Sergio Vargas
Vine al teatro Cuyás esperando una noche de puro placer, y eso fue exactamente lo que obtuve.
Su majestad Bob James, con más de cinco décadas en la carretera, fue descubierto en los años 70 por el extraordinario músico y productor Quincy Jones. Junto a una banda joven, desgranaron entre nosotros su delicioso smooth jazz, incluso pop clásico en un sábado noche diferente.
El “padrino” empieza acariciando las teclas de su piano Steinway introduciendo un abanico de melodías más intimistas y otras con tintes más elegantes con unas ricas armonías sin olvidar los surcos funkys que le hicieron tan famoso.
El maestro de Missouri no viene solo, le acompañan un saxofonista ucraniano Andrey Chmut atento a las directrices de BJ, sobrado en sus solos y alternando el clarinete y saxo tenor como en la pieza “Avalabop”, al bajo Michael Palazzolo con sus dedos mágicos y un enérgico batería Jack Adkins con su pelo afro en continuo movimiento.
En su World Tour 2025 repasan una selección de su jazz fusión donde el ritmo de la batería deja huella, no se te va de la cabeza, con un pulso notable que conectaba con el público y subía la temperatura del recinto capitalino.
Bob James tiene 85 años, sorprende su vitalidad y su creatividad durante su actuación y más cuando toca Ángela uno de sus temas más conocidos, perteneciente a una serie de televisión, Taxi, de renombre en Estados Unidos. Su diversidad a la hora de tocar es la marca de la casa, su maestría se adapta a la perfección a las notas más ensoñadoras como a las más melancólicas, como en Deep in The Weeds, donde se fusiona el funky con la batería vigorosa y las cuerdas llegando a terrenos inesperados que deberían complacer a los más puristas del jazz porque es un regalo para los oídos.
Como homenaje a Ucrania tocó una pieza nueva The secrets… muy sentida y ejecutada por el saxo de Churt nacido en dicho país, que alzó el dedo hacia el cielo a su conclusión.
Mientras tanto, observamos que los teclados del ganador de dos Grammys siguen siendo efectivos, parece que no hace esfuerzo alguno al tocar temas emblemáticos como Nautilus, donde uno se imagina en el fondo del mar como un pez, y Westchester Lady que han envejecido de maravilla.
El godfather del smooth jazz se le considera el precursor del hip hop, dejando una huella imborrable en el sello CTI Récords al fusionar el jazz con música clásica y el funk. Como si fuera un abuelo orgulloso, BJ realizaba aspavientos aprobando los movimientos de su banda juvenil llena de pura energía, energía que según James le contagian en sus actuaciones o no sé yo si es al revés porque la vitalidad del compositor es admirable. Mientras Adkins nos va deleitando con su solo de tambor lleno de furia y de gritos nos llega un giro intimista con un tema de su álbum Just Us donde los tonos frescos y coloridos no nos abandonan.
Noche emocionante donde James sigue empapado del poder que emana de la Fuente de la Juventud. Sus viajes musicales no tienen límites, su firma se encuentra en numerosos estilos que se mezclan unos con otros y por eso tienen tanta riqueza musical y sobre todo honestidad.
Sus melodías son como paisajes, cuadros, cuentos infantiles y romances que compone, muchos de ellos en honor a sus seres queridos. Sus movimientos frente al piano son significativos creando piezas que tiran de las cuerdas de tu corazón, la mayoría felices pero también las hay melancólicas.
En definitiva, cuando lo escuchas puede ser para ti lo que quieras.
Teatro Cuyás Las Palmas de Gran Canaria. Sábado 8 de noviembre 2025 / Jazz en Otoño


