¿Quién nos librará de la tiranía de los cables?

 Por Jesús Hernanz.

© Christoph Niemann

Hace ya un porrón de años en la escuela me enseñaron que los seres vivos están organizados en el reino vegetal y el reino animal. Ahora parece que esto ha cambiado y los reinos de más alto nivel los componen las  bacterias, las archaeas y las eucariotas (tu perteneces al reino de las eucariotas por si te lo estás preguntando).
En cualquiera de los dos casos creo que ambas clasificaciones están incompletas. Falta claramente incluir a los cables. ¿Qué estoy loco? No, que va, o al menos no por esta afirmación. Vale, nadie ha visto a un cable comer, por ahora, pero os pongo un ejemplo que algunos podréis probar en vuestra casa pero que a la mayoría no le hará falta porque ya lo habrá sufrido en sus propias carnes en repetidas ocasiones:
Dejad un fajo de cables correctamente ordenado detrás de vuestro televisor, alimentación, antena, cable al DVD, alimentación del DVD, TDTHD…, esperad un par de semanas y comprobareis sin lugar a dudas que esos cables se han movido. Como seres gregarios que son se han retorcido y amalgamado unos contra otros formando una densa maraña que riete tu del nudo gordianoal que se tuvo que enfrentar el bueno de Alejandro Magno.

Chorradas a parte está claro que el tema de los cablecitos está empezando a tomar dimensiones más bien preocupantes en muchos hogares, y aquel que consiga eliminar todos o algunos de forma efectiva tiene una millonada de euros asegurada.

Me voy a centrar en los equipos electrónicos pensados para la movilidad, que son los que primero deberían perder los cables. Teléfonos móviles, tablets, consolas de mano, GPSs, MP3s, cámaras y un largo etc de artilugios. Si bien últimamente el puerto USB está consiguiendo poco a poco ir unificando la maraña de cables que cada aparatejo necesita, no es menos cierto que todavía quedan demasiados dispositivos en los que bien para cargarlos o bien para transferir la información utilizan unos conectores propietarios extrañísimos que nos obligan a meter un buen número de cables distintos en nuestra maleta cada vez que queremos salir por ahí con nuestros gadgets.

¿Cuál puede ser una posible solución para esta tiranía del cable? Bueno, pues mi opinión (que luego yo mismo rebatiré) es ser totalmente radical.
Vamos a jugar a ser diseñadores de hardware y nos sentaremos en la mesa de diseño de un fabricante de teléfonos móviles (pongo el ejemplo de un móvil porque creo que es el que mejor representa el concepto de gadget hoy día). Nuestro objetivo es claro, diseñar un nuevo teléfono que no necesite ni un solo cable para funcionar. Vamos a ver como vamos solucionando los distintos aspectos:

Carga de la batería
Este es sin duda el concepto más delicado al que debemos enfrentarnos a la hora de diseñar. La recarga de la batería ha estado asociada tradicionalmente a la conexión de un cable sea del tipo que sea. Afortunadamente a mediados de este año se cerró la primera especificación seria destinada a definir como debe ser la carga eléctrica inalámbrica, el estándar Qi. Este estándar define un cargador con una superficie metálica conectada a la corriente eléctrica, sin embargo, bastará con apoyar un equipo preparado con este estándar sobre dicha superficie para que comience la recarga por inducción. La gran ventaja es que podemos poner un gran número de dispositivos sobre esta superficie y todos ellos se cargarían al mismo tiempo.
El gran problema de todas las tecnologías actuales de recarga inalámbrica es que ofrecen unos niveles de eficencia menores que sus homólogos con cable, esto es, para hacer lo mismo gastas más energía. En mi opinión para dispositivos que no necesitan demasiada energía ya se pueden utilizar sin pensar que van a arruinar nuestra cartera. Sin embargo tampoco estaría de más apoyar esta falta de eficiencia con algo de energía verde, instalando por ejemplo, paneles solares en los cargadores Qi que nos ayuden a compensar esta pérdida.
No deja de tener su gracia que esta idea que hoy parece tan revolucionaria ya fuera pensada, y llevada a la práctica por el gran Nikola Tesla hace como 100 años.

Transmisión de datos
Bueno, aquí no hay que inventar nada demasiado revolucionario. Actualmente el protocolo Wifi N, disponible en la gran mayoría de los equipos modernos nos proporciona unos decentes 300 Mbps (que podrían llegar a doblarse en el futuro). Esta velocidad de transferencia, aunque lejos de sus rivales con cable (USB 3.0 5000 Mbps, Thunderbolt 10000 Mbps), para mi es más que suficiente para mi trasiego diario de datos, fotos y música. Puede que lo encuentre un poco lento cuando quiera mover muchos datos, pero por deshacerme de los [insertar vuestro insulto favorito aquí] cables es un precio que estaría más que dispuesto a pagar. Otras tecnologías inalámbricas como Bluetooth o NFC también ayudarán a ofrecer un amplio abanico de comunicaciones sin cable en nuestro equipo.

