Horacio Otheguy Riveira.
Surge el menudo actor de entre el público, rompe con su habitual simpatía el temblor de estar ante anónimos jueces y lo hace contando una anécdota fundamental, cuando en 1992 (con solo 11 años) Ian Gibson le regaló un ejemplar de su Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca… Antes de acabar el relato, ya estamos hechizados.
Jesús Torres con barba modesta oculta elegantemente su cara de niño. Así conecta físicamente con el personaje que no está dispuesto a crecer si para ello tiene que abandonar su sed de conocimiento, su capacidad de asombro, su manera «granaína» de pernoctar asustado y amanecer como el más valiente de los hombres…
Un turbulento 1929
Enseguida estaremos ante un espectáculo muy intenso y completo, muy fiel a la gran obra Poeta en Nueva York con un Federico versus Federico, adolescente atormentado y vitalista, mecido por la historia fantástica de forjar a un creador que se afana en ser él mismo, aunque está lleno de miedos.
Teme los grandes puentes, los caminos donde hombres y mujeres se entrelazan y él queda al margen; es también un niño muy curioso ante el descubrimiento de la alegría, del placer sexual en jóvenes de su propio sexo y el despliegue de artificio y voluptuosidad de la ciudad que -en aquel 1929 del gran crash-, le invita a descubrir el vigoroso imaginario de un paisaje humano que vibra no ya en el hormigón ciudadano, sino en el espléndido bullicio de una feria, un gran parque de atracciones que intenta despegar, con la fantasía de volver a montarse en otra parte.
La maestría del actor, productor, director Jesús Torres tiene muchas vertientes, basta recorrer su trayectoria para dar con un asombro gaditano pertinaz. Del Puerto de Santa María donde nació le recorren versos, múltiples abrazos y cadencias únicas para ser en lo universal de un teatro unipersonal que, sin embargo, se nutre de valiosos compañeros de viaje en el diseño tan espectacular de todo el entramado, y en cada tarde con tres colaboradores imprescindibles que, en el saludo final, están siempre a su lado.
Si Poeta en Nueva York es un libro extraordinario (escrito en 1929-1930, publicado en 1940, cuatro años después de su asesinato), esta visión teatral consigue estar a la altura, a fuerza de extasiarse en la búsqueda escénica y literaria, entre cartas y poemas, para forjar una antología que fluye como si siempre hubiese estado allí.

Cara a cara con el público, el actor-productor-director, presenta el origen de su pasión por Lorca, ese poeta que de niño no entendía, pero pronto aprendió a amar, guiado por Ian Gibson. ©Antonio Castro.

Un espectáculo con abundantes sorpresas, felizmente distribuidas por el diseño audiovisual con escenografía e imágenes atractivas por las que se asoman, cada tanto, fugaces «federicos». ©Moisés F. Acosta.
Vigoroso recorrido que comunica con cartas escritas a máquina, algunas llamadas telefónicas… mensajes al viento del hogar lejano hasta dar con un brevísimo pero contundente final… ©Antonio Castro.

El amor por un cubano le permite descubrir caminos nuevos en los que el placer se rompe y reconstruye, mientras la enfermedad y la muerte siguen su curso… ©Antonio Castro.
Con la colaboración actoral de Jorge Enrique Caballero, Eva Rodríguez y Silvia Petrelli
Texto, Dirección e Interpretación: Jesús Torres
Diseño de iluminación: Jesús Díaz Cortés
Escenografía y Vestuario: Juanjo González Ferrero
Espacio Sonoro: Alberto Granados Reguilón
Videoescena: Leonardo Lapeña
Coreografía: Mercé Grané
Coordinación técnica y técnico audiovisuales: Antonio Villar
Ayte. Escenografía: Ione Teso
Diseño de suelo: Carlos Brayda
Robótica: Sonia Copacalle
Construcción giratorio y estructura: Readest Decorados
Construcción elementos y utilería: Metanoia Artes Escénicas, Guisante Taller
Confección telón: Sfumato
Impresión Suelo: Scnick
Vídeo: Ángela Ugalde
Producción: Iván Flores
Fotografía: Moisés F. Acosta
Maquillaje: Olaya Moreno, Irene Fernández
Diseño gráfico: En bl_nco
Comunicación: Raquel Berini
Gamificación: Yellow Jacket Videogames Studio
Produce El Aedo Teatro
TEATRO FERNÁN GÓMEZ. SALA JARDIEL PONCELA. HASTA EL 19 DE OCTUBRE 2025

