Foto: Alfonso Aguado Ortuño

Carlos Javier Cebrián (Salies de Bearn, Pau, Francia 1965) ha publicado  los siguientes poemarios: Poemas de lluvia y alquitrán (Ediciones Inauditas, 1987), Heroína (Lunara Poesía, 1991), Humo que se va (Col. Diarios de Helena, 1999), Celebración del milagro (Editorial Celya, 2005), Estragos (Colección Le Chat nº 1. Ed Frutos del Tiempo, 2012), Bagatelas (Pliegos de la palabra. Editorial Babilonia, 2016), Vida de poeta (Lunara Poesía, plaquette nº 4, 2018), Maneras distintas de amar (o des-amar) (Huerga y Fierro Editores, 2020) y Defensa de la Luz (Libros del Mississippi, 2024), y en prosa: Las noches de marzo (Ediciones Inauditas, 1989) y De belleza perezosa (Col. Temes D’Elx. 2000). Publica desde 2004 hasta 2006 y durante 2008 una columna, de opinión, semanal en el Diario “Noticias de Elche”, titulada “Cosas Mínimas) y en el volumen doble Ejercicios de incertidumbre/La alegría de escribir (Col. La Dignidad de la palabra, 2024, Ed. Frutos del Tiempo) recoge los artículos publicados entre 2019 y 2022 en el blog https://frutosdeltiempo.wordpress.com/. Ha sido finalista de los Premios de La Crítica Valenciana 2025, en la modalidad de ensayo. Hoy nos acompaña para darnos su Primera Impresión acerca de su último poemario publicado, Defensa de la luz.

 

Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?

Carlos Javier Cebrián: En cuanto a por qué, en realidad la respuesta le correspondería darla a Eduardo Boix, que es el verdadero artífice de la publicación del poemario, no de su escritura, pero sí, definitivamente, de su publicación en Libros del Mississippi. Mi amigo Edu hizo las veces de representante o agente para que se publicara, defendió el poemario ante varias editoriales, confió en el libro más de lo que yo lo hacía. Para mí el libro consistía en un simple ejercicio de escritura, en un juego, pero para él es un poemario que merecía publicarse. Le di absoluta libertad para que hiciera lo que le diera la gana con él, y consiguió que Antonio Benicio Huerga creyera también en el libro para publicarlo en la colección de poesía en su editorial. Ellos creyeron más que yo en el libro y vio la “luz”, valga la redundancia con el título, en noviembre de 2024. Así que tanto Edu, como Beni, podrían contestarte bastante mejor que yo.

En cuanto a por qué ahora, que fue en noviembre de 2024, simplemente porque se dio así.

 

¿Cómo y cuándo surge la idea de Defensa de la luz?

Como he dicho anteriormente para mí Defensa de la luz era, y empleo el pretérito adrede, un ejercicio de escritura, donde rindo homenaje a versos de poetas que me han emocionado y me los apropio, los hago míos y forman parte del cuerpo inédito del poema. Al final del libro incluyo un listado de apropiaciones.

La idea del libro no sabría situarla temporalmente, tampoco el cómo, era algo que siempre me ha rondado, la idea del homenaje debido, de las influencias.

Desde el punto de vista temporal son poemas que se escribieron hace ya algún tiempo, el más joven sea quizá de 2019.

 

Mi proceso de escritura es indisciplinado, caótico

¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Ha cambiado tu forma de trabajar con respecto a otros?

Mi proceso de escritura es indisciplinado, caótico. Si te soy sincero, no sé responderte con precisión a esta pregunta. Yo, hoy en día, y desde hace tiempo, me considero un poeta en retirada, creo que la poesía me ha abandonado, porque un poeta nunca abandona la poesía, es la propia poesía la que abandona al poeta. Siempre he sido un recolector de versos y poemas silvestres, atento a la vivencia, a la experiencia, y a la observación. Siempre desde el yo, no me avergüenza saber que escribo o he escrito siempre literatura del yo, con todas sus consecuencias. Otra cosa es si he conseguido o no el correlato objetivo al que nos debemos los poetas como teorizó T. S. Eliot, conseguir que la anécdota se convierta en algo simbólico.

 

Cada lector es el lector de sí mismo

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a los posibles lectores?

La única clave que le puedo dar al lector es que lo importante de mis poemas siempre es lo que no se dice, el subtexto. Como la teoría del Iceberg que popularizó Hemingway; un Iceberg solo muestra en su superficie 1/8 parte de su totalidad. Así es mi escritura.  Y, como dijo Marcel Proust por verso de mi amigo Juan Ángel Castaño, cada lector es el lector de sí mismo. Y por lo demás, lector, tú verás qué haces con los poemas.

 

¿Qué efecto esperas que tenga en ellos?

Espero que no los ciegue su luz. 

 

¿Qué papel desempeña la estructura o disposición de los poemas en el volumen? ¿Fue algo deliberado o más intuitivo durante el proceso de creación?

