Mar 22, 2015 | Más cultura
Por Ignacio González Orozco. “¡Ay, mísero de mí, y ay, infelice!” Más de uno de los lectores habrá recurrido alguna vez con burlesca grandilocuencia a dolerse de sus males, más o menos graves, más o menos reales, con el célebre lamento que da inicio a la intervención...