En los últimos años las adaptaciones de videojuegos a series de televisión están arrasando. Tal es el caso de series recientes como The Last of Us y Fallout, que han desencadenado un efecto dominó donde obras originalmente creadas para consolas y PC toman una nueva vida en la pantalla. En este contexto, surgen interesantes conclusiones sobre cómo interactúan el ámbito de los videojuegos, las plataformas de streaming y sectores tan diversos como el ocio con experiencias de casino online en vivo.
El fenómeno de las adaptaciones videojuego-serie
Cuando se estrenó The Last of Us, la reacción fue inmediata; provocó una subida en las ventas del juego original. En PlayStation 4, por ejemplo, las ventas aumentaron más de un 300 % tras el estreno de la serie. Además, la comunidad de jugadores creció alrededor de un 150 % en algunos casos. Y eso que la serie reinterpretó la historia para hacerla funcionar en otro formato.
Algo parecido ocurrió con Fallout. En apenas 16 días, 65 millones de personas habían visto la serie. Y lo más interesante es que la mayoría de esos espectadores no estaban en Estados Unidos, venían de todas partes. El fenómeno traspasó fronteras.
¿Por qué están encantadas las plataformas?
Las plataformas de streaming han encontrado un filón aquí. Por un lado, trabajar con videojuegos populares les da ventaja, pues ya hay un universo creado, personajes que la gente adora y un fandom detrás.
En el caso de Fallout, por ejemplo, el 60 % de la audiencia vino de fuera de Estados Unidos, lo que da una idea de la fuerza internacional de estas sagas. A esto hay que sumar que en un mercado saturado de contenidos nuevos, una adaptación de un juego conocido es una opción más segura. No parte de cero.
Esa fue la razón por la que cuando The Last of Us llegó a las pantallas, el juego volvió a venderse como si acabara de salir al mercado.
Retos creativos
Uno de los mayores retos es encontrar el equilibrio entre ser fiel a la historia original y al mismo tiempo aportar algo nuevo. The Last of Us lo consiguió; respetó la esencia del juego y, a la vez, ofreció una experiencia televisiva propia.
Además, hay que pensar que quienes han jugado ya saben de qué va todo, pero para otros es su primer contacto con esa historia. Por eso la serie tiene que funcionar para ambos.
La calidad de producción es otro punto clave. No basta con adaptar, hay que hacerlo bien. La ambientación, los actores, la dirección… todo suma. En el caso de Fallout, lanzar todos los episodios a la vez ayudó a que la serie se convirtiera en tema de conversación global en cuestión de horas.
Más que series y videojuegos
Todo esto va mucho más allá de simplemente ver una serie o jugar un juego. Estamos ante un cambio cultural y económico.
Por un lado, estas adaptaciones ayudan a que mucha gente empiece a ver los videojuegos de otra manera. Se transforman en historias que pueden brillar tanto como una película o una serie tradicional.
Por otro lado, amplían el alcance de las franquicias. Los videojuegos son ya una cultura global.
También se abren nuevas vías de negocio. A partir de estas historias pueden surgir reediciones, colecciones, productos, eventos, o experiencias interactivas en el casino en vivo ambientado en el universo de un juego. El entretenimiento deja de estar encerrado en un solo formato.
Y eso es lo más fascinante, que la línea entre ver, jugar y participar se vuelve cada vez más difusa. Lo que empezó como un juego termina siendo un fenómeno que atraviesa pantallas, plataformas y fronteras.
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