Foto: Eduardo Blanco García

Yasmina Álvarez Menéndez (Tineo, 1978) es profesora de Didáctica de la Lengua en la Facultad Padre Ossó, centro adscrito a la Universidad de Oviedo.  Con anterioridad desarrolló su carrera profesional en radio y televisión, tanto en tareas de producción como de presentadora. También vinculada al mundo del teatro desde 1995, ha ejercido ocasionalmente como locutora de publicidad, narradora de audiolibros y actriz de ficción sonora.

Hasta la fecha ha publicado los poemarios Los versos que nunca os dije, Vivir en tus orillas (Versos desde Null Island), Cancelación del ruido, todos ellos en la editorial BajAmar y la plaquette Cien pequeñas muertes para sobrevivir, en la Colección de Cuadernos Heracles y Nosotros, editada por el poeta Juan Ignacio González. Su nombre se incluye también en las antologías Voces Juntas y Metamorfosis (ambas editadas por el Círculo Cultural de Valdediós y coordinadas por el poeta y crítico José Luis Gª Martín) y Viento a favor (BajAmar).

En los últimos años ha colaborado en publicaciones periódicas como El Cuaderno, Ítaca o Nortes y ha sido invitada a participar en distintos eventos artísticos y literarios (Letriberia, POEX, FeLIX, CIMCO, LibrOviedo…) bien para leer sus textos, bien para compartir charla con otros autores.

Hoy pasa por nuestra sección para darnos su primera impresión acerca Cancelación del ruido (BajAmar, 2024) 

 

Javier Gilabert: ¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

Yasmina Álvarez Menénez: Así como mi libro anterior, Vivir en tus orillas (Versos desde Null Island), nació con la idea clara de convertirse en un poemario de amor, con una determinada estructura y con unidad temática, Cancelación del ruido va naciendo y creciendo poema a poema, entendido cada uno de ellos de forma independiente, fruto del instante, de la emoción puntual y concreta que, algunas veces (no siempre) se deja capturar sobre el papel. Cuando surgió el título, sin embargo, este se convirtió casi en una revelación. Me sirvió para darme cuenta de que el poemario guardaba unidad, de que los poemas estaban recorridos por un tono muy similar. Y a partir de entonces ya pude construir el discurso sobre aquello de lo que quería hablar o, mejor, sobre aquello de lo que estaba hablando.

 

Se nos obliga a vivir y a convivir con ruido

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a los posibles lectores?

Si hubiera que buscar un hilo que tejiera de alguna manera el libro, sería la necesidad de amortiguar el ruido, de cancelarlo. Se nos obliga a vivir y a convivir con ruido. No se le da valor al silencio. Se le tiene miedo. La escritura, en este caso, me sirve para “cancelar” no solo ese ruido externo, presente hoy en día prácticamente en cualquier lugar y situación, sino también el ruido interno, el ruido mental que impide encontrar la serenidad, la calma o la claridad de pensamiento. La constante búsqueda del silencio (externo e interno) llega para mí, muchas veces, a través de la propia poesía. De su lectura y de su escritura.

 

¿Qué efecto esperas que provoque en ellos?

Pues quisiera que a los lectores les sirviera la lectura de estos poemas para lo mismo que a mí me sirvió su escritura: para cancelar el ruido, para encontrar la calma, el silencio, la serenidad… que creo que es más que necesaria en estos tiempos tan crispados.

 

¿Qué papel desempeña la estructura o la disposición de los poemas en el volumen? ¿Fue algo deliberado o más intuitivo durante el proceso de creación?

El libro se fragmenta en dos partes y en ambas los poemas se suceden cronológicamente, en función de la fecha en la que surge el primer verso, el primer impulso. Hay en esto, quizá, un deseo de dejar constancia del propio devenir vital por el que voy transitando en este tiempo de escritura y que en ningún caso es equilibrado, uniforme. Por eso, quizá, no se va a encontrar unidad ni formal ni temática en el libro, aunque los temas que aparecen sí son los que me han ocupado y preocupado siempre. Por eso también incluyo una nota en la que se especifican las fechas y los lugares en los que nació (no en los que se terminó) cada uno de los poemas. 

