José Luis Amaro (Córdoba, 1954). Componente de la revista Antorcha de Paja, una publicación relevante en la renovación de la poesía española de los setenta y ochenta, ha publicado Erosión de los espejos (1981), Despojos de la noche (1983), Huellas en el cristal (1984), Poemas sacramentales (1986), Muerte de un ilusionista (1993),  La piel de los días (1998),  Fronteras de niebla (1999),  Carretera (2003),  La fábrica de humo (2006),  Los turistas ciegos (2014), Castillos en el aire (2016), Gran Hotel (2017),  Lolita, informe confidencial (2021), la antología Cuerpo de baile (2024), el poema Carta a los nuevos legisladores romanos (2024), Las doce de la mañana (2025), Canciones con primavera (2025), los cuaderno de notas y apuntes Carnet noir (2024),  Carnet marron y Carnet rouge (2025),  además de varios cuadernos de poesía: Pretérito imperfecto (1992), Madriguera (1993), Latidos de Nueva York (1997) y Sentido de frontera (1998). Sus poemas participan en diversas antologías temáticas y generacionales. Es editor de Cuadernos Grupo de Oxford y Cuadernos de Spender, colecciones no venales creadas en 2024. Reside en Córdoba.

 

 

No hay trance ni misterio

Javier Gilabert: ¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

José Luis Amaro: La idea de libro no “surge” como una novela, que dices voy a escribir una novela sobre esto o lo otro, y te preparas y documentas. En poesía tú vas escribiendo poemas bajo un estado de ánimo y un enfoque estético, y cuando tienes un número que consideras suficiente, los ordenas, buscas una cita y les pones un título, y ya tienes tu libro de poemas. Luego corriges y tratas de darle esa cosa ficticia que llamamos unidad. Con las “notas y apuntes” miras en tus cajones y carpetas, los organizas un poco y más de lo mismo. No hay trance ni misterio.  

 

Un poema es un acto de experiencia sensible

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a los posibles lectores?

Que la poesía es lo que experimenta el lector al leer el poema. No existe un arquetipo previo, idealista. Partiendo de esta base, el acto de lectura de un poema es un acto de experiencia sensible, y dentro de una lógica de posibilidades, cada lector efectúa su lectura al incorporarla como una experiencia propia. Esto es lo principal. No se deben dar consignas, ni sesgados propósitos de lectura.

 

¿Qué efecto esperas que tenga en ellos?

Que tengan alguna utilidad, aunque esa utilidad sea su propia inutilidad instrumental. Y que les aporte placer estético. Es lo que vale. Una vecina lectora, sobre uno de los libros publicados de Álvarez Merlo, me comentó que le hacía “mucha compañía”. No hay mayor elogio para un libro de poesía.

En la primera fase de escritura la intuición es la que manda 

¿Qué papel desempeña la estructura o la disposición de los poemas en el volumen? ¿Fue algo deliberado o más intuitivo durante el proceso de creación?

Ambos se complementan. En la primera fase de escritura la intuición es la que manda, para ir cediendo, a medida que engorda, al proceso deliberado. No se puede anteponer uno a otro, porque al principio apenas hay nada, aparte de las ideas. Esto es algo que cada poeta aprende.

 

Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Carnet rouge, ¿cuáles serían?

Bueno, vamos a nivelar un poco la balanza. Te señalaré dos apuntes del “Carnet” y un poema de “Las doce de la mañana”. Pero en ambos casos te podría señalar otros igualmente. El poema podría ser “Jackson” y los dos apuntes, el 99 y el 104, y dicen: «La coherencia no es un valor moral, es una tarifa ideológica». Y el otro: «La poesía es el tono».

 

Tus cuadernos (Carnet noir, Carnet marron, Carnet rouge) son escritura en tránsito, notas y apuntes de vida que terminan siendo literatura. ¿Cómo trabajas esa frontera entre diario íntimo y poema?

Míralo de esta manera: tras las notas hay un observador, y tras los apuntes alguien que piensa algo en un determinado momento. Y casi todo, cazado al vuelo. Íntimos y no tan íntimos, con mi poesía se relacionan dentro de ese todo que para mí representa mi obra. Utilicé el término carnet del francés porque estaba menos utilizado que cuaderno. Canetti también lo utilizó para uno de sus cuadernos.

 

En Carnet rouge se percibe un tono de recapitulación vital. ¿Escribirlo fue más un ejercicio de memoria o de constatación de presente?

En rouge ocurre que hay una aportación más antigua y narrativa de algunas entradas que sirven de contraste con el presente más actual, y entonces se puede percibir un clima de cierta recapitulación.

