Fellini, Monica Belluci y Martini

Por Javier Franco.

Italia, ese país al otro lado del Mediterráneo. El país de Antonioni y Bertolucci. El país de la belleza latina y racial, del culto al atractivo femenino. Y, cómo no, el país de una de las marcas más conocidas del planeta: Martini. Tópicos, tópicos y más tópicos, que sirven a la nueva campaña de la bebida para devolverla su carácter más italiano.

Como si de una película de Fellini se tratara, el nuevo comercial de Martini toma como protagonista a una de las actrices más atractivas del país transalpino: Monica Bellucci. Atrás queda el mito del chico Martini de los años 90 o las últimas campañas protagonizadas por otro guapo de Hollywood: George Clooney. Hoy es la mujer la que avanza con paso firme por la publicidad de la bebida, la que marca el tempo de este minicorto dirigido por Jonas Akerlud. Colaborador de grandes musas del panorama musical actual como Madonna o Lady Gaga, Akerlud ha sabido recuperar el sabor del cine clásico, de esa Italia en blanco y negro que Fellini retrató en su obra maestra La dolce vita.

Pura estética para los amantes de la moda, del cine de autor. La firma de lujo viene de parte de dos de los diseñadores con más éxito -y, todo sea dicho, abanderados de la estética más hortera, aunque para gustos los colores-. Dolce y Gabbana ejercen de directores creativos y diseñadores de la estética que impregna toda la historia de Bellucci. Desde el vestido de la actriz hasta las localizaciones o la fotografía llevan la firma inconfundible de la pareja de moda italiana más internacional. Incluso, como todo gran creador, Domemico Dolce y Stefano Gabbana no pueden evitar terminar formando parte de su propia obra y hacen también una aparición como actores entre la multitud de planos y secuencias del cortometraje. El diseñador convertido en diseño, en objeto de culto.

Pero lejos de egos y diversas autorías, la gran protagonista de los noventa segundos que dura el anuncio no es otra que la gran dama del cine italiano, la actriz por excelencia del país mediteráneo: Monicca Bellucci. Pura elegancia, elitismo y, por encima de todo, una belleza que seduce y atrae. Bellucci esconde sus ojos bajo unas negras gafas de sol -el chico Martini se ha convertido en mujer- mientras pasea por la Roma de la Fontana de Trevi, de las esculturas clásicas, de las plazas y calles que un día fueron escenario de grandes películas y tragedias. Impasible, la actriz se deja seducir por los encantos de la ciudad italiana, hace caer hasta el mismísimo coliseo romano, mientras todos los hombres de la ciudad la siguen allá donde pone sus tacones.

La única nota de color la pone el tono dorado de la bebida que, unido al rojo característico de la marca, elevan la elegancia cinematográfica de Fellini, si cabe, aún más. De fondo los colores de la bandera italiana siguen ondeando, mientras la ciudad celebra su propia historia diaria. El anuncio se convierte en puro arte, en una estética de diseñadores y firmas de moda que hacen un guiño al cine de los años sesenta. Y, mientras tanto, Martini sigue agrandando su mito publicitario.

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