Horacio Otheguy Riveira.
Un encuentro fugaz pero muy intenso entre un actor y una espectadora en un teatro vacío. Estamos en mitad de la pandemia y las salas de espectáculos públicos han tomado medidas para evitar el contagio. Un actor de éxito se encuentra con la triste realidad de que en la que iba a ser su última función solo ha asistido una espectadora. ¿Qué hacer en esas circunstancias? ¿Actuar o suspender la función? La espectadora necesita escuchar de sí misma una palabra que lleva ocultándose desde hace bastantes años, y finalmente el actor consigue arrancársela utilizando hábilmente sus técnicas. Esa palabra es sencillamente su propio nombre.
Teatro del Espejo nació hace una década, en plena crisis económica, para transitar entre un laboratorio de experimentación y una compañía teatral donde este arte se encuentre con la danza, la poesía, la pintura o el cine. El escritor, director y actor Paco Ortega y la actriz, bailarina y coreógrafa Isabel Rodríguez son sus pilares. En esta ocasión se les une el actor Alfonso Desentre, con más de cuarenta años de trayectoria.
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El laberinto es un espectáculo que precisa una intensidad interpretativa extraordinaria.
Es un “tour de force” entre dos personajes que luchan desesperadamente por el mismo objetivo, y en el que la palabra y el cuerpo libran una batalla descomunal. Pretendemos que los espectadores se involucren en esa batalla, que, como un combate de boxeo atraviesa por varias fases: el tanteo inicial, en la que ambos púgiles desconfían de las fuerzas del contrario y de las suyas propias, la lucha abierta, en donde cada uno emplea sus mejores golpes, sus armas destacadas y especiales, y, finalmente, la derrota de uno de los púgiles que cae a la lona ante la evidencia de su inferioridad.
El espacio escénico es sencillo de elementos –un pequeño decorado que serviría en el caso de que el actor pudiera representar la obra que tenía previsto- adaptados sobre la marcha a la nueva circunstancia que en esa sesión se presenta.
El poder de los recuerdos
Además de estos elementos corpóreos –ocho sillas, una mesa auxiliar y la luz mortecina de unos plafones- lo fundamental es la sutil creación de un ámbito a caballo entre la realidad y la inmaterialidad, situado en la frontera de los sueños, los miedos y las prevenciones de la protagonista. Es decir, un espacio dramático construido a partir de elementos sonoros diversos (el sonido de una radio que nos transporta cada cierto tiempo al momento real en el que nos encontramos, efectos sonoros que nos remiten a la interioridad de los personajes, y determinadas músicas que subrayan levemente la situación dramática).
Junto a estos elementos sonoros, nos apoyaremos en una iluminación que todavía es más sutil, porque no se trata de algo evidente sino que parece ser la luz de trabajo habitual en un escenario. En realidad no es eso. Todo lo contrario: la luz simula ser lo que no es, transformándose sobre la marcha en un elemento dramático más, creando ambientes realistas, oníricos, espectrales, etc.
En definitiva, El laberinto intenta ser un trabajo escénico elaborado, que pone en valor el poder comunicativo y dramático de la palabra, emocionante y hermoso, que sugiere la participación intelectual y emocional de los espectadores, que de una manera paulatina van conociendo tanto los secretos más ocultos de los personajes y empatizando con ellos. Al fin y al cabo de lo que se habla en él es de temas que le son también propios: el poder de los recuerdos, el gozo de sabernos vivos y el miedo ante la perspectiva de la muerte.
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PACO ORTEGA: TEXTO Y DIRECCIÓN.
Ha sido profesor de Interpretación en la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza, y también ha impartido clases y dirigido talleres en el Institut del Teatre y
la Escola del Palaude Barcelona (1993). Con su compañía Nuevo Teatro de Aragón dirigió veinte espectáculos. Ha dirigido a actores y actrices de gran trayectoria profesional, como Maribel Verdú, Alfonso del Real, Tony y María Isbert, Cristina de Inza, Joaquín Hinojosa, Luisa Gavasa, entre otros. Dirigió el Centro Dramático de Aragón (2000-2004), y la programación de espectáculos como director artístico de Expo 2008 (2005-2008). Ha sido director de dos ediciones de la Feria de Teatro de Huesca, de los Festivales Internacionales de Teatro yMarionetas de Zaragoza, y del Festival Sin Fronteras Zaragoza. Miembro del Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo recorrió distintos países (Argelia, Túnez, Francia, Estados Unidos, Argentina, Bosnia, Rumanía, Israel, Palestina, Montenegro, Portugal, Italia, Bulgaria, etc,) en donde participó en cursos, congresos y reuniones diversas.
Ha escrito varios textos teatrales. En los últimos años, “Ausencia, mi voz a ti, Cernuda”, “No me jodas, por favor”, “Así que pasen cinco años, aproximadamente”, “Las voces del exilio” y “Yo estuve allí. Mi vida con George Harrison”. Fue actor durante cuatro años en el Teatro de la Ribera de Zaragoza, y últimamente ha interpretado diversos personajes en “El uno y el otro” y “La visita”, del escritor Rafael Campos y el pintor Jorge Gay, “Carta de una desconocida”, de Stefan Zweig, “Ausencia, mi voz a ti, Cernuda”, “Yo estuve allí. Mi vida con George Harrison”,“La huella”, de Anthony Shaffer, “La última cinta de Krapp”, de Samuel Beckett,“La abdicación”, de Albert de la Torre y “París”, de Rafael Campos.

TEXTO, DIRECCIÓN Y ESPACIO ESCÉNICO – PACO ORTEGA
INTERPRETACIÓN – ISABEL RODRÍGUEZ Y ALFONSO DESENTRE
ILUMINACIÓN – JOSÉ ANTONIO ROYME
COMPOSICIÓN MUSICAL – NICOLÁS AGUAROD
VESTUARIO – ROSARIO ROMERO
PRODUCCIÓN – ISABEL RODRÍGUEZ / TEATRO DEL ESPEJO, ARAGÓN
DURACIÓN APROXIMADA – 70 MINUTOS
PÚBLICO – A PARTIR DE 16 AÑOS
VII ENCUENTRO DE TEATRO CIRCULAR 2025 IBEROAMERICANO EN MADRID


julioborque@hotmail.com
La vida y la Hacienda al Rey se han de dar Pero el HONOR ES PATRIMONIO del ALMA Y EL ALMA SÓLO ES DE DIOS