Creo que, como todo en este libro, fue algo intuitivo. El poemario consta de tres partes, Proemio que contiene uno de los poemas más viejos, el primero, que procede de una etapa de vida y literaria anterior; y uno de los más recientes, que sirve, de alguna manera, para aposentar los reales en el poemario. ¿Dónde está la luz? que es el cuerpo central  y  Claraboya, que sirve para dejar entrar la luz que titula el conjunto.

 

Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Defensa de la luz, ¿cuáles serían?

«Hic sunt dracones», «Fórceps» y «Luz primeriza».

 

Todos estamos expuestos a que nos deslumbre y ciegue la luz

El título del poemario, Defensa de la luz, tiene un significado profundo. ¿Podrías explicarnos qué representa para ti esa “luz” y por qué consideras importante defenderla en estos tiempos?

Hay que tener en cuenta que el título y el concepto primigenio del libro eran bastante irónicos, hablo de la defensa de la luz porque creo que la idea misma de la luz, el objeto, el símbolo de la luz, están muy manoseados en la poesía actual: poetas de la luz, poetas iluminados o deslumbrados, etc. Esa era la pretensión, pero las pretensiones primeras siempre son traicionadas, y al final creo que escribí un homenaje, una loa a la propia luz, desde un punto de vista empírico más que espiritual. Todos estamos expuestos a que nos deslumbre y ciegue  la luz. Y yo creo que me deslumbré.

 

La poesía solo se culmina cuando se vive y se lee

Como presidente de la asociación Frutos del Tiempo, que ha llegado a editar numerosos poemarios y libros de ensayo, ¿cómo valoras la labor de esta entidad en el fomento de la poesía y la cultura? ¿Qué papel crees que juega en la promoción de una poesía más cercana, comprometida y vital?

La idea del compromiso en el ámbito literario o cultural es bastante difícil de acotar. ¿De qué compromiso hablamos, social, político, específicamente literario?

Yo creo que toda poesía tiene cabida, hablo en singular mayestático, porque la poesía solo es una, si se alcanza, no hay poesía buena o mala, la poesía es o no es, y nadie, absolutamente nadie, tiene el dominio de la misma.

Es verdad que yo defiendo una poesía cercana y vital, viva, comprensible desde una perspectiva del lenguaje y de las ideas, así escribo, y así leo. No me creo un tipo dotado de la magistratura de la poesía, simplemente me he pasado la vida escribiendo poemas, y algunas personas los han leído, a unas les habrán gustado, a otras no, ¿y qué más da? La poesía solo se culmina cuando se vive y se lee. Y como he dicho antes, cada lector es el lector de sí mismo. Cada lector aprehenderá mis poemas como le venga en gana, y ahí radica su inmenso valor. El lector se apropia de la escritura de otros con la lectura y con la emoción que le pueda generar.

 

La editorial Frutos del Tiempo también es conocida por su apuesta por la poesía de calidad y su compromiso con la innovación. ¿Cómo influye esta filosofía en tu escritura y en la elección de tus proyectos editoriales?

Nuestros proyectos editoriales se basan en nuestros gustos personales, el de Ángeles Campello, el de Eduardo Boix, y el mío. Y, por encima de todo, en la amistad. Es un concepto amistoso de la edición. Si publicamos a alguien es nuestro amigo o amiga. Es una edición cercana, pequeña, como una editorial minúscula y no comercial que somos. Nos encargamos de todo, diseño, maquetación, corrección, promoción dentro de nuestras posibilidades, distribución dentro de nuestras escasísimas posibilidades etc., lo único que no hacemos es la impresión, que la hace una imprenta profesional.

Y creo que tenemos un catálogo de calidad porque nuestros amigos y amigas son grandes escritores y escritoras y mejores amigos y amigas, permítaseme aquí un poco de lenguaje inclusivo.

 

Como poeta y también como gestor cultural, ¿a qué retos te enfrentas a la hora de hacer visible la poesía en la sociedad actual y qué estrategias consideras más efectivas?

Para mí es una batalla perdida, no requiere mayor extensión la respuesta. Es lo que hay; una frase de derrota y resignación tremenda y real. Nos hemos acostumbrado a vivir con esto. Pero seguimos aquí; como me enseñó mi amigo Julián Sáez, un gran gestor cultural, hay que resistir, insistir, persistir. ¡PERSISTIR!

 

No diferencio entre alta y/o baja cultura

¿Qué aportan en tu obra y en tu gestión la experiencia y el compromiso con la cultura popular, las tradiciones y la memoria en relación con la idea de “defensa de la luz”?

Para mí si no es popular no existe la cultura, aunque a veces parezca un oxímoron decir cultura popular. Y la cultura abarca la experiencia, la memoria, las tradiciones e incluso el compromiso. Evidentemente esta pregunta conlleva una reflexión política, y la cultura también es política; todo es política porque todos, escritores, lectores, futbolistas, políticos, artistas; todos, digo, somos ciudadanos, habitantes de la polis.