 

Lo fragmentario es simultáneo a la escritura de poemas 

Has publicado tanto poemarios como antologías y cuadernos personales. ¿Qué diferencia esencial encuentras entre un libro concebido como “obra cerrada” y estos cuadernos, donde parece primar lo fragmentario?

La diferencia es de intención, marcada por un estado de ánimo que te predispone a utilizar uno u otro, aunque en el caso de lo fragmentario es simultáneo a la escritura de poemas. En cuanto a obra cerrada, la dinámica de los poemas es la que dicta cuándo debemos cerrar y cuándo debemos abrir otra puerta.

 

No se entendería este proyecto teniendo que pagar ciertos peajes 

Eres responsable de Cuadernos del Grupo de Oxford y Cuadernos de Spender, colecciones surgidas en 2024 y que se publican de forma no venal, es decir, fuera del circuito comercial. ¿Qué te llevó a impulsar este proyecto altruista y cómo lo concibes?

Sin el lector que soy ahora, no podría haber editado estos Cuadernos. Mi implicación en ellos es total, tanto como lector como editor. Y la independencia es lo que determina que sea fuera del circuito comercial. No se entendería este proyecto teniendo que pagar ciertos peajes. En cuanto al nombre es un homenaje a los cuatro poetas ingleses de los años treinta, conocidos como Grupo de Oxford. Escribieron una poesía sensata, de sentido común y comprometida con los valores sociales de su tiempo. Un logro de una poesía moral que me interesa mucho.

 

¿En qué se distinguen los Cuadernos del Grupo de Oxford de los Cuadernos de Spender en cuanto a planteamiento y propósito?

Con Spender extiendo mi campo de acción. Digamos que aquellas obras o proyectos que no tendrían acomodo en Grupo de Oxford, lo tienen aquí. También me permiten, personalmente, una presencia con poetas que me son muy gratos. Y fíjate con “Hegel”, que no es poeta, pero su difusión como filósofo resulta muy práctica. Este mes, coincidiendo con el aniversario de su nacimiento, edito veinte ejemplares del mismo en una “Edición de honor”.

 

Editar poesía sin expectativas económicas parece casi un gesto contracultural hoy. ¿Qué sentido tiene para ti esta resistencia? ¿Qué se gana y qué se pierde al prescindir del mercado?

Su sentido es la independencia editorial. Perder no he perdido nada, pues mi territorio lo tenía ya definido. Y observo que van surgiendo pequeñas editoriales de poesía, que arriesgan como una respuesta al mercado, copado por los medios de las grandes editoriales.

 

Fuiste uno de los componentes de la revista “Antorcha de Paja”, fundamental en la renovación poética de los setenta y ochenta. ¿Qué aprendiste de aquella experiencia colectiva y qué huella dejó en tu forma de entender la poesía y la edición?

“Antorcha de paja” fue una ficción literaria de tres poetas jóvenes que nada tenían que ver entre sí. Pretendíamos mover, como jóvenes, un poco las aguas; también atender a lo desatendido: cultura andaluza, jóvenes que empezaban, y otros que ya andaban por allí. La inquietud estética y vital de “Antorcha” era de conectar con la poesía joven destacada del momento, tanto andaluza como nacional. Y en cada número se publican editoriales, lo cual afianza el papel y posición de la revista. Crecí como poeta con ella.

 

En tu antología personal, Cuerpo de baile, ¿qué criterio seguiste a la hora de elegir los textos que representan tu trayectoria?

Cuerpo de baile es una antología de mi obra inédita de entonces. Tenía bastantes poemas agrupados en tres secciones, y decidí darles salida. Escogí una muestra del trabajo que llevaba desde la última publicación.

 

La frontera es fundamental en mi obra

En buena parte de tu escritura aparece el motivo del viaje —Carretera, Latidos de Nueva York, Los turistas ciegos—. ¿Qué papel desempeña lo nómada —geográfica o existencialmente— en tu poética?

La frontera, sobre todo ese “sentido de frontera”, es fundamental en mi obra. Articula todo un libro, Fronteras de niebla; y el viaje está en Carretera, escrito en fragmentos de prosa literaria. Los turistas ciegos dialoga con esa forma de ocio superficial que tiene más que ver con el mercado que con el viaje. El extranjero geográfico y el extranjero existencial son conceptos marcados por nuestras relaciones con los demás, cómo nos sentimos, qué idiomas hablamos… Es un estado de ánimo y tengo un poema llamado “El extranjero interior”.

 

Tus “Carnets” parecen dialogar con el estilo de los cuadernos de notas íntimas de algunos surrealistas o de poetas franceses. ¿Hay alguna tradición literaria extranjera que haya marcado esta faceta de tu escritura?

