Resurrección de Las Marías de Compostela a «Las dos en punto»

Por Horacio Otheguy Riveira

Maruja y Coralia Fandiño Ricart, Las Marías de Santiago, al resucitar para la escena son las mismas y también otras en la piel de Mona Martínez y Carmen Barrantes, quienes a su vez vienen de muy lejos, de suma de personajes que nos han apasionado, fascinado o todo ello y golpeado dolorosamente como ahora, caminantes adorables, vejadas por la salvaje historia franquista y liberadas por el empuje de otras mujeres, primero en su tierra, ahora en Madrid, mañana en América y por todo el mundo que ya las quiere conocer, abrazar, ovacionar como nosotros ahora.

Foto: Rosa Chaneta.

Vuelven del más allá con sus cuerpos rotos, sus ilusiones fortalecidas por el runrún de la memoria, seguidas de cerca por el manto protector de sus queridos muertos. Maldición de guerra con perversos daños colaterales, dos mujeres mancilladas solo por ser y estar en medio de los vencedores.

Una parábola en busca de justicia que reina en el teatro con el aliento poético de una representación que es, ante todo, cuerpo y alma de mujeres abandonadas a su perra suerte, pero con tanta imaginación que pueden hacer levantar del foso más inmundo la belleza de ser ellas mismas abriéndose camino en los límites de los sueños… y la majestad de la cordura reinventada.

Un tenaz equipo de artistas ha logrado una función de gran precisión escénica. La armonía de todos los elementos borda lo emotivo con finísimos hilos de creatividad, de tal manera que surge entre los espectadores la empatía generalizada de mujeres y hombres solidarios, llevados por el asombro ante el dolor y la imaginería de los dos personajes: hermanas unidas y a la vez bien diferenciadas entre el miedo de una, inculcado a golpe de sermones primero, y luego de sangre, sudor y lágrimas, y la tenacidad de la otra que se aferra al vuelo de sus ensueños hasta que explota de rabia, en un grito que rompe los límites del terror. Son dos que salen a las dos en punto de la tarde, nunca de noche, donde las señoritas no deben andar, salvo una noche-noche en que la oscuridad y el mar permiten la confluencia de una felicidad con menos pena.

El corazón del texto escrito y estrenado en lengua gallega llega al castellano por la misma autora Esther F. Carrodeguas, y el paisaje de la ciudad de Santiago ronda a los personajes que caminan sobre espacios grises que se mueven como si sus piernas torpes adquirieran vuelo. Las imágenes de las proyecciones son muy elocuentes y tan atmosféricas como las luces que dan vida a penumbras de atardeceres como de nocturnidad o bellas mañanas de sol, y siempre las caras de las actrices lucen con su mucha expresividad de creadoras olímpicas.

Actrices, coreógrafa, iluminador, creadora musical, realizador de video… comandados con la firmeza y la ternura de una directora que fue conmovida por este texto en 2017 y no ha cesado en su lucha por llegar hasta aquí y estrenar con dos portentosas intérpretes cuyos abundantes recursos sirven maravillosamente los vaivenes de esta tragicomedia que interpreta situaciones reales en la Galicia de la dictadura franquista, a través de las únicas supervivientes de una familia muy numerosa (trece hijos) de militancia republicana.

Dos grandes actrices en escena (en el centro con la directora), pero con ellas ocho magistrales que las ayudan, protegen, admiran, haciendo posible un fabuloso espectáculo de dolor y esperanza. (Foto: Jesús Ugalde).

Fotos: Gentileza Antonio Castro.

Muy recomendable la lectura del libro original, con prólogo de Natalia Menéndez y epílogo de la autora. Entre ambas dejan constancia de los hechos reales que en la representación se sugieren de manera de romper el localismo para consolidar la trascendencia de dos mujeres en peligro de extinción a través de la agresión de bestias masculinas. Fervor de guerras utilizando al sexo femenino como seres a maltratar de mil maneras, representación carnal de los vencidos. Lo ocurrido en la posguerra civil española y la onírica manera de vivir de pie, afrontando con espíritu libertario muchos años de existencia miserable.

Las dos hermanas Fandiño Ricart murieron en 1980 y 1983, pero eso es una historia minuciosamente descrita en el libro editado, en realidad segunda parte de un espectáculo que da la información mínima, para ahondar en la enorme belleza de una historia universal, cuyo dolor alienta la esperanza de muchas mujeres que luchan a diario por sobrevivir contra viento y marea.

Entramos en un terreno poético sonoro o, como la autora lo define, una fantasía terrorífica; una tragicomedia de dos mujeres que sufrieron ser efectos colaterales de una guerra. En este caso, la guerra civil española. (…) Pese a su desdicha, ellas buscaron la manera de mantenerse dignas, de no ser sumisas y de no avergonzarse, y de no ocultar quienes eran. (Del Prólogo de Natalia Menéndez).

Las dos en punto. Contacto y distribución del libro publicado por Invasoras.

Autoría: Esther F. Carrodeguas

Dirección: Natalia Menéndez

Con Mona Martínez, Carmen Barrantes

Escenografía: Elisa Sanz

Iluminación: Juanjo Llorens

Sonido: Ana Villa, Juanjo Valmorisco

Audiovisuales: Álvaro Luna

Vestuario: Elisa Sanz

Movimiento: Mónica Runde

Música: Ana Villa

Producción: Teatro Español y Octubre Producciones

El espectáculo estará en cartel del 22 de abril al 23 de mayo en la Sala Fernando Arrabal A – Nave 11.

One thought on “Resurrección de Las Marías de Compostela a «Las dos en punto»

  • el 2 mayo, 2021 a las 10:37 am
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    ¿Militancia republicana? Destacadísimos militantes de la CNT.

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