Jane Austen y el cine: Los Elton

Por Catalina León.

El matrimonio Elton (Emma, Jane Austen, 1815) es un ejemplo claro de lo que no debe ser un matrimonio. Como Jane Austen (Steventon, 1775-Winchester, 1817) era una experta en diseccionar uniones conyugales, tenemos aquí un retrato eficaz de un matrimonio erróneo en el que faltan el amor, el respeto y la afinidad de caracteres.

Emma, seguramente la obra maestra de la autora, ha sido objeto de varias adaptaciones audiovisuales, tanto a la televisión como al cine y ha llegado también a las plataformas. De todas ellas seleccionamos tres: una serie de la BBC (Jim O’Hanlon, 2009), una película para el cine (dirigida por Douglas McGrath, 1996) y otra más para Netflix (dirigida por Autumn de Wilde, 2020). Si hay que decidir cuál es la mejor la cuestión no ofrece dudas: la serie de 2009 de la BBC se lleva la palma por todos los conceptos. El toque justo de comedia, la nota sentimental, la química entre Emma (Romola Garai) y el señor Knightley (aquí Jonny Lee Miller) y un maravilloso elenco encabezado por el gran Michael Gambon como el señor Woodhouse, son solo algunos de los motivos de su fidelidad al texto y su calidad. Podemos añadir también su dirección artística, lo atinado del guion y su ambientación musical. No hay estridencias en el paso del libro a las imágenes, algo que no puede decirse de las adaptaciones de Austen, que tienen que lidiar con la incomprensión de sus responsables.

Emma se publicó a finales de 1815. En el libro están algunos elementos propios de Austen, como las bodas, los cortejos, los pretendientes, las chicas casaderas, las familias y un pequeño enclave rural con su parroquia y su casa solariega. Su protagonista, guapa, rica, inteligente, independiente e ingeniosa, es, sin embargo, una figura excepcional en su obra porque viene a significar, nada más y nada menos, que Emma Woodhouse, al contrario de otras heroínas, no está obligada a realizar un buen matrimonio desde el punto de vista económico, sino que puede permitirse el inmenso lujo de quedarse soltera porque, como ella misma dice, una mujer soltera y rica no tiene que soportar las risas y las chanzas de los demás como tendría que hacer una solterona pobre. La cuestión, nos dice aquí Jane Austen, no reside únicamente en ser mujer, sino en no tener recursos.

En el pueblo de Highbury, donde se desarrolla la acción, la parroquia está regentada por el señor Elton, joven de veintitantos años, un guapo con ínfulas. Está muy seguro de su atractivo y de su poder de convicción y los feligreses oyen sus sermones (larguísimos y admonitorios) con devoción entregada. En la versión de Emma para la BBC, el señor Elton es interpretado por Blake Ritson, que dos años antes había sido Edmund Bertram en la adaptación de Mansfield Park, y su esposa por Christina Cole. Aquí Elton es un personaje ridículo y bastante cruel. Pagado de sí mismo, se ve en condiciones de aspirar a la mano de Emma y a despreciar por su origen a la joven Harriet Smith. En la película de 1996 lo interpreta Alan Cumming, y es un tipo patético y poco atractivo, más absurdo que malvado. Juliet Stevenson es la señora Elton. Y por último, en la disparatada versión de Autumn de Wilde, de 2020, más bien una farsa que una comedia, Elton es un completo arribista, un hombre sin escrúpulos que ansía subir en la escala social al precio que sea. Josh O’Connor, el príncipe Carlos de The Crown en las temporadas 3 y 4, da vida al personaje y Tanya Reynolds a su esposa. De modo que en cada versión tenemos a unos Elton con matices muy diferentes.

Elton es, en realidad, un hombre frustrado. Se considera superior a los demás y no entiende cómo ha quedado relegado a ser un clérigo de un pueblo pequeño. Su petulancia lo lleva a aspirar a la dama más elevada del contorno y su despecho a casarse precipitadamente con una muchacha de buena renta anual pero de carácter superficial, quisquilloso y tan orgullosa como él mismo. Blake Ritson (serie de la BBC) crea un personaje vengativo, que no soporta el rechazo de Emma y que se apresura a mostrarles a todos a su nueva esposa, la señorita Augusta Hawkins, para aumentar su presunción delante de todos y, de paso, fastidiar a Emma o, al menos, pretenderlo. Alan Cumming (película de 1996) modela un tipo vacío de mollera, sin atractivo personal ninguno y que es una especie de titiritero en manos de su esposa, bastante mundana y lista pero tonta. El caso de Joss O’Connor es el de un actor que se eleva por encima de su personaje. El aire casi de musical de la película de 2020 convierte la trama en una coreografía y ahí está Elton, alguien que quiere ser más de lo que es sin reparar en la fórmula para lograrlo. Es un personaje moderno en cierto sentido, porque se empeña en escalar peldaños en una sociedad fuertemente compartimentada.

A cualquiera de estos señores Elton les corresponde alguien a su altura. Y la señora Elton, a quien el clérigo conoce en Bath, representa una de esas arpías insustanciales que se visten ad hoc (con cestillo y sombrero para recoger cerezas) y que miran a la gente por encima del hombro. Un caso inaudito de tal para cual. Las tres señoras Elton de estas adaptaciones son guapas, risibles y descerebradas. Quizá porque se trata de la adaptación más fiel y menos estereotipada, Christina Cole se lleva el gato al agua: es más guapa y más absurda que las otras.

Los personajes secundarios son la salsa de estas películas. Como sucede con todos los de Austen su potencia es tal que funcionan de maravilla para darle color y sabor a las obras audiovisuales. Incluso cuando no captan con veracidad el espíritu de Austen los secundarios, entre ellos los señores Elton, son una fuente de diversión impagable, una fórmula infalible para desarrollar una virtud altamente austeniana: la observación de la naturaleza humana y sus múltiples debilidades.

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