Aunque no es lo mismo, viene marcada por los grandes diaristas: André Gide, Stendhal, Samuel Pepys, Pavese, Josep Pla. Y el patrón del fragmento, Walter Benjamin, que lo llamó la forma literaria del siglo. Es un escritor de una importancia enorme. Y debo reconocer a dos inspiradores: al Adorno de Minima moralia, y a quien tengo como mi maestro: Pedro Roso, con sus Figuraciones y sospechas. Como ves, todo un alarde de escritores con los que me llevo relacionando, y aprendiendo, hace mucho tiempo.

 

Si tuvieras que editar un Cuaderno con textos ajenos —poetas de hoy—, ¿qué voces te gustaría incluir?

No lo tengo pensado, pero te diría que para algunos poetas, siendo mi publicación no venal, representa una dificultad.

 

Tras décadas de escritura, ¿qué te sigue sorprendiendo todavía de la poesía?

La poesía, o el poema mejor dicho, que algunos autores consideran que sea un poema, cuando se trata de una retahíla de versos. Es una confusión poco profesional que afecta al lector.

 

Por último, como lector, ¿de quién te gustaría conocer su Primera impresión?

Nombraría a una persona muy querida por mí, que siempre estuvo cerca, y que ya no está. Entonces, me agradaría conocer la primera impresión no de un nombre, no de un poeta, no puedo hacer esto, nombrar a alguien, porque entonces me dejaría sin nombrar a muchos de los que también me interesa su primera impresión; pues me agradaría conocer la opinión de poetas amigos y de amigos no poetas; de poetas conocidos y de otros desconocidos; la opinión de unas vecinas que son devotas lectoras mías; la opinión también del camarero que todas las mañanas me pone el café como a mí me gusta; sí, eso es, me gustaría saber la opinión de todos, conocidos y extraños; la impresión corriente y moliente y también la académica, la falsa opinión de los que opinan falsamente, por qué no; de todos me gustaría, porque la poesía es de todos y de nadie…

 

 

 

 ***

Tres poemas de Carnet rouge

 

 

JACKSON

                                                                                                      humility is endells.

                                                                                                      ELIOT

 

Jackson me cortó el pelo

en la estación de Málaga,

mientras esperaba

la llegada de mi tren.

Venezolano, me dijo,

con cuatro hermanos,

que esperaba algún día

reunirse con ellos.

Empero aquel momento

de casi amistad,

dos mundos tan diferentes

en un solo mundo,

cuando la vida de uno                  

se sujeta con el otro

en la soledad blanca

de las ciudades

plagadas de palomas,

y, mariposa de aire,

como turista fugaz,

un poco tu esperanza

en la forma de desdoblarse,

habrá volado pronto

en polvo de ilusión,

los blancos muñecos de nieve

en la mañana estival.

Es todo lo que tienen,

es todo lo que tienes,

la determinación de saber

que estás haciendo lo correcto,

mientras los groseros van sueltos

pateando la urbanidad.

Y el amor, ¿aceptará por las buenas

una mano extranjera?

¿En qué se convertirá

el alegre picnic de domingo?

Preludia septiembre,

la noche se ha cerrado

como una concha sobre el cielo.

No obstante, él surgió de las aguas

en constante movimiento

de tierra y mar.

Entonces,

entonces,

entonces…

sí, yo también busco compañía.

 

 

AMOR QUE PRESIDE

 

Con su ojo clínico, el día

diáfano te observa

mientras haces la cama

o preparas el desayuno;

no hace falta que nadie

anote nada ante hechos

nada extraordinarios.

 

Mas la luz en su escondite

bulle mientras notas la falta

de una presencia: tu joven

amigo, hace ya unas horas.

 

Y te dispones

a lo que previsiblemente

debes disponerte: una extraña

soledad inquisitiva, de

ojos marinos, te contempla

desde la sombra.

 

Oh inquietud de un amor

creciente, de un amor

disperso de colega,

que ha sacudido un mundo

ordenado y previsible.

 

Bienvenida sea con su caos

la caricia, el ademán desnudo

de unos muslos hermosos,

de un rostro y una sombra.

Amor que preside amor de los días.

 

 

JESÚS

 

Escribo sobre un hombre que caminó sobre las aguas, 

un hombre que habitó en el páramo. 

Rampas donde ruedan 

unas canicas. 

Escribo en un coro de voces

sobre un hombre llamado Jesús, 

un coro de amor, país, democracia,

caminos trazados 

por hileras de alfileres.

Naves espaciales

circunvalan el anillo de la tierra;

un cable invisible

cruza bajo el mar.

Escribo sobre un hombre que fue un sueño. 

Escribo sobre una luz.