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Crónica del 13er. Festival de Cine Alemán de Madrid

Por Luis Muñoz Díez.

Fotografías: Pablo Gómez.

 

Durante cinco días se ha celebrado, primero en Madrid, y teniendo como sede el cine Palafox, y la semana pasada en Barcelona, con sede en el cine Comedia, una muestra de cine Alemán del que hemos dado cumplida información en Culturamas.

 

Esta crónica, que espero se lea ligera, va acompañada de un par de enlaces con la información que dio nuestra revista en la que podrán encontrar datos, nombres y fechas de interés:

13er. Festival de Cine Alemán de Madrid,
2º Encuentro con el Cine Alemán en Barcelona,
 

Presentación de Goethe! (2010)

No quiero abrumar con nombres y títulos que aún no están disponibles en la cartelera, ya que al inicio de estas jornadas de cine Alemán no contaban con distribución en España, condición imprescindible para ser exhibidas en este festival. Pero entendemos que aunque no sea un trabajo abalado por la potente publicidad del cine americano en la línea de nuestra sección de cine está apoyar todo tipo de cine y con más cariño si procede de nuestra vieja y común Europa.

 
 
Goethe! (2010): llegar y besar el santo

Christoph Müller

Abrió el festival, y consiguió el único premio que se concede en esta muestra, el que vota el público, Goethe! (2010), dirigida por Philipp Stolzl (Munich 1967), escenógrafo y director de ópera. Ha dirigido trabajos para Mick Jagger, Luciano Pavarotti y Madonna. Esta experiencia musical se nota en la dirección de la película, porque la imagen encaja con la música de una forma precisa y preciosista.

 

Le pregunté al guionista y productor Christoph Müller y me confirmó que habían probado una y otra vez imagen y sonido sin limitación del clásico al rock, y después de probar y probar decidieron ilustrar las imágenes con la música de la época.

 
 
 
 
 

Alexander Fehling

El actor que da vida a Goethe es el joven Alexander Fehling y el dijo que respiró aliviado cuando supo que el personaje sólo abarcaba en la película su juventud, hasta la publicación de Las desventuras del joven Werther, porque hubiera sido mucha responsabilidad encarnar a un personaje tan complejo durante toda su vida y que está impreso en el imaginario de todos los alemanes.

 

La película, cuidada hasta el último detalle en su fotografía ambientación y vestuario, tiene una vocación marcadamente comercial. Ha sido un éxito en Alemania y el guionista y productor confesó que está siendo un éxito en Japón, que justificó con la fascinación que sienten los nipones por el pajizo pelo rubio y los ojos azules de Alexander Fehling.

 
 
Homosexualidad desde dos enfoques bien distintos

Picco (2010) es una película de Philip Koch que ya se vio en el festival de Valladolid. Basada en hechos reales cuenta la historia de un chico rebelde que ingresa en un reformatorio donde no entiende las leyes del juego e intenta rebelarse, pero sin mucho recorrido, ante el trato brutal que dan a un homosexual con vejaciones, palizas y violaciones que llevan al personaje a suicidarse golpeándose la cabeza contra una pared. El joven Kevin se integra sin fisura en la estructura carcelaria. Si Koch ha querido denunciar que las cárceles no son lugares de integración sino que fomentan la violencia, ya está dicho sin necesidad de ver este ejercicio de violencia gratuita. Aun así, no regateo reconocimiento al producto, porque si su pretensión era que fuera violento y desagradable lo ha conseguido.

 

La otra cara de la moneda la aportaba la película Romeos (2011) de Sabine Bernardi, que cuenta la historia de un transexual que nace mujer y pasa por todo un calvario de operaciones para acabar siendo hombre. La película es muy tramposa, el personaje del transexual lo interpreta un chico, lo que le da una credibilidad atractiva y los homosexuales que aparecen en la historia son todos una exaltación de la virilidad con una ausencia total de cualquier amaneramiento, lo que no es cierto tratando un tema en el que sus protagonistas son víctimas de profundas contradicciones. Preguntada Sabine Bernardi dijo que ella a todos los gays que conocía eran así, personas discretas e integradas y que nada tenían que ver con el glamour de los gays de las películas de Almodóvar. Confesó que se sentía totalmente identificada con Sue, la amiga lesbiana de Lukas -el transexual-, y se vio obligada a reconocer que había cargado las tintas con el agravio comparativo, la simpleza y la zafiedad con los que dibuja a los compañeros heterosexuales que conviven con Lukas.

 

De alguna manera las dos películas Picco (2010) y Romeos (2011), cada una en su cometido, denuncian una intolerancia real ante la homosexualidad, y la directora Sabine Bernardi confirmó que no es una película que se pueda exhibir en todas partes.

