
Foto: Joaquín Puga
Gerardo Rodríguez Salas es catedrático de Literatura en Lengua Inglesa y Estudios de Género en la Universidad de Granada, máster en Estudios de Género por la Universidad de Oxford y Premio Extraordinario de Doctorado. Como escritor, ha publicado los poemarios Anacronía (Valparaíso, 2020; Finalista del Premio Andalucía de la Crítica), Los hilos de la infamia (Valparaíso, 2024; Finalista del Premio Andalucía de la Crítica y del III Premio Internacional de Fuente Vaqueros) y Oxford Circus (Visor, 2025; III Premio Internacional de Poesía Marpoética), la colección de relatos Hijas de un sueño (Esdrújula, 2017) y el texto teatral Vulanicos (Patronato Federico García Lorca y Diputación Provincial de Granada, 2021). Sus poemas han aparecido en revistas nacionales e internacionales como Zenda, Círculo de Poesía, Altazor, Extramuros, Esteros, Santa Rabia Poetry, Estación poesía o Aulllido. Asimismo, ha participado en cerca de 20 antologías, entre otras, Granada no se calla (Esdrújula, 2018), Caballo del alba: Voces de Granada para Federico (Patronato Federico García Lorca, 2018), Katherine Mansfield Studies (Edinburgh University Press, 2020), En-Contra-Dos (Sonámbulos, 2021), Para decir amor, sencillamente: Homenaje a Rafael Guillén (Diputación de Granada, 2021), metAMORfosis (Antología de textos contra la violencia machista; Diputación Granada, 2023) o El tiempo, lo soñado y lo real: Homenaje a José Ignacio Lapido (Comares, 2024). Sus textos han sido traducidos al francés, inglés, italiano, portugués y árabe.
Mis libros de poesía son muy diferentes entre sí
Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Gerardo Rodríguez Salas: Siento que Oxford Circus es una evolución natural de mi anterior poemario, Los hilos de la infamia. En este último hay una voz coral, un coro griego femenino contemporáneo, que denuncia la ruina moral y material de nuestro tiempo mediante la intertextualidad y un juego métrico a caballo entre la tradición y la vanguardia. Oxford Circus parte de una voz poética individual que desemboca en una primera persona del plural para trazar una genealogía de voces disidentes y marginales. En su contracubierta para el libro, Sara Torres se refiere al «cuerpo niño-adulto, de bestia o de loto, que carga poéticamente con todo el susto y la delicadeza de su genealogía».
Mis libros de poesía son muy diferentes entre sí, pero en todos hay un deseo de transcender el yo poético e individual hacia una colectividad, que, en mi opinión, es la única salida al terrible individualismo y solipsismo de nuestra sociedad actual. Incluso Anacronía, mi primer poemario, que surgía de una pulsión muy personal, la pérdida de mi hermano en un accidente de moto, finalmente trazaba una cartografía emocional colectiva mediante un diálogo con la memoria histórica de posguerra de nuestro país y del exterminio colonial del Pacífico.
Oxford Circus sirve para dar visibilidad a los saberes de la periferia, sobre todo desde la disidencia de género, un tema que ha estado presente en mi creación literaria desde mi colección de relatos Hijas de un sueño. Siento que ahora es el momento de centrar un libro en ese tema y acompañarlo con una experimentación formal, que ya empezó a latir en mi anterior poemario.
Mi relación con la poesía es cada vez más simbiótica
¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Has notado cambios en tu manera de escribir o en tu relación con la poesía respecto a libros anteriores?
Tal vez el proceso de escritura de este poemario ha sido más orgánico que el del libro anterior. En Los hilos de la infamia estuve (re)leyendo clásicos (y no tan clásicos) de la literatura universal y acabé con un archivo de notas de más de 500 páginas sin saber muy bien a dónde quería ir. Cuando entendí que quería reescribir el mito de Aracne y Atenea y las escenas de sus tapices, esto marcó la estructura del libro. A partir de ahí se fue hilando la tela de araña. Sin esa estructura, habría acabado enredado en los hilos que pretendía tejer. Y, aun así, la composición de cada uno de los poemas fue también muy orgánica e intuitiva.
En Oxford Circus, por el contrario, sentí la presión de ese niño que, como dice Sara Torres, ha de cargar poéticamente «con todo el susto y la
delicadeza de su genealogía». Aunque el marco estructural me lo dio el motivo del circo, los poemas se fueron fraguando desde la experimentación formal, pero sin un rumbo fijo, hasta que vi claramente los distintos actos circenses que contendrían los poemas.
