Horacio Otheguy Riveira.
Tradición del grotesco criollo porteño, heredero del esperpento valleinclanesco y del grotesco pirandelliano: mezclas vitalistas, tragicómicas de la tortuosa y migración europea en Argentina. Todo eso ha generado un teatro en constante búsqueda expresiva que, a su vez, encuentra en las raíces un buen caldo de cultivo. De hecho, este Complejo del Teatro San Martín, nacido en los primeros cuarenta del siglo XX, ha dado al gran teatro latinoamericano muchos éxitos, autores, directores, escenógrafos, diseñadores de vestuario, músicos… todo un mundo escénico que, como quería Pirandello: «Actitudes que surgen del drama con toques de comedia. Tragedia hilarante la del ser humano enfrentado a un espejo deformante».
En el presente ciclo, tres espectáculos que glorifican este peculiar género a través de un bien nutrido equipo de artistas. El primero, un Shakespeare dirigido con la intensidad y la creatividad propias del español, hoy día más universal en el teatro, Calixto Bieito (Miranda de Ebro, Burgos, 1963): La verdadera historia de Ricardo III – Sobre Ricardo III de William Shakespeare, del 30 de septiembre al 9 de octubre:
Agosto de 2012. En un estacionamiento de Leicester, debajo de un sector con una R marcada en el asfalto, son hallados los restos de Ricardo III. No es un lugar habitual para el enterramiento de un rey. Así empieza nuestra historia: una disección, no solo del turbulento pero breve reinado de Ricardo, sino también de la maldad humana que, consciente o inconscientemente, forma parte de nuestra naturaleza biológica y psicológica. Ricardo, deforme y maquiavélico, tirano y sanguinario, nos recuerda que el mal forma parte de nuestra vida diaria. Que el mal es inherente al ADN humano, que la maldad y la bondad anidan en el corazón del hombre. El infierno está vacío. Todos nuestros demonios están aquí.

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Del 3 al 12 de octubre: SANSÓN DE LAS ISLAS de Gonzalo Demaría, dirigido por Emiliano Dionisi

Teatro San Martín de Buenos Aires. Canal Hispanidad
Argentina – Estreno en España
Sala Verde. Duración: 1 h 15 min
Sansón de las islas cuenta el desplome de un ídolo popular, desde la cima del aplauso hasta el escupitajo callejero. Su tragedia está unida a la de un país que creció admirándolo y que ahora lo usará de chivo expiatorio.
Sansón, un luchador de catch muy popular pero enfermo y retirado, está de vuelta. Solo que a la fuerza. Es la Guerra de Malvinas y el gobierno militar que manda en Argentina necesita elevar la moral del país. Se organiza un programa de televisión masivo y se convoca, entre otras figuras, a Sansón. Por insistencia de su esposa, el decadente personaje acepta enfrentarse a un rival jovencito. La desventajosa diferencia de edad es el menor de los problemas que enfrentará Sansón: le espera un dilema moral de proporciones bíblicas.
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Una vez más me acerco a William Shakespeare, a través del humor y la lúdica del gag físico y poético. En Medida por medida se desarrolla una cuidadosa exposición dramática de la naturaleza moral del hombre en relación a la justicia y el vicio y se invita a la reflexión sobre la ley, la corrupción, la religión y la ética. La mujer ocupa un lugar central con un tema muy actual: el abuso de poder en lo político y lo sexual. También hay una clara relación con los Evangelios: “No juzgues si no querés ser juzgado, porque con el juicio que juzgás te juzgarán y con la medida que medís te medirán”.
Shakespeare no hace ningún juicio de valor moral, simplemente delata lo trágico de nuestras contradicciones. Sin conclusiones, nos llena de preguntas políticas y espirituales, nos interpela cuestionando la esencia de las leyes y poniendo en duda los valores que nos gobiernan: ¿Leyes o abuso de poder? ¿Rigor o compasión? Sobre el extremismo de las ideas Borges decía: “Hay que tener cuidado con los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.” Medida por medida (La culpa es tuya) propone una reflexión acerca de un presente infantil y vigente: culpabilizar al otro, una forma de relacionarnos hoy en día. La cultura de la culpa. La política de la culpa. La culpa de lo políticamente correcto. La nobleza del hombre está íntimamente unida a su bajeza, ésta es la moraleja de Medida por medida.
Gabriel Chamé Buendia

