Lucrèce Carmignac: “La inteligencia artificial nunca podrá reemplazar a los actores…”
Por Mauricio A. Rodríguez Hernández

En el corazón de una generación de artistas que oscila entre la tradición y la incertidumbre tecnológica, emerge una figura luminosa y silenciosa: Lucrèce Carmignac. Su apellido resuena entre los pasillos del arte europeo, vinculado no solo a una fortuna construida sobre la filantropía, sino a un compromiso sincero con la sensibilidad y la creación. Pero Lucrèce no es una heredera que vive de glorias pasadas. Ella camina con paso firme hacia su propia voz, su propio lenguaje, su propia manera de habitar el mundo.
Desde niña, Lucrèce se sintió atraída por las historias, no tanto por contarlas a otros, sino por contárselas a sí misma. Se grababa películas en VHS y las veía una y otra vez, buscando en cada repetición una nueva forma de ver, una nueva emoción. En su casa, el arte no era una actividad extracurricular: era una manera de vivir. La ópera, el cine, la música y la literatura no eran un lujo sino un aire esencial. Y así, sin grandes gestos ni iluminaciones, se fue formando una actriz que, más que actuar, habita sus personajes.
Hoy, Lucrèce es actriz, directora y guionista. Su cortometraje Son va et viens surge de una experiencia íntima y dolorosa, pero no se regodea en el drama: busca lo físico, lo visceral, ese lenguaje del cuerpo que a veces dice más que cualquier palabra. En su aproximación al teatro y al cine, no hay espacio para el artificio ni la pose. Carmignac busca la verdad, aun si duele, aun si se desarma frente al público.
Conversamos con ella sobre sus raíces, su proceso creativo, la influencia de la música, sus lecturas, el papel de la inteligencia artificial en el arte y sus planes futuros. Con una honestidad sin adornos, nos dejó entrar en su mundo.
Lucrèce Carmignac camina con una mirada limpia en medio de un paisaje artístico en constante transformación. Le teme a lo artificial, abraza la verdad, y entiende que el arte –como la vida– se construye más con preguntas que con respuestas. Desde su infancia hasta su visión crítica del futuro, su voz no busca imponerse, sino resonar. Y lo hace.
Mauricio A. Rodríguez Hernández: ¿Puedes describir una experiencia de infancia que haya marcado tu pasión por contar historias, particularmente en relación con el cine y la actuación?
Lucrèce Carmignac: No tengo una experiencia concreta, en realidad. Solo recuerdo que desde muy pequeña me contaba historias a mí misma. Todavía tengo en la memoria esos momentos de niña programando grabaciones de películas en el VHS. Así podía verlas una y otra vez. Siempre me sentí atraída por el cine y por los actores.
MARH: La familia Carmignac tiene una conexión profunda con el arte. ¿Podrías compartir una anécdota personal que ilustre cómo el arte ha influido en los valores o decisiones de tu familia, ya sea en lo personal o lo profesional?
LC: Mis padres siempre nos inculcaron, desde muy pequeños, el amor por la lectura, la música y el cine. Iban con frecuencia a la ópera, veían ballets, y también veían Twin Peaks con mi hermano, mi hermana y conmigo. Viéndolo ahora, creo que éramos demasiado jóvenes para eso. Pero, por otro lado, creo que no querían mantenernos en una burbuja cómoda y esterilizada. Querían mostrarnos que allá afuera había algo más.
MARH: Háblanos del proceso creativo detrás de tu cortometraje Son va et viens. ¿Cómo surgió la idea y qué te inspiró?
LC: En un festival de teatro escuché a una actriz interpretar un texto que se llamaba Son va et vient, y me impactó profundamente. Quise hacer algo con eso porque me tocó de verdad. Unos meses después, rompí con mi novio de ese entonces y sentí la necesidad de hablar sobre el dolor físico que se siente tras una ruptura, pero sin meterle psicología. El texto de Charlotte resonó con eso que yo sentía.
MARH: ¿Con qué técnica o método de actuación te sientes más alineada, y cómo ha evolucionado a lo largo de tu carrera?
LC: Hay que entrar en un cierto estado, estar lo más disponible posible para estar en el aquí y el ahora. Estar realmente presente en la interpretación, abierto al compañero o los compañeros. Listo para recibir y jugar con lo inesperado. Y por supuesto, no mirarse uno mismo mientras se actúa. Soltar. Soltar el control y no temer al ridículo con el tiempo. Es una disposición, un estado del ser que se vuelve más accesible cuanto más lo practicas.