En lo esencial, quiero pensar que hay en mí una voz poética reconocible, que vuelve a determinadas obsesiones e intereses creativos, pero ciertamente en este libro me he permitido experimentar en lo formal, siguiendo el hilo de algunos poemas de mi anterior libro, pero llevándolos a otro nivel: palabras quebradas, uso de símbolos del teclado de un ordenador, ruptura de los versos, encabalgamientos o falta de puntuación.
Sin duda, mi relación con la poesía es cada vez más simbiótica. Me parece el territorio literario más dúctil y maleable. No concibo esa continua necesidad de etiquetar y compartimentar los géneros literarios. Mi poesía camina hacia un territorio limítrofe, una identidad bastarda, fluida, donde se dan la mano contagio y vulnerabilidad.
El circo vertebra el libro como metáfora espacial e identitaria
¿Qué papel desempeña la estructura o la disposición de los poemas en el volumen? ¿Fue algo deliberado o un proceso más intuitivo?
Como decía antes, la estructura de este libro ha sido más orgánica, aunque el motivo del circo sirvió para hilar finalmente todos los poemas. De hecho, el circo vertebra el libro como metáfora espacial e identitaria para privilegiar los saberes de la periferia, de los márgenes, tal y como teorizaba Walter Mignolo. Por eso, esa voz colectiva que lo recorre es la voz de figuras nómadas y errantes, como los artistas circenses, metáforas de las identidades fluidas y subalternas, que entretienen, pero no forman parte de la normatividad ni del centro social. El libro se estructura en actos circenses y/o performativos: vodevil, burlesque, teatro de sombras, fenómenos (freak show) y extravaganza. A su vez, el diálogo abierto con la poeta y filósofa Chantal Maillard es fundamental para entender que esta revisión genealógica se hace desde la reflexión de la propia escritura, de nuestra relación con el lenguaje.
¿Qué pistas o claves te gustaría ofrecer a las y los posibles lectores de Oxford Circus?
Una de las preguntas más recurrentes es acerca del título. ¿Por qué Oxford Circus? El público lector tal vez espere encontrarse con ese famoso lugar de Londres, un cruce de caminos popularizado por la parada del metro londinense. Sin embargo, esa localización no existe como tal en el poemario. Se trata de un no lugar que rompe las expectativas de lectura. Oxford Circus, como localización londinense, no es una parada de este poemario.
Es entonces cuando el título se fragmenta en sus dos palabras. Oxford es un lugar que marcó mi trayectoria académica, porque allí fue donde realicé mi máster en Estudios de Género y el lugar donde empecé a explorar mi propia disidencia de género. Desde ese lugar, trazo una genealogía de los márgenes, pero también la voz poética individual lleva a cabo un ajuste de cuentas con su infancia queer y la relación con los padres desde un territorio otro, desde la experiencia de la extranjería. A su vez, circus alude a un cruce de caminos (identidades fluidas, cosmopolitas, extranjeras), pero también al circo, como lugar de identidades nómadas, o a la idea del cerco de brujería, la magia, el conjuro de la palabra que conduce, no a la tragedia colectiva del pasado, sino a la celebración de una fiesta clandestina de la diversidad.
¿Qué efecto esperas que tenga en el público lector?
Me encantaría que se unieran a la fiesta que acabo de mencionar. Me gustaría que miraran atrás, junto con las voces de este circo, para exorcizar el trauma intergeneracional que nos atraviesa, que entiendan que ese pasado nos interpela a todxs. Theodor Adorno sentenció que escribir poesía después de Auschwitz era un acto de barbarie. El poeta argentino Juan Gelman matizaba que la cuestión de la poesía después de Auschwitz, del Holocausto, no es cuestión de un después, sino de un durante. Cuánta barbarie en la historia de la humanidad. Con este poemario invito a mirar atrás, entender y denunciar la terrible barbarie contra las identidades disidentes, nómadas, silenciadas, agredidas. Y, partiendo de esa conciencia colectiva, desde la estética y la magia de la poesía, celebrar un aquelarre y una fiesta de la diversidad en la que todo el mundo sea bienvenido.
Aunque ya tentaste a la suerte siendo finalista en dos ocasiones del Premio Andalucía de la Crítica, con Oxford Circus obtienes tu primer galardón poético: nada menos que el Marpoética. ¿Qué supone para ti este reconocimiento y el hecho de que tu libro vea la luz en una editorial como Visor?
