Foto: Elisa Alaya

Amalia Bautista (Madrid, 1962) es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Ha publicado libros como Cárcel de amor (Renacimiento, 1988), Cuéntamelo otra vez (La Veleta, 1999), Hilos de seda (Renacimiento, 2003), Estoy ausente (Pre-Textos, 2004), Pecados (en colaboración con Alberto Porlan; El Gaviero, 2005), Tres deseos. Poesía reunida (Renacimiento, 2006; segunda edición, 2010), Roto Madrid (con fotografías de José del Río Mons; Renacimiento, 2008), Falsa pimienta (Renacimiento, 2013), Azul el agua (La Bella Varsovia, 2022) y el libro de poesía infantil Floricela (La Bella Varsovia, 2019). Poemas suyos han aparecido en diversas revistas y antologías y han sido traducidos a varias lenguas. Sus libros han sido publicados en Portugal por la editorial Averno. Fue responsable de la edición de la antología Juegos de inteligencia (Renacimiento, 2011) de la poeta mexicana Rosario Castellanos.

Con Invitación al viaje, nuestra invitada —valga la redundancia— de hoy inaugura la colección de poesía “Pie de página”, una iniciativa de la asociación homónima que, desde Jerez de la Frontera, apuesta con firmeza por la creación de una cuidada serie de poemarios. Esta propuesta editorial, marcada por el esmero en cada detalle y un riguroso criterio literario, se distancia conscientemente de las lógicas comerciales predominantes, ofreciendo un espacio donde la poesía puede desplegarse con libertad y autenticidad. En su segunda entrega, la colección continúa con la obra del poeta santanderino Marcos Díez, quien suma su voz con el libro Las aproximaciones, consolidando así el compromiso del proyecto con la calidad y la diversidad poética contemporánea.

 

Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?

Amalia Bautista: Sencillamente, porque José Mateos me lo pidió y, por supuesto, porque me hacía mucha ilusión publicar con él.

 

¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

Como te digo, la idea parte de José Mateos, que comenzaba una nueva colección exquisita de libros de poesía y me invitó a inaugurarla. Todo un privilegio para mí.

 

¿Qué criterios han guiado la selección de poemas antiguos e inéditos en Invitación al viaje, y qué relación establecen estos textos con el resto de tu obra?

La selección y el orden de los poemas han sido responsabilidad del editor. Respecto al total de mi obra, creo que se recogen en este libro algunos de mis poemas más significativos que yo también habría incluido en una antología.

 

Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Invitación al viaje, ¿cuáles serían?

Es complicado elegir, pero podrían ser «Ida y vuelta», un poema de amor persistente contra todas las derrotas, «Al cabo», un poema de prioridades vitales, y «Agua», un poema que refleja el estupor y la confusión de la idea de la muerte en la mente de la niña que fui.

 

Inauguras la colección de poesía de la asociación Pie de Página con este libro –cuán apropiado el título para ello, por cierto-. ¿Qué supone para ti ser la autora con la que comienza esta aventura y cómo valoras la importancia de este tipo de iniciativas para la poesía actual?

Ya respondí antes a esto, la decisión de abrir la colección conmigo ha sido todo un privilegio y me siento enormemente agradecida. Soy de las que se preguntan ¿por qué yo, por qué a mí? no sólo cuando me tocan circunstancias difíciles, sino ante las cosas buenas que me regala la vida.

 

 

Intento escribir algún poema digno y casi nunca lo consigo

¿Qué motivaciones y expectativas te acompañan en este momento tan significativo para tu trayectoria?

Las mismas de siempre, intento escribir algún poema digno y casi nunca lo consigo.

 

El amor siempre está ahí, para elevarnos o para hundirnos

El amor es un tema central en tu obra. ¿Cómo lo abordas en este nuevo libro y qué matices aporta la experiencia vivida a lo largo de los años en el tratamiento de este tópico?

El amor no cambia, pero nosotros envejecemos y vamos acumulando vivencias que nos ayudan a verlo de una forma más completa y menos ingenua. Pero el amor siempre está ahí, para elevarnos o para hundirnos, para salvarnos y condenarnos al mismo tiempo.

 

¿Cómo ha evolucionado tu poesía desde tus primeros libros hasta este nuevo volumen, especialmente en cuanto al tratamiento del amor y la experiencia vital?