MARH: ¿Qué cineastas o actores han sido una fuente de inspiración significativa para ti? ¿Hay alguien con quien sueñes colaborar?
LC: Son tantos que es difícil responder. Pero, en cuanto a cineastas, tengo verdadera devoción por Wong Kar-wai, Terrence Malick, Maurice Pialat y, más recientemente, Xavier Dolan. Como actores, mencionaría espontáneamente a Marina Hands, Valeria Bruni-Tedeschi y Vincent Lindon. Y claro, sueño con trabajar con muchísima gente. Y eso es genial, porque hay muchos deseos. Arnaud Desplechin, Louis Garrel, Léonor Serraille… creo que son directores realmente formidables.
MARH: ¿Qué papel juega la música en tu proceso creativo, tanto como actriz como cineasta?
LC: ¿La música en el teatro como actriz? No, en mi trabajo no la uso mucho para preparar un papel ni para la actuación en sí. Pero cuando la música está presente en la puesta en escena, la memoria del cuerpo entra en juego, deja una huella, y eso ayuda a actuar. Pero en el cine, es completamente distinto. Para mí, la música es una parte integral de la película, le da atmósfera, firma. Como en Tiburón, El gran azul, o incluso las películas de David Lynch sin Angelo Badalamenti… serían totalmente diferentes. Así que sí, para mí la música es crucial.
MARH: Con el auge de la inteligencia artificial en las industrias creativas, ¿cómo ves esta tecnología intersectando con las formas de arte tradicionales y la creatividad humana?
LC: Debo admitir que evito hacerme ese tipo de preguntas porque me aterran. No sé. No soy para nada fan de ChatGPT ni de otras inteligencias artificiales. Me gusta mucho lo real, lo auténtico…nada artificial. Así que, para mí, la inteligencia artificial nunca podrá reemplazar a los actores sobre un escenario de teatro que vibran frente a ti.
MARH: ¿Crees que la IA podría amenazar la originalidad artística o la ves como una herramienta que podría apoyar y ampliar el paisaje creativo?
LC: La veo como una amenaza, cada vez más, paso a paso, incluso si se presenta como una herramienta. Porque sabemos muy bien que muchos guionistas ya la usan, y algunos han ganado premios con guiones creados con inteligencia artificial. Así que no veo cómo esto no va a seguir creciendo. Pero personalmente, odio la idea.
MARH: ¿Qué consejo darías sobre la importancia de empoderar a otros para que alcancen su máximo potencial? ¿Cómo practicas tú ese empoderamiento en tu vida?
LC: No soy la mejor persona para responder a esa pregunta. Es una profesión en la que no siempre encuentras personas que te impulsen hacia arriba. Así que realmente hay que intentar apoyarse en quienes te hacen sentir confianza en ti mismo, simplemente.
MARH: ¿Qué estás leyendo actualmente y qué tipo de historias o ideas capturan tu imaginación fuera del trabajo?
LC: Lecturas muy variadas, siempre. Desde Bret Easton Ellis hasta Françoise Sagan. Bernard-Marie Koltès. Últimamente he releído pasajes de Pessoa para un trabajo. Y este verano leí a Denis Podalydès, que habla de la profesión. Así que sí, me encantan todo tipo de historias, mientras estén bien contadas. Eso sí, evito todo lo que tenga que ver con ciencia ficción o superhéroes. Nunca me ha interesado mucho.
MARH: ¿Cuáles son tus pasatiempos favoritos cuando no estás en el set o trabajando en un proyecto creativo?
LC: Me encanta viajar, y si es posible, lo más lejos de casa. Descubrir formas de vida completamente distintas siempre me ha atraído. El deporte. Me encanta hacer deporte, ir a exposiciones, espectáculos, bailar… cualquier cosa que me saque de la rutina diaria. Y todas las formas de arte me interesan.
MARH: ¿Qué sigue en tu camino profesional?
LC: En este momento, estoy enfocada en un cortometraje que quiero dirigir en los próximos meses. Es algo que realmente me importa. Y, además, sigo haciendo audiciones, castings, y tengo un proyecto teatral que se estrenará a finales de año.
MARH: ¿Puedes contarnos más sobre el proceso de casting para Veil of Dreams y qué te atrajo de ese proyecto?
LC: No puedo contar mucho sobre ese proyecto porque tengo un papel muy pequeño, y realmente fue una amiga quien me recomendó al director, y todo se dio de manera muy sencilla. Pero, para ser honesta, ni siquiera he visto la película.

