Entrevista a Jorge Zepeda Patterson por "Los corruptores"

 

Por Benito Garrido.

 «A lo largo de 20 años de ejercer el periodismo he acumulado una gran cantidad de información sobre las maneras en que opera la clase política en diversas circunstancias: sus códigos no escritos, la relación con los medios de comunicación, las modalidades de corrupción que existen en los distintos niveles, las maneras en que los poderes fácticos se vinculan entre sí. Mucha de esa información es impublicable. No por falta de ganas, sino por la imposibilidad de recaudar las evidencias que la documenten. Una cosa es saberlo, y otra poder demostrarlo de acuerdo con códigos profesionales. En parte por ello es que escribí Los corruptores, una novela política de suspense. El presidente se llama Alonso Prida y no Enrique Peña Nieto; el secretario de Gobernación lleva por nombre Augusto Salazar, pero aun con personajes de ficción, Los corruptores me han permitido decir lo que no había podido sobre todos los que les rodean.»

Jorge Zepeda Patterson nació en Mazatlán, México, en 1952. Tras su formación periodística en El País, fundó y dirigió los periódicos Siglo 21 y Público y condujo el programa de televisión Código. Más tarde asumió la subdirección de El Universal durante dos años y, actualmente, sigue colaborando con este periódico, además de con el semanario Día Siete y dirige la revista digital Sin Embargo.

 

Los corruptores, de Jorge Zepeda Patterson.
Los corruptores, de Jorge Zepeda Patterson.

Los corruptores.  Jorge Zepeda Patterson.  Editorial Destino, 2013.  416 páginas.  18,00 €

Ciudad de México, 2013. La actriz Pamela Dosantos había alcanzado el estrellato gracias a sus afamados muslos y a un corazón amplio y generoso por el que pasaron los políticos más encumbrados de México. La aparición de su cuerpo, salvajemente mutilado, desencadena una crisis de insondables consecuencias para el regreso del PRI a la presidencia. Tomás, un periodista dominado por el desánimo, escribe apresuradamente en su columna acerca del asesinato de la famosa actriz, incorporando un dato muy tentador acerca de la ubicación del cadáver, sin hacer las comprobaciones necesarias. La publicación de lo que parecía un dato banal, lo coloca en el punto de mira: el cuerpo estaba a escasos metros de la casa de Salazar, el hombre más temible del nuevo régimen.

Treinta años antes, siendo adolescente, Tomás estableció una amistad con otros tres amigos del colegio: Jaime, Mario y Amelia. Formaron una auténtica fraternidad con nombre propio; eran los Azules, por el color de las pastas de sus cuadernos. Con los años, emprendieron caminos diferentes, pero la amistad nunca se extinguió del todo, y el problema en que acaba de meterse Tomás es la ocasión perfecta para que los Azules vuelvan a reunirse y apoyarse mutuamente como auténticos mosqueteros.

Así arranca Los corruptores, una novela en la que los sentimientos son tan importantes como la trepidante acción que describe, y las relaciones de los personajes cuentan tanto como la descarnada descripción de un sistema corrupto en el que una vieja clase política se perpetúa a sí misma a base de connivencias inconfesables con los señores del narcotráfico. Los corruptores hace una radiografía implacable de las alcantarillas del Estado sin olvidar el factor humano.

 

P- Tras el asesinato de la famosa actriz Pamela Dosantos se esconde un retrato del México más reciente. ¿La ficción te ha servido para hablar de la realidad político-social del país?

La ficción me ha permitido continuar el trabajo periodístico «por otro métodos», por así decirlo. En la novela es posible entrar en una descripción más viva y real de la manera en que opera el poder. Permite abordar emociones, motivaciones, fobias y filias de hombres y mujeres de poder.

 

P.- ¿Cómo surgió la idea que dio origen a esta profunda crítica que es tu libro?

Más de veinte años de periodismo y de ser director de medios de comunicación van acumulando un gran dossier de temas pendientes. Muchos de ellos no son publicables en lenguaje periodístico porque no pueden documentarse o demostrarse, aun cuando uno sepa que son ciertos. La literatura realista ofrece esa facilidad.

