No todo tanto de Javier Peñafiel

Por Silvia Alzueta

Javier Peñafiel, No todo tanto, Fine arts unternehmen, 2010

ISBN-13 978-3-03720-015-5

240 (4 in colors) págs, 17 x 23 cm, ilustraciones 127, Rústica

25 €

Cuando nos enfrentamos a la lectura esperamos descubrir en ella, en su devenir, motivos para seguir leyendo, palabras que nos remitan a algo que intuimos, sabemos o que no hemos sido capaces de pensar y que están ahí esperando a que nuestra mirada lo ponga en funcionamiento. Al afrontar la lectura de la obra de Javier Peñafiel nos hayamos ante un horizonte distinto, nada convencional, que nos requiere una lectura más visual que semántica, que reflexiona sobre diferentes aspectos de nuestra cultura y sociedad, nuestras organizaciones y formas de ver el mundo pero no de forma directa sino a través de insinuaciones, del equívoco, la ironía en muchas casos y la alegoría en otros de una forma nada narrativa.

No todo tanto es una texto/libro/objeto bilingüe de difícil definición ya que no sigue un orden lógico. No es un libro, ni un libro ilustrado, es otra cosa. Es más fácil decir lo que no es más que lo que es. Ante todo es un objeto en el que la palabra y la imagen conviven sobre un mismo plano de forma autónoma. El autor se sirve de diferentes elementos como son el tamaño de las letras, que aumentan o disminuyen de forma azarosa, dedicado “a los lectores a distancia, son nuestros preferidos” aventura Javier Peñafiel en el prólogo, o “Advertencia para el usuario lector”, tal y como se denomina en el libro para jugar y contarnos una historia. Esta sensación de encontrarnos ante una obra plástica viene incrementada por el uso de diferentes colores que marcan los distintos capítulos, el uso de signos de puntación como la llave, los corchetes o los paréntesis de forma aleatoria e icónica. Juega también con la grafía, el trazo y la disposición del texto dentro de la página y el empaginado. El resultado es de gran calidad debido a lo cuidada que está la edición que lo convierte en un objeto “de deseo”.

Repensar el formato o los modelos exhibitivos que nos vienen sería uno de los elementos que encontramos en esta obra, es decir, Javier Peñafiel sobrepasa el dibujo, la superficie del libro, para exhibir de forma diferente una serie de ideas y pensamientos que configuran una realidad autónoma que se complementa con el texto. En todo momento somos conscientes que nos estamos enfrentando a un libro, pero no puedo evitar llamarlo obra, ya que la voluntad de sobrepasar las fronteras y cuestionar todo tipo de formatos se hace fuertemente latente en esta publicación.

La obra se estructura en cuatro capítulos: Figuras culturales del Barroco, Monólogo jardín plaza-polifonía (cinéticas del picnic), Víctimas de diagnósticoDinámicas comunes y, por separado, familiares entre dibujos y vivir entre líneas. Por último una relación de epístolas entre varios personajes más o menos inventados, Dale tiempo porque de tiempo se alimenta, en el que nos cuenta una historia sobre un supuesto coleccionista de dibujos que podríamos decir inmortal y atemporal. Encontramos referencias al mundo del arte pero también de la familia, la sociedad y todo aquello que supongan relaciones interpersonales. Los cuatro capítulos y las epístolas están formados por ensayos breves, tantos como páginas, que hablan de su propia existencia y de la que le rodean pero en una clave desdramatizada y distante.

Javier Peñafiel (Zaragoza, 1964)

Ha vivido en Estados Unidos y en Brasil, realizando la Agencia de intervención en el sentimentalismo (1997-2000) y la oficina (2001-02). Entre sus exposiciones más recientes, conviene subrayar Voz Natal (Museo Pablo Serrano, Zaragoza), así como Ausencia Pública, una instalación realizada a la Mediateca de Fundación » Caixa » en Barcelona, las dos en 2004. Usa la fotografía, vídeo y el dibujo como medios de expresión. Vive y trabaja en Barcelona.

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