Misterio en el vestuario de fútbol

 

Misterio en el vestuario de fútbol. Luisa Villar Liébana con ilustraciones de Emilio Urberuaga. Macmillan Infantil y Juvenil

 

Las Gallinas Coloradas

 

Don Mentolín, el presidente del Real Club Deportivo Las Gallinas Coloradas, estaba muy preocupado. Todos en el club lo estaban, especialmente él y la junta directiva. Últimamente, el equipo no ganaba ningún partido y nadie sabía por qué. 

¿Por qué últimamente Las Gallinas Coloradas perdían siempre? Nadie lo sabía. ¿Qué les sucedía? Nadie tenía una respuesta. 

Con media liga avanzada, Las Coloradas, un equipo galáctico, considerado el mejor del mundo, había pasado de ganar casi siempre a perder todos los partidos. Hacía dos meses que no lograban sumar un solo punto y sus mayores adversarias, las del Verdes Fútbol Club, un equipo estratosférico, las superaban ya. 

No se trataba solo de la liga. Por desgracia, Las Coloradas también perdían en la liga de campeones y en los partidos de copa. 

Si seguían así no ganarían ninguna competición. Y eso que la inversión del presidente había sido morrocotuda. Aquel año se había gastado hasta la camisa en la compra de jugadoras. Era verdad. ¡Hasta había subastado su mejor colección de corbatas! 

Don Mentolín, además de aficionado al fútbol, sobre todo a su equipo, era un pavo superelegante, barrigudo, calvo, con bigote y muy trajeado que coleccionaba corbatas. De todos era conocida su inclinación por este complemento masculino en todas sus variedades, que lucía en los palcos las tardes de fútbol. Tanto que muchos aficionados, en lugar de don Mentolín, lo llamaban don Corbatín. 

El asunto empezaba a ser grave. Si Las Coloradas no ganaban ningún torneo, sería una catástrofe. 

Y eso que don Mentolín había cambiado cuatro veces de entrenador, había reforzado el equipo en el mercado de invierno, incentivado a las jugadoras con premios si ganaban los partidos, e incluso bajaba al vestuario para animar. 

Todo inútil. Nada daba resultado. Las Coloradas seguían sin conocer las victoria y la imagen que iban dejando en los campos donde jugaban era desastrosa. 

Un misterio. 

Lo peor del caso era que no quedaba nada por hacer, lo habían intentado todo, excepto…Don Mentolín propuso algo muy atípico en la última reunión de la junta directiva del club.

-Podíamos llamar a…-sugirió.

No se atrevió a acabar la frase. Lo que iba a proponer a él mismo le parecía una idea bastante extravagante: llamar a Cloti, una detective. ¿Qué podía hacer un detective por un equipo de fútbol? Seguramente lo que sucedía era que las jugadoras se comportaban como gandulas en el campo.

La idea de contrastar a una detective sonaba, en efecto, extravagante. Sin embargo, la propuesta quedó aprobada por unanimidad. Lo habían intentado todo sin resultado; y, además, Cloti era muy conocida en Villa Cornelia a causa de los muchos misterios investigados y casos resueltos, y a nadie se le ocurría una idea mejor.

Cloti era una gallina muy especial, la gallina más trepidante del planeta. Parecía despistada, pero en realidad era muy observadora. Siempre lo observaba todo. Y, con su aguda inteligencia, era capaz de resolver los enigmas y misterios más escalofriantes.

Tenía una agencia de detectives y su ayudante era Matías Plun,

-¿Estás dispuesta a investigar? -le preguntó el presidente por teléfono.

-¿Qué quiere que haga exactamente? -le preguntó la detective a su vez.

-Lo que yo quiero es respuesta. Saber qué les pasa a mis jugadoras, por qué pierden, con eso me daré por satisfecho.

No repares en gastos, tendrás todo lo que necesites. ¿Aceptas el caso?

-Lo pensaré -dudó Cloti-. Mañana le daré la respuesta.

Debía pensarlo antes de aceptar porque ella no entendía nada de fútbol. Antes de hablar con don Mentolín, ni siquiera sabía que existían Las Gallinas Coloradas.     

Bueno. Eso tampoco era del todo cierto. ¿Quién no conocía la existencia de Las Gallinas Coloradas? Un equipo galáctico del que se hablaba en los medios de comunicación deportivos de todo el mundo, con un montón de trofeos ganados a lo largo de su historia que el club exhibía en sus vitrinas, cuyas adversarias, Las Verdes estratosféricas, le disputaban los títulos.

Cloti solía oír la radio, donde, se quisiera o no, se hablaba mucho de fútbol. Sintonizaba programas musicales y a veces se interrumpía la melodía para dar los resultados del último partido, y cosas así.

Conocía la existencia del equipo y lo que don Mentolín le acababa de contar, nada más. El asunto era para pensarlo antes de aceptar.

Salió al jardín y se sentó en el columpio. Un ligero balanceo la ayudaba a concentrarse. El caso la tenía desconcertada.

 

(…) 

 

One thought on “Misterio en el vestuario de fútbol

  • el 27 marzo, 2013 a las 4:43 pm
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