El búfalo, la princesa y la reencarnación del cine

Por Víctor E. Blanco.

 

Un búfalo en una selva tropical pretende zafarse de las riendas que lo atan a la civilización moderna. Una vez lo consigue, el búfalo vaga y merodea por la selva hasta toparse con un antiguo guerrero maya.

 

Una princesa india queda ensimismada en un manantial, y enamorada de su propio reflejo se sumerge en el agua y entrega su cuerpo al manantial. Peces entre los muslos, en la escena de sexo no explícito más impresionante que podemos recordar.

 

Un hombre-mono allá en la maleza, criatura de ojos rojo-penetrante, se detiene y mira perplejo desde la oscuridad de una noche cerrada.

 

Boonmee, aquejado de un grave problema de insuficiencia renal, decide trasladarse a su finca en el campo para vivir sus últimos días en el lugar dónde nació. Junto a su hermana y su sobrino, Boonmee hace balance y recuerda no solo su vida sino también sus anteriores reencarnaciones. En la cima de una colina, Boonmee descubre una misteriosa cueva, el lugar del nacimiento de su primera vida. El búfalo. La princesa. El hombre-mono. La selva de Vietnam.

 

La última, y merecidísima, Palma de Oro en el Festival de Cannes se la llevó a casa el cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul. Uncle Boonmee es una propuesta cálida y húmeda, irregular, a ratos irrelevante o insípida, y sin embargo por momentos deslumbrante e hipnótica.

 

AW suprime del guión original los fragmentos que especifican toda alusión a las vidas pasadas de Uncle Boonmee, de manera que queda a la imaginación del espectador la interpretación de ciertos pasajes como vidas pasadas de la reencarnación del protagonista.

 

Para entrar al juego del director tailandés hay que dejarse cautivar por las imágenes y los sonidos exóticos de la selva vietnamita, selva en la que conviven los fantasmas de Apocalypse Now. Es un cine más contemplativo que espectacular.

 

Ni rastro de la magistralidad que implica ese calificativo de Obra Maestra tan común al crítico de cine de a pie. El cine de AW está por encima (o por debajo, qué mas da) de lo magistral, es un cine abocado a lo sensacional, y por lo tanto premia la conquista de las sensaciones y deja a un lado el rigor de la planificación y la puesta en escena.

 

Este mismo año habrá otras muchas películas más sólidas, concisas, mejor escritas, interpretadas o dirigidas, pero ninguna tan estimulante, arriesgada, libre o sugerente como Uncle Boonmee.

 

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