Supongo que de manera muy parecida a mi propia vida. Hay menos juego y más bagaje real, menos certezas y más miedos, pero me sigo reconociendo en todos mis poemas, desde los de juventud hasta los más recientes.

 

Me importa que se entienda lo que escribo

¿De qué modo y hasta qué punto tu formación y experiencia periodística se filtran en tu escritura poética?

Quizá en el propósito de la claridad, me importa que se entienda lo que escribo (aunque luego haya interpretaciones de lectores que me sorprendan); el objetivo es que el mensaje llegue y pueda emocionar.

 

Has publicado también un libro de poesía infantil, Floricela. ¿Qué te impulsó a dirigirte a un público infantil y cómo te aproximas a la escritura poética dirigida a los y las lectoras de esta edad?

La idea de ese libro parte de las historias que les contaba a mis hijas cuando eran pequeñas para intentar que comieran un poco mejor. Cuando La Bella Varsovia me propuso publicar un libro de poesía infantil, puse en verso aquellas historias, animada por mis hijas y por la editora, Elena Medel.

 

Te ocupaste, asimismo, de la edición de la antología Juegos de inteligencia de la poeta mexicana Rosario Castellanos. ¿Qué te llevó a elegir a esta poeta y qué te aportó el proceso de edición?

El deslumbramiento que experimenté al leerla y la perplejidad al comprobar que no se la conocía en España. La selección de sus poemas y la redacción del prólogo supusieron para mí una gran responsabilidad, pero también un intenso disfrute.

 

Creo que ahora mismo hay más y mejores mujeres poetas jóvenes que hombres

¿Cómo percibes la presencia femenina en la poesía actual y qué retos consideras que quedan aún pendientes para que se alcance la igualdad en el ámbito literario?

Creo que ahora mismo hay más y mejores mujeres poetas jóvenes que hombres. Quiero pensar que esto se tiene que empezar a notar en las composiciones de los jurados, las antologías, los catálogos de las editoriales, los premios, los libros de texto y todos esos ámbitos donde el número de mujeres poetas siempre ha sido escaso. En los cánones que hemos estado manejando hasta ahora faltan mujeres olvidadas y ninguneadas, cierto, pero hay que decir que sobran muchos hombres que no merecen estar ahí. Hagamos limpieza general, por favor.

 

Por último, como lectora, ¿de quién te gustaría conocer su “Primera impresión”?

De Mónica Doña.

 

 

***

Tres poemas de Invitación al viaje

 

IDA Y VUELTA

 

Cuando nos dirigimos al amor

todos vamos ardiendo.

Llevamos amapolas en los labios

y una chispa de fuego en la mirada.

Sentimos que la sangre

nos golpea las sienes, las ingles, las muñecas.

Damos y recibimos rosas rojas

y rojo es el espejo de la alcoba en penumbra.

 

Cuando volvemos del amor, marchitos,

rechazados, culpables

o simplemente absurdos,

regresamos muy pálidos, muy fríos.

Con los ojos en blanco, más canas y la cifra

de leucocitos por las nubes,

somos un esqueleto y su derrota.

 

Pero seguimos yendo.

 

 

 

AL CABO

 

Al cabo, son muy pocas las palabras

que de verdad nos duelen, y muy pocas

las que consiguen alegrar el alma.

Y son también muy pocas las personas

que mueven nuestro corazón, y menos

aún las que lo mueven mucho tiempo.

Al cabo, son poquísimas las cosas

que de verdad importan en la vida:

poder querer a alguien, que nos quieran

y no morir después que nuestros hijos.

 

 

 

AGUA

 

Teníamos seis años y ella se iba a morir.

Le pregunté a mi madre por qué, si era una niña:

“La sangre se le está volviendo agua”.

Y yo pensé en las venas azules de sus sienes,

azules como el mar, como los ríos,

la lluvia y las piscinas.

Siempre pintábamos azul el agua.

Ella era delicada, blanca, rubia,

tenía dos hermanos menores y una madre

muy alta y muy embarazada.

Ella fue mi primera

idea de la muerte:

la sangre de las venas se convertía en agua,

por eso ella tenía

las venas de las sienes tan azules.