Horacio Otheguy Riveira.
Que los autores teatrales también dirijan sus piezas no es bueno ni malo -hay gran variedad de logros- pero a menudo resulta, como poco, insuficiente, pues otra mirada podría acompañar en la difícil aventura del arte escénico; otras voces pueden brotar de la conjunción entre dramaturgia y puesta en escena más dirección general. De lo contrario suele suceder que lo que se ve y escucha con excelentes intérpretes, supere en mucho lo que dicen, el contenido de sus encuentros y desencuentros, que de eso va, inevitablemente, toda experiencia dramática.
En 2018, un director supo afianzar una dramaturgia poco lograda, inmadura: Una vida americana. En estos siete años, Lucía Carballal ha participado con éxito en diversas funciones (La resistencia, La fortaleza…) hasta dar con esta nueva historia «familiar», apoyada por un Proyecto realizado con la Beca Leonardo de Investigación Científica y Creación Cultural 2022 de la Fundación BBVA.
El resultado logra que el Valle Inclán llene todas las funciones, generando una seria empatía en muchos espectadores, mientras otros -en los que me incluyo- encontramos una difusa emoción en manos del gran talento de sus intérpretes: todos a lomos de un esfuerzo por dar verosimilitud, cuerpo y alma, a personajes que transitan en casi dos horas diciendo lo que piensan en un mar de lugares comunes, convencionalismos que, sumados, no son más que meros apuntes sobre lejanos conflictos familiares, despertados por el funeral judío de una semana de duelo ante el fallecimiento de la matriarca.
La autora toca muchos temas interesantes, pero en ninguno profundiza.
La irresistible capacidad de soñar
El raro espectáculo con escenario triangular, que quiere y no quiere huir del costumbrismo, sucede con un reparto que se involucra decididamente y enaltece grandes y menores personajes. Todo se articula en torno a Reina, con la conocida calidad de Mona Martínez. En su compleja red de cinismo que se deja llevar hasta dar con emociones profundas que la actriz comunica como si danzara entre palabras vestidas del enigmático mundo de Tanger, mágica ciudad, donde quiere volver para recuperar una ya muy lejana felicidad con una tan dramática como irresistible capacidad de soñar.
A su alrededor, variopintos personajes sin desarrollar, que todo el tiempo dicen lo que piensan, es decir, monotemáticos y difíciles de sobrellevar, aunque muy bien interpretados, tan bien, que parecen muy bien escritos.



Dinorah murió ayer en su casa de Madrid. Los “suyos” se han reunido para cumplir con el Avelut: el duelo judío en el que la familia más cercana se aparta del mundo durante siete días. Siete días en los que han de convivir para, juntos, procesar el duelo. Reina, la hija mayor, es quien convoca este encuentro. A él acuden su hijo Pablo y su pareja Marina, que vienen desde Londres; su hermana Esther, con sus hijos y contra su voluntad; Tamar, una prima prácticamente desconocida… Por unos días, todos abandonan su vertiginosa realidad, vacía de rituales, para sumergirse en el encierro colectivo. ¿Qué tienen en común estas personas unidas por un relato pasado, ahora deslavazado? Lo que con toda seguridad comparten es el miedo a lo que vendrá: tener o no tener descendencia, romper con los nuestros para avanzar, ser capaz de ilusionarse con el porvenir a pesar de los malos pronósticos. (La producción)
Texto y dirección Lucía Carballal
Reparto
Miki Esparbé (Pablo), Marina Fantini (Tamar), Mona Martínez (Reina), Manuela Paso (Esther), Ana Polvorosa (Marina), Gon Ramos (Mauro), Alba Fernández Vargas / Vera Fernández Vargas (Niña) y Asier Heras Toledano / Sergio Marañón Raigal (Niño)
Diseño de escenografía Pablo Chaves Maza AAPEE
Diseño de iluminación Pilar Valdelvira AAI
Diseño de vestuario Sandra Espinosa
Composición musical y coach vocal Irene Novoa
Diseño de sonido Benigno Moreno
Coreografía y asesoría de movimiento Belén Martí Lluch
Asesoría sefardí Eva Chocrón
Ayudante de dirección Javier L. Patiño
Ayudante de escenografía Amalia Elorza Izaguirre
Ayudante de iluminación Marina Cabrero
Ayudante de vestuario Igone Teso AAPEE
Diseño cartel Emilio Lorente
Tráiler y fotografía Bárbara Sánchez Palomero
Realización de escenografía May Servicios, Ricardo Vergne, Scnik Movil y Fermisa
Producción Centro Dramático Nacional y Teatre Nacional de Catalunya
TEATRO VALLE INCLÁN HASTA EL 6 DE ABRIL 2025
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Otras creaciones de Mona Martínez en CULTURAMAS:
Óscar. O la felicidad de existir
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