 
 
Ración doble de dulzura

Quiero emparejar dos películas dulces, una Kokowääh (2011), dirigida e interpretada por Tilman Schweiger y su hija Emma, que partiendo de una historia nada original consigue que se vea con agrado y traspase la pantalla la gran complicidad que existe entre padre e hija, y una película infantil atípica Hija de invierno (Wintertochter) (2011), de Johannes Schmid, una road movie con una niña de once años y una anciana como viajeras interpretadas por Nina Monka y Ursula Werner con total acierto.

 
 
Realidad que se convierte en ficción

Enfermedad del sueño (Schlafkrankheit) (2011), de Ulrick Köhler, está tratada como un cuento, quizá por la incomprensible, pero real historia, que narra: la vida de un doctor alemán en Camerún con una altruista inclinación a ayudar a los demás pero incapaz de ayudar a su mujer o a su hija ni a él mismo. Al margen de la peripecia de Ebbo, la película denuncia la situación real en la que se encuentra África y la más que turbia administración de las ayudas que concede, con cuentagotas, el llamado primer mundo. Su director, Ulrick Köhler, fue galardonado con el Oso de plata al mejor director en el festival de Berlín pasado.

 

Los diarios de Poll (2010), de Chris Klaus, está basada en los recuerdos de la poetisa Oda von Siering. Ambientada en 1914, en víspera de la primera guerra mundial, en la costa Báltica, hoy Estonia. El paisaje es protagonista y la casa donde habitan la aristocrática familia es de una belleza tan surrealista que recuerda a las fábulas de García Márquez y la luz aBergman. Conviven a regañadientes con el ejército Ruso. De fondo la guerra y en primer plano la violenta vehemencia de un científico no reconocido y el encuentro de su hija con un anarquista al que cobija. Recrea un trama bien rodada y, lo más importante, la historia de la casi niña y el anarquista engancha y conmueven en medio de una rutina violenta y hostil.

 
 
No fue la ganadora, pero si mi favorita

Si tengo que elegir entre las películas de la muestra me quedo, sin duda, con Vincent quiere a mar (Vincent will Meer) (2010), su director es Ralf Huettner. Pero contando con mis particulares filias y fobias no he visto en esta muestra ninguna película que me haya hecho pensar que no mereciera ser filmada.

 

Vincent quiere a mar (Vincent will Meer) (2010) nos cuenta la peripecia de tres jóvenes que padecen trastornos de conducta que huyen de un centro donde están ingresados para su reeducación. Vincent, padece la enfermedad “Tourette”, que produce tics extraños y obliga a quien la sufre a pronunciar improperios e insultos intempestivos contra su voluntad. Marie es una joven anoréxica y un tercero que sufre un TOC que no le permite tocar nada por miedo al contagio. Los trastornos de conducta se caracterizan porque llevan a un individuo a someter su vida a una serie de rituales que aún sabiendo que son absurdos no pueden evitar cumplirlos.

 

Esta contradicción le ha permitido a Hueffner jugar en un terreno riguroso, cuando es preciso, pero afrontando la historia de una forma positiva y divertida. El mismo Hueffner quitó hierro al asunto al ser preguntado “he querido recrear una ficción pero no es un documental”. Los seguidos son los hipotéticamente necesitados de ayuda pero los que los siguen, una terapeuta que fuma compulsivamente y el padre de Vincent, un político disparatado, no parecen estar mejor que los chicos. Los cinco actores están perfectos, cada uno en su cometido. Todos aprenden de este viaje, y como en el viaje a Ítaca que propone Kavafis, vuelven a casa más sabios y llenos de experiencia. No se la pierdan cuando llegue a nuestras pantallas.

 
 
Más allá del concurso de largometrajes

También se ha exhibido un documental, Tránsito (Transit) (2010), en él su directora, Angela Zunque, intenta echar luz a la historia de su hermano que se suicido hace cuarenta años, la mala relación con su padre, su militancia cada vez más comprometida con el socialismo y su escapada de la republica federal alemana para pasarse a la democrática. La directora afirma con cierto dolor “qué maravilloso engaño definir como democrática una dictadura”. Estamos ante un documento valioso pero doloroso.

 

Fuera de este apartado se ha exhibido una película dramática compacta titulada Die Fremde (2010), traducida al castellano como La Extraña (2010), dirigida por Feo Aladag, que nos habla de emigración, arraigos, creencias, de la influencia del entorno y de la cultura por encima de cualquier bandera. Umay, su protagonista, nace en Alemania y acaba casada en Estambul en una situación de sumisión a la que ya no se adapta, escapa a Alemania con su hijo y encuentra en su propia familia el mismo muro de incomprensión que en la familia de su marido. Aladag, de una forma precisa, describe el desprestigio y el vacío que sufre la familia de Umar por su legítima aptitud, pero que no acarrea más que sufrimiento a los suyos.

 

Luis Muñoz Díez junto a Alexander Fehling

Nosotros, desde Culturamas, hemos querido aportar nuestro granito de arena en la difusión de un festival sin glamour pero con cercanía y calidad. Lástima que no haya más muestras como esta para dar a conocer cinematografías que sin duda están necesitadas de promoción.

 

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