Cultura latinoamericana en Biarritz

Por Alejandro Inurrieta.

 

La llegada a esta mi ciudad, Biarritz, aquí nací en tiempos convulsos, siempre supone remover el pasado de la historia de España, pero a la vez consagra la importancia de los santuarios políticos y culturales.

 

El Festival de Cine de Biarritz, centrado y dedicado a América Latina, combina también el  arte, la literatura y la música, en un ambiente playero, aburguesado y reivindicativo. La ciudad se llena de transeúntes con rasgos muy diversos, aztecas, uruguayos de la planicie o argentinos de la pampa, pero también franceses hispanistas, vascos separatistas y mucho amante de cine alternativo.

 

 

Los recuerdos de edificios históricos y los  hoteles con aires victorianos se llenan de carteles que anuncian que ya son veinte las ediciones de este festival con encanto, que reivindica las múltiples historias de tragedias, injusticias, luchas y belleza de un continente que trata de mostrar al mundo cómo se lucha, cómo se persigue la paz y cómo sus gentes emergen con la palabra, la cámara o los sonidos musicales para embargarnos de compromiso.

 

Una semana de intriga, de lugares de encuentro, de charlas hasta el amanecer, de pases nocturnos y tempraneros, convierten a esta ciudad en una isla de artistas, de extras cinematográficos y de guiones inacabados que se nutren de olas, de olores franceses, pero sobre todo de mentes críticas, que osan pensar y escribir en un mundo gaseoso.

 

En un momento delicado y crucial para la cultura en buena parte del mundo, la reivindicación de ésta como eje de cohesión social, pero sobre todo de impulso económico, merece la pena aplaudir el tesón de tantas empresas y organismos públicos que en Francia entienden que la cultura no es un gasto, sino una inversión. El retorno económico a la ciudad se palpa, hoteles a rebosar, restaurantes repletos, vida nocturna y una pléyade de medios de comunicación que no dejarán durante una semana de situar a Biarritz como centro del mundo cinéfilo del subcontinente latinoamericano. También será la capital que alberga sueños literarios y personalidades tan célebres como Paco Ignacio Taibo II o editores de este país que ama y cuida tanto la cultura, como es Francia.

 

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