Por María J. Pérez. —Que no. —Que sí madre, que sí. Que yo los vi. Cuatro elefantes a la sombra de una palma. Los elefantes, gigantes. —¿Y la palma? —Pequeñita. —¿Y qué más? ¿Un quiosco de malaquita? —Y una ermita. —Una patraña, Tu ermita y tus elefantes. Ya...