Fogosas, divertidas y feroces "Hermanas Rivas"

Por Horacio Otheguy Riveira
 

Borges escribió un cuento con dos tipos duros, hombres de a caballo con encrucijada en un triángulo amoroso. Un relato seco, una historia cruel que en «Las hermanas Rivas» se convierte en un intenso triángulo sexual propio de serie negra, de crimen y misterio entre cuerpos que saben disfrutarse hasta que irrumpen celos inesperados.

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De izquierda a derecha: Regina Ferrando, Mariano Rochman, Luciana Drago.

 

Muchos son los aciertos en un juego envolvente que empieza con las hermanas viendo una telenovela, anunciando su rutinaria existencia en la que los domingos van al cementerio donde yacen sus padres, y luego a visitar a sus ancianas tías.

La vida circula bien pueblerina, pero una de ellas, la más carnal y ávida de aventuras, decide darse una noche loca que resulta fabulosa en brazos de un cariñoso amante muy bien entrenado: un boxeador de pesos medios que entrena de día y de noche, pero aun así se da tiempo para rendirle tributo a cuantos juegos sexuales se les ocurran.  Y le hace sitio en la casa que comparte con su hermana, una chica timorata con muchas emociones que se guarda para sí, o que sólo transmite cantando canciones populares, estrofas que se deslizan por las comidas que prepara, los platos que friega, las atenciones que nunca faltan con el zumo de buenas proteínas para macho jubiloso y manso: El Potro Estrella.

La vida se les abre de piernas entre emociones desconocidas e igualmente irresistibles. Nunca entró un hombre en casa, jamás se les había ocurrido compartirlo, como nunca se les había pasado por la cabeza que ellas se amaban más que nada en el mundo, como dos inseparables, como dos mujeres muy distintas que parecen mantenerse en pie con el mismo corazón.

La vorágine de sexo, torpezas cómicas, y emociones cotidianas entre tres personajes aparentemente vulgares, corrientes, sin ninguna influencia intelectual, más allá de la pasión de las mujeres por las telenovelas… se convierte en una función teatral muy bien estructurada que conjuga muchos estilos, pero se afianza en uno que enlaza la tragicomedia con el suspense más negro.

Las Hermanas Rivas.Foto.1
 

Desde luego, leer el relato después de ver la función es muy interesante, se valora aún más el trabajo de dramaturgia y puesta en escena de estas Hermanas Rivas muy bien interpretadas por su trío protagonista: Luciana Drago aporta la desfachatez de una mujer dura, voluptuosa, incapaz de acobardarse ante nada; Regina Ferrando resuelve su timidez con permanentes acciones hogareñas hasta que su cuerpo dice basta y avanza en busca de su objetivo; Mariano Rochman recrea la experiencia de un boxeador feliz de serlo, enamorado de su deporte y de sí mismo, como si todo su cuerpo fuera una prolongación de su sexo, un falo potente y generoso al que Dolores y Angustias, las fogosas hermanas, se trepan un día sí y otro también, hasta que irrumpen unos celos inesperados con sorprendente epílogo en el que nos enteramos de que, más allá del sueño del falo perfecto, las gozosas hermanitas son capaces de un deseo muy distinto…

Esta función se estrenó a finales de 2013. Ha rondado por diversos teatros de Madrid y en gira. La he visto con otras actrices y en una sala con el escenario de frente (Notable versión de un cuento de Borges); ahora se representa en la semicircular sala pequeña del Lara. Volver a verla aquí es una experiencia diferente, igualmente atractiva. En este caso los intérpretes se ven obligados a un esfuerzo mucho mayor, dada la cercanía de los espectadores. Estos tres-para-tres logran una dinámica escénica con una fuerza excepcional: a la intemperie, bajo las ansiosas miradas de espectadores que están tan cerca que parecen cómplices.

Tras el devenir de estos tres personajes, llega la sombra de lo que sucedía en la prosa magistral de Jorge Luis Borges en La intrusa, un cuento que transcurre en «mil ochocientos noventa y tantos»…

Los hermanos Nilsen eran calaveras, pero sus episodios amorosos habían sido hasta entonces de zaguán o de casa mala. No faltaron, pues, comentarios cuando Cristián llevó a vivir con él a Juliana Burgos. Es verdad que ganaba así una sirvienta, pero no es menos cierto que la colmó de horrendas baratijas y que la lucía en las fiestas. En las pobres fiestas de conventillo, donde la quebrada y el corte estaban prohibidos y donde se bailaba, todavía, con mucha luz. Juliana era de tez morena y de ojos rasgados; bastaba que alguien la mirara, para que se sonriera. En un barrio modesto, donde el trabajo y el descuido gastan a las mujeres, no era mal parecida.

Las Hermanas Rivas.Foto.4Las hermanas Rivas

Autores: Adriana Roffi y Mariano Rochman
Versión libre del cuento «La intrusa», de Jorge Luis Borges
Directora: Adriana Roffi
Intérpretes: Luciana Drago, Regida Ferrando, Mariano Rochman
Iluminación: Martín Egido
Fotografías: Life Triumph
Asesor de boxeo: Quique Gómez Carrillo
Una producción de Doble Sentido Producciones
Lugar: Teatro Lara. Sala Lola Membrives (del 18 de abril al 30 de mayo 2017)
 

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