Vídeo
A pesar de que actualmente no es muy común usar nuestro móvil para mostrar video en otros dispositivos, como por ejemplo un televisor, esto poco a poco se va a ir imponiendo, así que nuestro hipotético diseño debe tenerlo en cuenta también. Existen actualmente diversos protocolos destinados a tal efecto que tienden incorrectamente a llamarse HDMI inalámbrico (el consorcio HDMI no posee ninguna especificación para la transmisión de video sin cables) y que en realidad hacen referencia a especificaciones destinadas a la retransmisición de video de alta definición de forma inalámbrica. Asus, Intel o Toshiba poseen sus propias especificaciones aunque se echa en falta una más genérica aceptada por la mayoría de la industria.
De nuevo, aunque con una solución más o menos propietaria nos encontramos que sería posible incluir en nuestro diseño la posibilidad de emitir video de forma inalámbrica a un dispositivo compatible.

Audio
El audio es el gran tapado de todo este asunto del diseño de un teléfono completamente inalámbrico. Estamos muy habituados a usar auriculares con cable y la mayor parte de los altavoces disponibles hoy en el mercado los necesitan. Sin embargo, como he dicho anteriormente, vamos a ser radicales, no puede quedar ni un solo cable. El gran problema de prescindir de los cables, como más de uno estará pensando, es que el precio del dispositivo entra en un suma y sigue, dado que necesitamos prácticamente en todos los aspectos componentes más caros. Especialmente sangrante sería el caso de los auriculares, dado que hoy en día se pueden encontrar unos auriculares con cable decentes por 30 € y unos pasables por 15 (por debajo de ese precio me niego a llamarlos auriculares, los llamo basura). Unos auriculares inalámbricos raramente bajarán de 50€, y esos serán la gama baja. Además, la mayor parte de los auriculares inalámbricos son más pesados y pueden ser molestos para algunas personas, por no mencionar que cualquier auricular inalámbrico necesitará una batería y por lo tanto una fuente de alimentación, por lo que los cables pueden reproducirse por aquí, pero eso ya es problema del que fabrica los auriculares.
Este cambio iba a provocar un rechazo importante por parte de muchos usuarios poco dispuestos a desprenderse de sus auriculares y altavoces actuales solo por un “capricho” de los fabricantes.

Bonus track…índice de protección IP
Bueno, hasta el momento hemos visto que esto de quitar todos los cables puede traer más de un problema inesperado, sin embargo existe una ventaja que puede mitigar en gran medida todos estos problemas.
Al retirar todos los cables de un dispositivo estamos retirando también las partes más vulnerables del mismo a la hora de sufrir los efectos nocivos del agua y del polvo. Una vez retirados nos podemos plantear una rugerización (no me gusta adaptar palabros del inglés al español de forma tan tosca, pero este en concreteo me encanta). Existe un estándar que nos permite medir la resistencia de un dispositivo a la acción del agua y el polvo, este es el índice de protección IP (no confundir con dirección IP, que es otra cosa). Un dispotivo con un grado IP 67 no se vería afectado por ninguna cantidad de polvo (¿Se os ha caido el móvil alguna vez sobre tierra fina? Probadlo y veréis que risa) y podría estar sumergido a un metro de profundidad durante media hora sin problemas. Esto es, nos podríamos duchar con él, usarlo sin problemas bajo la lluvia y hasta darnos un ocasional baño en la playa (procurar no bucear mucho con él encima), incluso resistiría un accidental remojón en la taza del…bueno, ya sabéis a donde me refiero y creo que todos conocemos a alguien con algún gadget que ha acabado ahí.
Esta si sería una ventaja revolucionaria por la que la gente estaría dispuesta a perder otras funcionalidades como puede ser la de los auriculares con cable.

Bueno, pues al final ha resultado que sí hemos podido construir un móvil que no necesitase ningún cable, el problema de dicho equipo sería seguramente el precio final del mismo, que podría subir un poco. A pesar de que estoy convencido que más pronto que tarde los móviles no usarán ningún tipo de cable, tiene pinta de que esta reducción de cables será gradual y no se perderán todos a la vez (el de los auriculares será el último en morir, estoy casi seguro).
Sin embargo, en un mercado en el que todos los equipos se parecen sospechosamente unos a otros este sería un método genial de posicionar un producto haciéndolo bien distinto a todos los demás, con sus defensores y sus detractores, pero sobre todo con mucha fama y mucho bombo, que es también importante. Actualmente, aunque mi relación de amor/odio con esa marca hace que me pese el decirlo, creo que únicamente Apple sería tan osada de dar un paso así, cortar todos los cables de golpe y porrazo de ahora para siempre. Quien sabe ¿formará esto parte de la tan comentada hoja de ruta que Steve Jobs dejó antes de morir? El tiempo nos lo dirá.

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