Hilma af Klint, visionaria
Daniel Birnbaum, Julia Voss, Tracey Bashkoff, Isaac Lubelsky, Linda Dalrymple Henderson y Marco Pasi
Traducción de Francisco López Martín
Atalanta
Girona, 2023
160 páginas
Por Cristina González Fernández / @crisgoonzalez07
Arte y psicoanálisis comparten una resonancia imaginaria en tanto que ambos tratan de sostener una experiencia que no se clausura, que no ofrece respuestas definitivas, sino que deja el espacio abierto para un encuentro con lo que se encuentra más allá de los límites del sentido, de las palabras, incluso de los números… esto es, lo que Jacques Lacan denominó «el registro de lo real».
Este Real poco tiene que ver con lo que conocemos como realidad, que desde el psicoanálisis lacaniano se entiende como una construcción del sujeto a través del lenguaje, una ficción. Lo Real, por su parte, se escapa a toda representación, tratándose así de una idea que ya encontrábamos en conceptos filosóficos como el «Uno» de Parménides, el «noúmeno» kantiano o el «abismo» al que Nietzsche hacía referencia como ese vacío estructural que no puede sostenerse desde el sentido.
No obstante, a pesar de establecer que «lo real es lo imposible», Lacan deja una grieta abierta en uno de sus últimos seminarios con la fórmula «solo podemos alcanzar fragmentos de Real», reforzando la concepción de este no como una totalidad, sino como algo que se escapa constantemente, que supone siempre el choque con un resto informe inalcanzable por la vía de la representación. Es justamente a través de esa grieta donde el arte de Hilma af Klint emerge y termina por materializarse.

Hilma af Klint (1862-1944) fue una pintora sueca que podemos considerar pionera del arte abstracto, en tanto desarrolló su trabajo mucho antes que otros artistas reconocidos como Kandinsky, Kupka, Malévich o Mondrian. En el capítulo Cinco cosas que hay que saber sobre Hilma af Klint, Julia Voss señala otros datos de enorme relevancia sobre su vida, como que «creó obras para un futuro en el que su presente ya habría pasado hace mucho», razón por la cual dejó instrucciones para que no se mostrasen al público hasta veinte años después de su muerte. En dicho capítulo también asistimos a los trazos de su formación científica y espiritual, así como a su intención de exponer sus Pinturas para el templo en un espacio específico descrito en el capítulo de Tracey Bashkoff: «un edificio de planta circular en el que los visitantes recorrerían un camino ascendente en espiral, en un viaje espiritual definido por sus cuadros».
En otros escritos del libro se abordan las conexiones de Hilma af Klint con la corriente de la teosofía fundada en Nueva York en 1875, con el ocultismo de su tiempo, y con su utilización del lenguaje geométrico en un intento de imaginar la cuarta dimensión, plasmado en su serie El cisne: una de las muestras más logradas de apertura hacia lo Real en la historia del arte.

De esta manera, a través de una selección exclusiva de pinturas y dibujos de la artista, combinada con los ensayos de diferentes autores y autoras, Hilma af Klint, visionaria se presenta como una posibilidad de encuentro con ese Real que queda por fuera de la imagen y del significante, pero que se invoca en el ciclo de Pinturas para el templo, finalmente expuestas en el Museo Guggenheim de Nueva York en 2018, un museo de extraordinaria singularidad… por su arquitectura en espiral.
Es a partir del seminario celebrado con motivo de esa exposición que nace este libro.

