Horacio Otheguy Riveira.
Los miserables es un musical completamente cantado basado en la novela homónima de Victor Hugo, con música de Claude-Michel Schönberg y letras originales en francés de Alain Boublil y Jean-Marc Natel. El espectáculo se estrenó en 1980 en París y cinco años después dio el salto a Londres, producido por Cameron Mackintosh y adaptado al inglés por Herbert Kretzmer.
Sin duda, un fenómeno único en la historia del género. Proviene de un novelón de 1500 páginas adaptado al cine en múltiples ocasiones, que al estrenarse en Francia -a sala llena, dada la popularidad absoluta de la obra original de 1832-, muchos pensaron que no triunfaría más allá de sus fronteras. De hecho, tenía todas las de perder: cantado a la manera de una ópera, con muchos matices, pero en definitiva muy dramática historia con serias dificultades para triunfar en el campo singular de los musicales.
El propio productor Cameron Mackintosh se tomó su tiempo para pedir la adaptación al inglés, pero una vez aceptado el envite, la consagración fue insuperable. La amarga historia de Jean Valjean, 20 años en trabajos forzados por robar para comer, fieramente perseguido cuando rompe la libertad condicional, acaba convertida en una explosión de vitalidad y solidaria hermandad -tras un mar de contratiempos con la revuelta popular de 1812 en medio, ferozmente reprimida-.
En esta ocasión, el Nuevo Teatro Apolo (a siete años de cumplir el centenario) ofrece unas inéditas resoluciones tecnológicas que hacen posible un despliegue de medios que fusionan teatro y cine para desplegar las apasionantes escenas en secuencias dinámicas. Más de sesenta artistas, sinfónica orquesta incluida, hacen posible que el público de hoy se conmueva con una concepción muy emotiva sobre la preponderancia de la injusticia y el coraje de quienes se atreven a enfrentarse a ella.

El gran espectáculo comienza en la primera escena, donde Jean Valjean padece el extremado rigor del remar en galeras como trabajos forzados sin compasión.

Adrián Salzedo en el omnipresente protagonista, Jean Valjean: un proceso muy intenso con gran carga emocional, destinado a la voz de este actor-cantante con prodigioso dominio de matices.

Pitu Manubens, el temible policía Javert, que acaba cediendo ante la misericordia de la verdadera justicia. Personaje profundamente antipático que, sin embargo, encuentra en la recta final un poco de la piedad que él no tuvo con sus víctimas.

Frágil belleza de Cosette, un gran personaje trágico, a cargo del talento de Alèxia Pascual que asume el personaje que más ahonda en la belleza, la tragedia y el amor del Romanticismo.

La lucha de los valores republicanos frente a una monarquía despiadada. Un hecho real que acabó fieramente reprimido. Se representa con notable realismo y una música conmovedora. ©Antonio Castro.

Entre Adrián Salzedo y Pitu Manubens, el gran productor Cameron Mackintosh, quien hizo posible que Los miserables despegara de Londres a las grandes ciudades del mundo, a partir de 1985 hasta la fecha. Solo en Madrid se presenta por cuarta vez con diferentes elencos: 1992, 2010, 2013 y ahora en 2025. (Fotografías, gentileza de Antonio Castro)