 

P.- Está claro que la novela negra, el thriller, te ha servido para hablar de la podredumbre política y la corrupción. ¿Es actualmente el mejor género para entrar en cuestiones así? 

En cierta forma una buena porción de la política del México de hoy es un thriller. Por otra parte, no es que sea el mejor género. El periodismo sigue siendo indispensable, pero no suficiente. La narrativa literaria complementa y permite ingresar a zonas que el incluso el buen periodismo no puede iluminar.

 

Jorge Zepeda Patterson.
Jorge Zepeda Patterson.

P.- ¿Cuánto hay de Jorge Zepeda en el protagonista? ¿Cuánto de investigación periodística en la novela?

Hay un poco porque Tomás, el protagonista principal y el autor comparten oficio. Pero sólo son algunos trazos. En el fondo hay una muy fuerte construcción narrativa en todos los personajes; es decir, ninguno corresponde a personas reales que me rodeen.

 

P.- Narcotráfico, corrupción policial, políticos autoritarios… Pero ¿quizá las cosas son más complejas que como se ven desde fuera, que como puede verlas el ciudadano de a pie?

Parcialmente las ve cuando le toca ser protagonista involuntario o víctima de un sistema que arrastra corrupción y violencia. Pero también es cierto que no siempre es fácil, toda vez que buena parte de los medios de comunicación tienen a hacer opaco los propios vicios del sistema.

 

P.- ¿El tiempo sigue sin poner las cosas en su sitio? ¿Los mismos problemas, las mismas corruptelas pero distintos nombres, distintos protagonistas?

Sin duda hay avances. Hoy existe un México distinto al autoritario de hace 30 o 40 años. Pero la velocidad del cambio es desesperante para los que se encuentran en el desamparo económico y social. Y también es cierto que en ocasiones hay retrocesos temporales o regionales, y al que los padece seguramente asume que las cosas están empeorando, lo cual es explicable.

 

P.- ¿Los Azules son los representantes sociales del escepticismo, los que buscan la verdad? ¿O quizá también su propio interés?

No es incompatible una cosa con la otra. Aunque más bien Los Azules se ven obligados a actuar por las circunstancias: la amenaza que se cierne sobre Tomás; lo demás es el resultado de los acontecimientos que enfrentan.

 

P.- ¿Los seres humanos tiende inevitablemente a la corrupción, o es el poder lo que los corrompe?

La condición humana es falible, sin duda. Un contexto de impunidad tiende a sacar lo peor de los seres humanos; lo cual no impide que hombres y mujeres ostenten la maravillosa virtud de reinventarse cada día y celebren la inaudita belleza que significa estar vivo. Y eso es maravilloso.

 

P.- La intriga evoluciona al ritmo narrativo de la buena literatura, de la mejor novela negra. ¿Cuáles han sido tus referentes literarios a la hora de escribir esta historia?

Difícil precisarlo porque abreva en varias décadas de lectura voraz. Sin duda la más influyente en mí la anglosajona. Muy eficaz para el relato intenso que reclama el thriller.

 

P.- Reflexionas también sobre el oficio del periodismo más clásico. ¿Crees que las nuevas tecnologías están acabando con él?

Están acabando con la plataforma tradicional en la que se ejercían. Eso puede entrañar el fin del periodismo o no, eso dependerá de la capacidad que tengamos los profesionales para sobrevivir con éxito en las nuevas plataformas. En una batalla en proceso como para dictaminar un resultado, aún.

 

P.- En relación a temas concretos (corrupción, droga…) ¿Se podría buscar el paralelismo de tu novela con otro país que no fuese México? ¿Cómo España por ejemplo?

Por supuesto que sí. Los temas del poder, la corrupción, las mafias en sus distintas modalidades, etc. son universales. Las noticias que encabezan los diarios y noticieros en España en los últimos meses, es fiel reflejo de lo anterior.

 

P.- ¿Nuevos proyectos literarios a medio plazo?

Estoy escribiendo la segunda entrega de Los Azules, espero tenerla terminada en la primavera. Parte de ella, por cierto, está ambientada en Marbella. Lo cual responde en parte a la pregunta anterior.

 

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