La primera parte, que aglutina casi el total de los poemas, se titula Morfología de la nieve. Es precisamente la forma de la nieve, la estructura del propio copo, la que favorece que en los paisajes nevados el ruido quede amortiguado y se alcance casi un silencio absoluto.  La segunda parte, Diciembre o el aullido, recoge únicamente cuatro poemas con los que se busca bajar el volumen, cancelar, silenciar el ruido ensordecedor que produce la pérdida. En este caso se trata de la pérdida de mi perro Samba, un compañero de vida con el que tenía un vínculo muy especial y que falleció de manera totalmente inesperada a los dos años. Quería que tuviera su protagonismo en el libro, tal y como queda reflejado también en la maravillosa cubierta diseñada por Leticia González Díaz.

 

Soy una persona muy “estacional”

Tu poesía transita de lo íntimo a lo cotidiano, abordando temas como el amor, la memoria, la derrota o la palabra. ¿Existe algún hilo conductor que vertebre toda tu obra?

Yo creo que mi obsesión por el paso del tiempo es lo que la determina. Tanto han crecido en el jardín los árboles/que nos dan la medida del pasado, decía Joan Margarit en un poema. Soy una persona muy “estacional”, me afectan los cambios de estación y observo el paso del tiempo a través de los paisajes y de los rostros, incluido el mío. Derivado de esto, está también muy presente la muerte, que no es que me preocupe (la propia al menos), pero sí me ocupa, me hace reflexionar. Y, por supuesto, como señalas, el amor. Tiempo, amor y muerte. La vida misma.

 

Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Cancelación del ruido, ¿cuáles serían?

Me quedaría con los que empiezan así: Qué amplio aquel beso, Todavía la carne firme

y ¿Quién heredará todo lo mío…?

Son poemas breves pero que condensan, creo, la esencia del poemario Y en los tres se pueden reconocer los temas a los que hacía referencia en la pregunta anterior: el amor, el paso del tiempo y la muerte.

 

Para tener algo sobre lo que escribir es necesario haber vivido, haber sentido

Tu trayectoria abarca radio, televisión y teatro. ¿De qué manera han marcado esas disciplinas tu voz poética?

Todo suma, supongo. Para tener algo sobre lo que escribir es necesario haber vivido, haber sentido. Por tanto, podría decir que las tres disciplinas me han aportado algo. Han sido o son parte de mi vida y mi voz poética va muy pegada a la personal. Dicho esto, creo que la etapa televisiva no me aportó demasiado. Más bien al contrario. Era joven y me distrajo. Me robó mucho tiempo. La radio fue otra cosa. La música, la voz, la palabra… propician un encuentro más íntimo, más sugerente, más evocador y, tal vez, más inspirador. Actualmente colaboro en el programa Abdicar de la tristeza que emite la RPA, la emisora autonómica y que dirige mi querido Rafa Gutiérrez Testón, presidente de la Asociación de Libreros de Asturias. Mi colaboración consiste en la lectura de un poema de una o de un poeta de la región para cerrar el programa cada semana. Unir radio y poesía está siendo una experiencia maravillosa que me permite, además, “matar el gusanillo”. Pero sin lugar a duda, el teatro ha sido lo que más ha marcado mi voz. No solo la poética. Empecé a los quince años y me permitió conocer muy de cerca el proceso de escritura, entrar en contacto con personas del mundo de la literatura y de la cultura en general, vivir mucho y sentir mucho a través de los personajes que he interpretado. En otro nivel, me ha proporcionado también cierta destreza a la hora de leer mis poemas en voz alta, a manejarme en público siendo la gran tímida que soy…  En fin: fue una escuela de vida y a mí, además, me la cambió. Al teatro le debo buena parte de lo que soy y de quien soy.

 

Leo y releo los poemas en voz alta una y otra vez 

Por tu experiencia como narradora de audiolibros y locutora, ¿escribes pensando en el “sonido” o en cómo será recibida tu poesía por el oído del lector/oyente?

