Por David Farré  /  

En la esquina me esperan hoy los que suelen acompañar mis noches de conciertos, cerveza fría en mano para sofocar el calor, uno de los tres hoy se estrena, los otros dos le hablamos maravillas del bueno de Tom Odell y su banda.  El cambio de fecha del concierto hace que no se cuelgue por poco el sold out, concierto enmarcado en la gira de su nuevo trabajo que verá la luz el próximo 5 de septiembre de este 2025, The Wonderful Life Tour.   Siempre es interesante observar el pre-concierto, ver las caras de la gente, imaginarse que les ha traído aquí, unos son fans aferrimos, otros acompañantes, algunos adictos a la música en directo. Hoy mucha presencia de público anglosajón, siempre cerveza en mano.

En el centro del escenario luce un impresionante piano, la extensión de Odell. Esas teclas negras y blancas para muchos imposibles de descifrar le esperan.  El bullicio del público marca el inicio, con un poco de retraso. Esas teclas, hasta entonces inmóviles, cobran vida. Son tratadas con una mezcla de sensibilidad y energía, en una interpretación que alterna la contención emocional con momentos de intensidad visceral. A veces, Odell sentado, otras de pie, casi como si empujara el instrumento hacia la catarsis.  El espectáculo es contundente. Presenciar esa simbiosis entre artista e instrumento clásico resulta hipnótico. Cada matiz, cada registro que surge del piano, revela una expresividad excepcional, siempre con la perfecta comunión con los otros 6 artistas con lo que comparte escenario.

La elección de la playlist es exquisita repasando básicamente los temas de su último álbum publicado“Black Friday” y del anterior, “Long way down”. Suenan esas canciones anteriormente comentadas por sus fans, temas como “Best day of my live”, “Hold me”, “Heal”, “The end of the summer” y, como no, “Balck Friday” con una puesta en escena espectacular y como colofón aquella que le dio a conocer entre el gran público “Another love”. Entre tanto temazo, oportunidad de oir alguno de sus nuevos trabajos “Ugly”, “Prayer”, “Don’t cry, put your head on my shoulder” y “Can we just go home”.  Diecinueve temas, más de 90 minutos de concierto, de inmenso espectáculo dejaron el sabor de querer más, el sabor de haber asistido a una noche especial y con ganas de que lleguen nuevas fechas para sus próximos conciertos.