Pelópidas y Epaminondas: el amor llevado al campo de batalla

por Kika Sureda

Pelópidas, Epaminondas y el Batallón Sagrado de Tebas

Pelópidas, político y militar tebano, de procedencia adinerada, gastaba su fortuna con los amigos, mientras, él llevaba una vida de atleta. Epaminondas de origen humilde, era persona discreta, prudente y reflexiva. Su pasión fue la filosofía; influido por el pitagórico Lisis de Tarento condujo su vida de forma ascética. Fue el general que redibujó el mapa político de Grecia. Ambos fueron compañeros en la vida y en el campo de batalla. Juntos lideraron una potente unidad de combate formada por parejas de amantes, comprometidos a combatir hasta la muerte, el  Batallón Sagrado de Tebas. Este batallón era un cuerpo de élite dentro del ejército griego de la polis de Tebas durante el siglo IV a. C, pero con una característica que lo distinguía de cualquier tropa. Lo formaban 300 hombres relacionados entre ellos de una forma muy especial, eran 150 parejas de amantes. Según Plutarco, el batallón fue creado al creer firmemente en la idea de que la unión por el amor era irrompible.

Para hombres de la misma tribu o familia hay poco valor de uno por otro cuando el peligro presiona; pero un batallón cimentado por la amistad basada en el amor nunca se romperá y es invencible; ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros.

Epaminondas salvando la vida de Pelópidas.

Las parejas se formaban por un veterano y otro componente más joven. Las relaciones  homosexuales en el mundo griego en general y en el ejército en particular no eran nada extrañas, donde era costumbre fomentar los lazos de camaradería entre los novatos y los veteranos. Las habilidades militares de Epaminondas, unidas a la fuerza del Batallón, permitió a los tebanos lograr la victoria sobre Esparta y convertir a Grecia en potencia hegemónica. La inseparable amistad de estos dos hombres surgió en el año 384 a. C, en una expedición contra Mantinea, en la que combatieron como aliados de los espartanos. Derrumbada el ala espartana, siguieron luchando contra los enemigos uniendo sus escudos. Pelópidas recibió varias heridas y cayó al suelo. Epaminondas se negó a abandonarlo, incluso poniendo en riesgo su propia vida, continuó la lucha a su lado hasta que el resto del ejército acudió en su ayuda. Daba comienzo el siglo IV a.C., cuando Tebas y Esparta estaban enfrentadas políticamente. Esparta intentaba mantenerse como la ciudad-estado griega predominante, mientras los tebanos soñaban con expandirse. Esta situación provocaba constantes choques bélicos entre ellos. Beocia era uno de los puntos calientes deseados por ambos bandos y en ese momento se encontraba bajo la influencia política de Tebas. Los beocios, no muy contentos con estar bajo el yugo de Tebas pidieron auxilio a los espartanos para que los liberasen del control político tebano. Rápidamente, los espartanos sedientos de poder exigieron a Tebas que retirasen el ejército invasor, evidentemente se negaron y el rey espartano Cleómbroto I marchó a la guerra desde Focea. Los espartanos decidieron marchar cruzando los montes en vez de cruzar un desfiladero, que era lo que se esperaba de ellos. De esta forma, hicieron su entrada sorpresiva y tomaron la fortaleza y doce trirremes tebanas sin que el enemigo se diera cuenta de ello. Así dio comienzo una batalla desigual de los diez mil hoplitas del ejército del Peloponeso contra los beocios que rondaban los seis o siete mil soldados. Aún así, Epaminondas aceptó luchar en un campo frente a la ciudad de Leuctra. En esta batalla Epaminondas demostró sus dotes tácticas y el triunfo obtenido supuso la hegemonía tebana y el comienzo del fin de la influencia política de Esparta.

 

Para saber más

AA.VV.: Historia de Grecia Antigua. Madrid: Editorial Cátedra.

NEGRETE, J.: La gran aventura de los griegos. Madrid: La esfera de los libros, 2009

PLUTARCO: Vidas Paralelas. Obra completa. Madrid: Editorial Gredos.

 

 

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