Sí. Leo y releo los poemas en voz alta una y otra vez, a medida que los voy escribiendo o retocando, para comprobar cómo suenan y cómo resuenan. Pero es algo que me viene dado más por la experiencia teatral que por la de la locución, que es más reciente.

 

Es mi faceta creativa la que modela la pedagógica 

También eres profesora de Didáctica de la Lengua. ¿Ha modelado esta faceta pedagógica tu relación con la escritura?

Considero que ocurre a la inversa y que es mi faceta creativa la que modela la pedagógica. Mis alumnas y alumnos estudian para ser maestras y maestros y creo que es importante fomentar en el aula la escritura creativa, la lectura en voz alta y también el acercamiento a la poesía, al teatro y a la literatura en general. No siempre es posible porque los programas y, sobre todo, los cronogramas nos encorsetan bastante, pero se intenta.

 

Sé cuáles de mis poemas emocionan o conectan más con la gente 

Has participado en numerosos eventos literarios y artísticos: ¿qué huella dejan en tu trabajo las lecturas en vivo y el contacto directo con el público?

En el momento en que das a conocer tus poemas, sea a través de su publicación en papel o de lecturas ante el público, es inevitable pensar ya en quién te puede estar leyendo o en quién te va a leer. Eso no me condiciona a nivel creativo, pero sí me hace sentir responsable y cuidar o estar atenta a determinados aspectos. Las lecturas en público me permiten comprobar en directo la reacción de las personas que escuchan. A estas alturas sé cuáles de mis poemas emocionan o conectan más con la gente. Es así bien porque percibo sus reacciones en directo o bien porque se acercan a decírmelo. Pero eso no significa que yo luego escriba teniendo esto en cuenta. Ni mucho menos. Una no busca escribir “grandes éxitos”.  Lo que es realmente muy gratificante de ese tipo de eventos es el diálogo con los lectores: compartir impresiones, escuchar sus lecturas, las interpretaciones que hacen de los poemas o comprobar cómo algo que una ha escrito cobra sentido para otra persona que se emociona o se reconoce entre esos versos.  

 

Cada vez tengo menos prisa

¿En qué proyectos poéticos o artísticos estás trabajando actualmente?

Tras cerrar el proceso de edición y publicación de un poemario suelo tardar en recuperar el pulso de la escritura. Soy lenta y, no sé si será la edad, pero cada vez tengo menos prisa y me agobia menos pasar meses en blanco. Para escribir necesito tener calma, serenidad… y tiempo para detenerme a observar las cosas del mundo. Durante el curso es difícil: la gestión, las clases, los compromisos… Me resulta complicado encontrar el tiempo que necesito para escribir y para leer (tan necesario esto último como lo anterior). No obstante, este verano sí que he vuelto con bastantes notas, con bastantes hilos de los que tirar y sobre los que trabajar a lo largo del año, algo que no ocurría desde 2023. Sin apuros, eso sí.  

 

Por último, como lectora, ¿de quién te gustaría conocer su “Primera impresión”?

Para mí siempre es un placer escuchar y leer a Elsa López.

 

 

 

 

***

Tres poemas de Cancelación del ruido

 

Qué amplio aquel beso.

Qué azules, qué profundas sus aguas.

 

Qué inevitable el naufragio.

 

 

 

 

 

Todavía la carne firme

frente al espejo.

Aún definidos los contornos

y la piel diáfana.

 

Ven pronto.

Ven.

Ven antes

de que el vaho del tiempo

me diluya.

 

 

 

 

 

 

¿Quién heredará todo lo mío,

que es tan poco?

¿Qué estantes albergarán

cuando yo falte

mis libros más queridos,

aquellos que resistieron,

sin discusión posible,

a mercadillos y mudanzas?

¿Dónde irán a parar todos mis discos?

¿Dónde la pequeña colección

de bolas de cristal y nieve

o la de marcapáginas?

¿Qué ocurrirá contigo?

¿Quién meterá en mi urna

el eco de mi aullido,

los restos de diciembre

                             y tus cenizas?