Un acto de justicia poética, nunca mejor dicho. No tanto por mí, sino por la oportunidad de que un jurado tan prestigioso —Antonio Lucas, Olvido García Valdés, Julieta Valero y Javier Vicedo, con Carmen Díaz como directora general de Cultura de Marbella— haya apostado por un volumen que da voz a estas identidades disidentes y estigmatizadas. Marpoética, tanto el premio internacional como el festival asociado, es ya sin duda un referente en la poesía, lo cual, unido a la publicación del volumen en la prestigiosa editorial Visor, supone una plataforma única para seguir luchando por los saberes y sentires de la periferia.
La imagen de portada del libro es muy original y, además, me consta que tardaste en conseguirla. ¿Qué representa y qué tratabas de transmitir con ella?
Es un cuadro de la escritora española, exiliada en México, Remedios Varo. El título del cuadro de 1956 es «El malabarista», también conocido como «El juglar» o «El mago». Aunque esta pintora siempre me ha fascinado, cuando empecé a pensar en posibles imágenes de portada, no recordaba este cuadro en particular. Me planteé distintas opciones hasta que encontré esta imagen por casualidad y entonces me quedé prendado y sentí que no podía ser otra. A pesar de las dificultades para conseguir la licencia de reproducción de la obra, quiero agradecer a la editorial Visor, y muy en concreto a su editor, Chus, su apoyo para hacerlo posible. También, muy en especial, a Eva Hernández, de VEGAP y a los herederos de Remedios Varo.
Una de las razones de mi fascinación por este cuadro es que parece que la imagen inicial del poema con el que arranco mi libro hubiese sido escrita para dialogar con la imagen de Varo. No fue así, pero me parece parte de la alquimia del proceso de escritura. Hay un mago que llega a un pueblo con sus pócimas, sus animales ocultos en un carro con toques circenses y hace sus malabarismos con estrellas frente a un público gris, que viene a ver su propuesta, con la extrañeza que provoca el nomadismo circense, la curiosidad de lo raro.
Se habla mucho del carácter innovador de la obra y de su construcción. ¿Qué aspectos consideras que hacen que éste sea un libro distinto, tanto en la forma como en el contenido, respecto a la poesía contemporánea?
Es cierto que, formal y temáticamente, se distancia de las propuestas estéticas que suelen ganar los premios de poesía de nuestro país, pero sí que considero que Oxford Circus forma parte de un diálogo muy fructífero que se está dando en nuestra poesía contemporánea. Se me ocurren figuras como Braulio Ortiz, Carlos Asensio, Sara Torres (a quien agradezco su contracubierta para este libro) o Ángelo Néstore, por poner algunos ejemplos. También nombres como Héctor Aceves, Txus García, Berta García Faet, Pol Guasch, Laia López Manrique, Antón Lopo, Roberta Marrero, Juanpe Sánchez López y Gabriela Wiener, todxs ellxs parte de una reciente antología de poesía queer, coordinada por Néstore para Espasa. Néstore, a su vez, es directora de una editorial (Letraversal), que apuesta firmemente por esta estética y contenido, con figuras como Carla Nyman, Violeta Niebla, María Limón, Rodrigo García Marina o Juan Gallego Benot, por poner algunos ejemplos.
Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte sólo con tres poemas de Oxford Circus, ¿cuáles serían?
Difícil, pero si tuviera que escoger tres, hoy serían «escribir» (que abre el volumen), «cuppa» (por la carga emocional ligada a mis padres) y «dentro de mí los muertos ».
Uno va sembrando y trabajando y luego la vida hace su magia
Este libro viene con un pan bajo el brazo. Justo después de conocer que había sido premiado, obtuviste tu cátedra en Literatura en Lengua Inglesa y Estudios de Género en la Universidad de Granada. ¿Es este tu año? [risas]
Pues eso parece [más risas]. Uno va sembrando y trabajando y luego la vida hace su magia. En el caso del premio así fue. Justo quedaba algo más de una semana para el acto de defensa de mi cátedra y, mientras ultimaba la presentación, recibí la noticia del premio. Todavía ando en aquella nube.
Mi escritura está dirigida a toda la sociedad
Tu obra se enmarca en un contexto de reflexión sobre identidades, género y lo queer. ¿De qué modo estas temáticas se entrelazan en Oxford Circus y en tu trayectoria como docente y activista?