Como digo no diferencio entre alta y/o baja cultura.

 

Vida y obra se confunden o se mezclan

Recientemente, Ejercicios de incertidumbre/La alegría de escribir ha sido finalista en los Premios de la Crítica Valenciana en la modalidad de ensayo. ¿Cómo entiendes la relación entre tu poesía y tu prosa, y qué distinto aportan para ti ambas formas de escritura?

En su día escribí un especie de aforismo: “Poesía y vida/ vida y poesía”. Es decir, vida y obra se confunden o se mezclan. Lo mismo ocurre con los géneros. La única diferencia no es conceptual, son lo mismo, soy yo, pero, en la escritura de artículos o ensayos literarios me siento, hoy, más cómodo, encuentro mayor libertad expresiva. Sigue siendo literatura del yo, casi exhibicionismo, solipsismo; pero intento alcanzar, desde la anécdota, un correlato objetivo, un sentido simbólico, algo que nos haya podido suceder a casi todos. Y me sirvo para ello de numerosas citas literarias, artísticas, musicales, que me refrenden o me asistan, que nos acerquen a la educación sentimental de cada uno.

Básicamente, la diferencia es la mayor comodidad a la hora de escribir y de expresarme con los artículos, y no me ha ido mal, ha sido bonito ser finalista del Premio de la Crítica de mi comunidad, pero, con sinceridad, me hubiera gustado ganar…

 

La columna semanal que escribiste en diarios y la recopilación en tu blog y libro muestran un compromiso con la reflexión cotidiana y la palabra precisa. ¿De qué modo esa faceta ensayística influye en tu poesía y en tu método de trabajo?

Es más bien a la inversa. La poesía influye sobremanera en mis artículos y ensayos. Aunque sea un poeta en retirada, soy, en esencia, poeta, o quisiera serlo o, al menos, haberlo sido. Mis artículos son una proyección de mi poesía, de mis temas habituales, como escribió mi amigo Francisco Gómez. “Poesía y vida / vida y poesía”.

 

Por último, como lector, ¿de quién te gustaría conocer su “Primera impresión”?

A mi mayor referente, mi amigo Juan Ángel Castaño.

 

 

 ***

Tres poemas de Defensa de la luz

 

HIC SUNT DRACONES

 

Más allá de ti

hay dragones.

No porque seas tú, amor,

el límite conocido del mundo,

sino por todo lo contrario.

 

Lo que hay a partir de aquí

ya lo he experimentado.

Este miedo ya ha sido mío.

 

He de llegar contigo hasta la alegría,

no me perdono otra resolución anímica,

no concibo otra peripecia,

saber mirar la luz,

aceptar esta ceguera que viene de ella,

y con este magicismo del deslumbramiento

vencer al dragón,

vencerme a mí mismo.

 

El mundo no soy yo,

y conmigo nada se extingue,

pongo mi fe en ello.

 

 

FÓRCEPS

 

Yo nunca quise nacer…

Es algo que sé con la certeza de lo empírico,

porque yo recuerdo mi nacimiento.

Soy memoria, memoria pura.

Algo así como una luz invasiva,

una violencia

que te arrastra desde la cabeza,

un fuego que te conlleva

como una resistencia.

Rebelarse en la derrota, ser derrotado.

Vislumbres, quizás

un espejismo,

pero iba en esa luz la luz del mundo,        

apabullante luz, frío,

saber, precisamente, del frío del mundo.

La certeza de que era el principio de todo fin.

Nacer no es conocer,

no hay certidumbres, ni palabras,

ni pensamiento abstracto.

Yo nunca quise nacer, lo sé, lo recuerdo.

Llorar, seguir llorando, desde dentro,

sin saber cómo hacerlo…

 

Así sigo llorando hoy,

buscando tu regazo,

como el niño que perdí y que a veces vuelve.

 

 

 

 

LUZ PRIMERIZA

 

Ahora que ya tienes más recuerdos que porvenir

-al arrullo de esta tristeza insomne,

por primera vez en tu vida sientes

que te faltan las fuerzas

que te abandonan las fuerzas

que te fallan las fuerzas,

no sabes decirlo con exactitud,

tú que conoces de la importancia de las palabras,

que nunca son gratuitas o exactas -,

cuando la luz rompe el día

mientras inunda la estancia.

No sabes si es solo presunción,

no sabes si esta luz primeriza es tan cegadora

o si es tu propia ceguera

la que te impide advertirte de la misma luz.

No sabes, tampoco,

si ya no tiene utildad el poeta

o nunca la tuvo,

si es la poesía la que es inútil

o si es su abandono el advenimiento mismo.

No sabes nada.

¿Qué has hecho hasta llegar aquí,

descubrir la luz, perseguirla, defenderla?

No sabes qué es la luz

y, sin embargo, no cejas en su pretensión.

La luz no se explica, tampoco se entiende,

la luz sucede o no sucede…

Es así de sencillo.