárceles del franquismo, poetas, y a los artistas del paralelo: Christa Leem, los Barcelona de Noche, los Cúpula Venus, Joan Brossa, Ocaña… Lo que comienza siendo un verano anecdótico, se convierte en la mayor aventura de su vida.

Y al actor le bastan pocos elementos y una gran piscina imaginaria sobre la que, sin embargo flotan, nada, juegan, los muchos personajes recreador en una narración formidable. Un monólogo que genera muchas situaciones audiovisuales con el mero andar del intérprete, su cálida entonación, propia de quien se sumerge con los espectadores en los hechos recordados.

Dirección Secun de La Rosa. Producción Chariny Producciones. Dramaturgia Secun de La Rosa. Reparto Secun de La Rosa. Producción y técnica: Iván del Álamo.

TEATRO INFANTA ISABEL

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