Redacción.
Milagros atribuidos a un fraile, un arcángel que entrega una taza al profeta Mahoma o un cura que absuelve pecados a cambio de sacos de grano: lejos de ser invenciones, forman parte de los relatos que Miguel Ángel Almodóvar y Olga Menéndez recogen en “Historias de la historia del café”, una obra que documenta la tradición mística y legendaria del café.

Desde sus orígenes míticos –la fábula del pastor Kaldi y sus cabras excitadas tras comer bayas rojas–, el café se asoció a devoción religiosa, superstición y esoterismo. En el mundo islámico, los monjes sufíes fueron de los primeros en adoptarlo. “Los sufíes veían en el café un eficaz estimulante para llegar a la cumbre del éxtasis en sus interminables ritos”, explican los autores. Consumido de forma ceremonial, unía a la comunidad y “la intención piadosa con la que se servían del café hacía de su consumo una buena obra… [que] los ayudaba a desvelar los misterios divinos”.
Pero esa fuerza estimulante también despertó recelos. En el siglo XVI, autoridades religiosas musulmanas llegaron a prohibirlo en Meca y Estambul. El sultán Murad IV castigaba con la pena de muerte a quienes bebían café. Las prohibiciones fracasaron y, con el tiempo, el café fue aceptado como compatible con la fe.
La santidad cafetera se ilustra en una leyenda donde el arcángel Gabriel ofrece a Mahoma una taza celestial que le devolvió vigor y energía. Otra versión cuenta que el mismo Gabriel instruyó al rey Salomón para preparar una decocción de café y salvar de la peste a un pueblo entero. Relatos que entrelazan lo religioso y lo milagroso.

En la Europa cristiana tampoco faltaron polémicas. A comienzos del siglo XVII algunos clérigos denunciaron el café como “bebida del infiel” y pidieron al papa Clemente VIII que lo prohibiera. Pero el pontífice decidió probarlo y, tras degustarlo, exclamó que estaba demasiado bueno para dejarlo en manos de los herejes: “Deberíamos engañar al diablo bautizándola”. Su aprobación facilitó la entrada del café en el continente con un aura de legitimidad.
No todas las anécdotas espirituales tienen un lado luminoso. El sacerdote colombiano Francisco Romero es recordado porque “perdonaba los pecados a cambio de café”. Los autores señalan que “aquello no fue una leyenda… sino una vergonzosa realidad histórica”. Durante el siglo XIX, el café se convirtió en instrumento de poder religioso y económico, usado por misioneros para justificar la explotación. A medio camino entre la devoción y la superstición, el café se integró también en prácticas esotéricas. La cafeomancia, o lectura de los posos de café, extendida en Oriente Medio y Europa del Este, interpretaba símbolos en las tazas: círculos para el dinero, cruces como advertencias de traición. Aunque sin base científica, esta práctica muestra la riqueza simbólica asociada a la bebida.
En Etiopía, país considerado cuna del café, sobreviven auténticos rituales sagrados (buna), donde tostar, moler y servir el café se convierte en una ceremonia comunitaria de fe, hospitalidad y bendición. Desde los rezos de un monasterio sufí hasta las supersticiones, “Historias de la historia del café” revela cómo una humilde taza se convirtió en un símbolo cultural y espiritual, capaz de aunar lo religioso, lo mágico y lo esotérico en torno a un mismo aroma.
Miguel Ángel Almodóvar es licenciado en Sociología, con cursos de doctorado en Historia del Pensamiento, máster en Criminología, periodista y divulgador especializado en nutrición, historia y gastronomía. Su vida profesional se ha repartido entre la comunicación, en distintos medios, especialmente televisión, y la divulgación científica desde sus responsabilidades como investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT). Autor de 27 libros, varios de ellos dedicados a la cocina, gastronomía y nutrición, entre los que cabría destacar «El hambre en España. Una historia de la alimentación», «La cocina de El Cid» o «Eso no estaba en mi libro de historia de la cocina española», publicado este último en Almuzara. Actualmente, colabora en el programa «Madrid Directo» de Onda Madrid; en los diarios «Nueva tribuna», «Diario Crítico» y «Madridiario»; en la revista «Otros destinos»; en la web «A fuego lento», y en el blog Recetamix.com.
Olga Menéndez (1970), nacida en Cangas del Narcea (Asturias), aunque actualmente vive y trabaja entre Madrid y su tierra natal, es graduada en Lengua y Literatura Española, con máster en Audiovisuales, y tuvo la oportunidad de desempeñar desde muy joven diversos empleos (arte, atrezo, vestuario, tareas de producción) vinculados a ese mundo. Tras una etapa dedicada a labores de «community manager» y comunicación empresarial, en los últimos años ha venido compaginando su labor como analista de historias y guionista para El Nacedón Films («Aquí sin Paraíso», 2017; «Lámpara oscura», 2021; adaptación de la novela «Dátrebil», de Pedro Andreu, 2022; «El amigo de todos», 2023; «La Placa, una familia bien», 2025), con trabajos puntuales en otros campos creativos y como correctora editorial. En la medida de lo posible, intenta llevar a lo profesional su personal compromiso con la sostenibilidad y con la producción y el consumo conscientes. Está entregada de lleno al desarrollo de un proyecto audiovisual de ficción, como coguionista, y a la preproducción de su primer cortometraje.

