Emocionante carrusel de «Federico hacia Lorca» con el brío de La Joven Compañía

Por Horacio Otheguy Riveira

El carrusel gira, por él se trepan chicos y chicas, habita en un campo audiovisual de hierro y bosque, de ramas enrevesadas y cuerpos que conectan entre sí, que se solidarizan, ríen mucho, susurran, gritan lo suyo, cantan a coro… y también se adoran y desean, dejan en libertad sus cuerpos. Es la eterna juventud del poeta asesinado una noche cercana al comienzo de una guerra civil cuyas consecuencias aún nos atañen, aún puebla de injusticia y miseria moral nuestra existencia. En medio, ráfagas de episodios reales, soñados y parciales recitados de sus obras como acercamiento a un público eminentemente adolescente con el que nos codeamos amantes del teatro de todas las edades. Busca y captura. Fascinación y sortilegio. Personajes históricos que circulan de boca en boca, algunos de los cuales salen adelante en eficaces composiciones actorales, como por ejemplo sucede con el padre de Federico, varios amigos como Salvador Dalí, Rafael Alberti, Primo de Rivera…

Deconstrucción y creación. Opuestos y aliados, hay muchos elementos dispuestos armónicamente tanto en la interpretación de equipo, coral y diáfana, característica de La Joven Compañía, así como en la grandiosa escenografía de Paco Azorín, magnífica y a la vez austera, en hermoso equilibrio también allí, con sus columpios de gozosa infancia, y áreas que permiten acrobacias de circense figura, trágica y también hermosa.

Con una puesta en escena de Miguel del Arco esencialmente coral, el talento del maestro Gómez-Cornejo acaricia con su iluminación los movimientos de todos, a menudo con brotes de musical contemporáneo, copartícipe activo de las aventuras de los 12 intérpretes tan bien integrados, tan felices de rendirse a un García Lorca que abandona los libros de texto para entremezclarse con todos ellos de la mano de dos dramaturgos como Irma Correa y Nando López, creadores al alimón de la dramaturgia de un espectáculo diferente en torno a Lorca, y también alrededor de lo mucho y muy bueno conseguido por La Joven: una nueva puesta en escena que impulsa el crecimiento de la primera gran empresa privada del teatro nacional forjada con dinero de empresarios audaces desde el comienzo, 2012, que supieron apostar por el teatro como un arma de creciente interés entre los jóvenes. Así sus componentes, entre 18 y 28 años con la colaboración de profesionales de alto rango, de permanente interés por enriquecer sus dones, compartir sus experiencias.

El éxito es rotundo. Crece temporada tras temporada. Orgulloso les aplaude ahora el espíritu del poeta granadino. Miles de estudiantes asisten a funciones matinales organizadas por sus institutos mientras por las tardes se ofrecen pases para el público en general. Y luego larga gira donde se repite la fórmula junto a otras obras del repertorio de La Joven Compañía.

Algo extraordinario que sucede en esta España en crisis permanente. Aquí y ahora un masivo coro de muchachos y muchachas trabajan duro, corren, recitan, interpretan, cantan y bailan para acabar coreando un dulcísimo «Federico, Federico, Federico…» en fantástica ceremonia de cercanía con quien buscaba su voz forjando voces constantemente, asesinado con solo 38 años.

Quiero morirme siendo amanecer,
quiero morirme siendo ayer.
Yo vuelvo por mis alas,
¡dejadme tornar!
Quiero morirme siendo manantial,
quiero morirme fuera de la mar…

 

 

 

Los treinta y ocho años de Federico García Lorca están atravesados de vida, literatura y muerte. Tres ejes que nos guiarán en este viaje hacia aquel joven que se soñaba poeta y hacia el poeta que jamás dejó de ser joven.

Un camino habitado por los paisajes andaluces de su infancia y de su adolescencia, por el Madrid de la Residencia de Estudiantes o por el convulso Nueva York de fines de los años 20 hasta llegar, en un vil giro del destino, a las sombras siniestras de la noche y de la bala que lo atravesó.

Perdidos y libres, como el autor a la caza de imágenes con que llenar sus páginas, atravesaremos con él su vida y su obra, asomándonos al Lorca joven, vivo, y también al Lorca amigo, al excesivo, al viajero, al amante de la piel y de las palabras. Al poeta capaz de hacernos respirar en sus versos la luz y la sangre, la carne y el amor. Al hombre y, sobre todo, al joven cuya voz sigue resonando, vibrante y lúcida, más allá de la miseria de la Historia.

Irma Correa y Nando López

La Joven Compañía es un proyecto para jóvenes profesionales de la escena. Solo por eso ya merece nuestro aplauso. Pero es que al mismo tiempo forma a las nuevas generaciones de espectadores a quienes ofrece un teatro que habla de ellos, con el que se sienten identificados y cómplices, una tarea que deberíamos compartir, o al menos apoyar con entusiasmo, todos los profesionales de la escena si queremos que nuestro teatro mantenga la salud y siga siendo, como decía Lorca: uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la educación de un país.
Esta admiración me llevó a postularme desde el principio a sus directores, José Luis Arellano y David Peralto, con la intención de sumar al proyecto mi granito de arena. Nos ha costado cuadrar las agendas pero aquí estoy, al frente de una compañía en la que, por primera vez en mi vida, todos sus intérpretes ¡podrían ser biológicamente mis hijos! ¡¿Qué ha pasado?! ¡Si hace dos días a mí me presentaban como el joven director!
Tras superar los vértigos de hacerse mayor (y el cansancio por tener que bregar con esta sobredosis de energía) debo reconocer que ha sido una experiencia maravillosa. Qué otra cosa podría decir cuando he trabajado con doce actores que me han mirado, ensayo tras ensayo, como si fueran inasequibles al desaliento aunque los tuviera dando brincos- físicos y emocionales- durante horas y horas. Solo desde ese entusiasmo
podíamos abordar este viaje enajenado. Miguel del Arco.

 

LA JOVEN COMPAÑÍA

FEDERICO HACIA LORCA

Dramaturgia: Irma Correa y Nando López

Dirección: Miguel del Arco

Reparto: Julen Alba, Óscar Albert, Ana Bokesa, Katia Borlado, Álvaro Fontalba, Xoán Fórneas, Pascual Laborda, Jesús Lavi, Rosa Martí, Nono Mateos, Íñigo Santacana y Carmen Tur.

Escenografía: Paco Azorín

Iluminación: Juan Gómez-Cornejo

Música: Arnau Vilà

Espacio sonoro: Sandra Vicente (Estudio 340)

Vestuario: Guadalupe Valero

Videoescena: Pedro Chamizo

Coreografía: Andoni Larrabeiti

Dirección artística: José Luis Arellano García

Dirección de Producción: Olga Reguilón Aguado

Dirección Técnica: David Elcano

Teatros del Canal. Del 21 de marzo al 7 de abril 2019

Los días 3, 4 y 5 de mayo, Homenaje continuado a la palabra de Lorca: La palabra de Federico.

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Otras funciones de Federico García Lorca en CULTURAMAS:

El romancero gitano por Nuria Espert

Los amores oscuros de Manuel Francisco Reina

Una Bernarda Alba desolada, según Santiago Meléndez

«Esto no es la casa de Bernarda Alba» por Carlota Ferrer, José Manuel Mora

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