No concibo una separación entre mi labor académica y mi labor literaria. Mis intereses docentes e investigadores son inseparables de los que me atraviesan en mi escritura. De hecho, así lo planteé en la defensa para mi cátedra. Aunque siempre se presume una labor de liderazgo en cualquier catedrático/a de universidad, yo planteé una trayectoria académica basada en la colectividad y el compromiso, en pedagogías afectivas feministas que rompan la verticalidad de poderes en el aula. En mi docencia e investigación siempre he apostado por la visibilidad de las identidades disidentes (ya sea por cuestiones de género, raza, clase o localización geográfica). Mi escritura está dirigida a toda la sociedad. Siempre he visibilizado los conocimientos periféricos como parte de un todo social. Es lo que he hecho en mi escritura creativa desde 2017. En estos tiempos de polaridad, bulos y posverdades, se me antoja más importante que nunca posicionarnos abiertamente en cualquier espacio, luchar para demostrar que ideología es todo y que aquí no hablamos solo de tolerancia, sino de aceptación, no de modas o prejuicios, sino de derechos humanos. Espero que este libro invoque a lectores y lectoras que no se acercarían habitualmente a una propuesta tan abiertamente queer, en la que puedan abrazar la extranjería y la otredad en todas sus acepciones.
Por último, como lector, ¿de quién te gustaría conocer su «Primera impresión»?
En este proceso de escritura y materialización de Oxford Circus, he compartido parte del trayecto con el poeta y periodista cultural de origen nicaragüense William González. Recuerdo que en uno de nuestros encuentros en Granada nos contamos que estábamos ultimando nuestros respectivos proyectos poéticos y no sabíamos muy bien qué destino les deparaba. Un año más tarde, el día en que se publicaba la noticia de mi premio Marpoética, se hacía pública también la noticia del premio Espasa por su poemario Cara de crimen. ¿Qué tal si conocemos su primera impresión?
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Tres poemas de Oxford Circus
DENTRO DE MÍ LOS MUERTOS
Inside us the dead,
like sweet-honeyed tamarind pods
that will burst in tomorrow’s sun
ALBERT WENDT
dentro de mí los muertos
las horas coaguladas en la sangre
de algún nombre sin vida
todos los nombres
apilados en un rincón del lienzo
manchas de tinta
salpicando
de estrellas todos
los ojos de mis manos, todos
los nombres que refulgen en los dientes
dentro de mí los muertos
que no murieron nunca
las almas fustigadas y prendidas
en las cruces del dorso de los cuadros
pues no nos salva
el hijo que heredó
la grandeza del padre
no nos salva y nos deja
a oscuras a este lado de la Historia
dentro de mí los pies
que aún se agitan entre espasmos
la hermandad de este mundo
invertido, esta tierra
de nadie, ser o no
ser, el monstruo que pulsa
tras el retrato
hasta que un día resuciten
todos los nombres
para alojarse dentro
de vosotros
SÍLENCIO
escribir c(a)ra(c)teres
borrarlos
+++ más dedos +++
escribir
tac tac
no vuelven
a ser los mismos
caract¿eres?
danzan silencios
en la pantalla
no hay reto(r)no
no funciona el ctrl z
(des)hacer el pasado (re)hacerlo
cortar pegar
las albinas estepas de memoria robada
no hay comando que ordene
+++ no hay +++
teclas que invoquen
blancos sílencios
tac tac
tipp-ex (type x) en la pantalla
xxx xxx xxx
return
cursor a la siguiente
línea al siguiente
párrafo sin ejecuciones sin
tabuladores sin
sangrados
tac tac
sólo largos espacios
largos vacíos llenos
de blanco ruido
tac tac
[romper corchetes ]]]][[[[
{prender las llaves
de todos los paréntesis }}}}{{{{
pulsar espacio
ESCape
habitar el espacio
salir adentro
pintar de blanco
•• tanto vacío ••
pintar de blanco
>> nuestro futuro <<
pintar de blanco
^^ vuestros ojos ^^
(NO) SER
A Idea Vilariño y Yolanda Castaño
nunca estaré contigo
cuando escondas tu herida
persiguiendo una historia de princesas
no te protegeré de los insultos
ni besaré tu rostro
ni templaré tus suspiros
nunca estaré a tu lado
cuando me necesites
no cazaremos juntos mil luciérnagas
ni atraparemos su luz en botes de cristal
no te podré decir no tengas miedo
todo irá bien algún día
no sabrás que yo sé que no sabremos
cómo, por qué
no viviremos a la vez
no serás más que tú para siempre
y tú nunca sabrás quién soy
cómo sería amarme
no me verás besar al príncipe de tus sueños
ni anhelar el abrazo
que no te di
nunca
no saldrás del ayer
no me verás feliz

