Entrevista a Flavia Company por su novela «Que nadie te salve la vida»

 

Por Benito Garrido.

 

A propósito de su última novela titulada Que nadie te salve la vida (Editorial Lumen, 2012), hemos entrevistado a la escritora Flavia Company.

 

Flavia Company, escritora, traductora y periodista, nació en Buenos aires en 1963, y se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su primera novela fue Querida Nélida (1988) a la que siguieron Fuga y Contrapuntos (1989), Círculos en acíbar (1992), Saurios en el asfalto (1997), Dame Placer (finalista premio Rómulo Gallegos, 1999), Melalcor y La mitad sombría (2006). En 2011 publicó La isla de la última verdad, que ha sido traducida con éxito a varios idiomas. Tiene en su haber también libros de relatos, entre los que cabría destacar Género de Punto (2003), y Con la soga al cuello (2009). También ha publicado una colección de microrrelatos, Trastornos literarios, y poesía, Volver antes que ir. Experta navegante y lectora apasionada, la autora se dedica también a impartir cursos de escritura creativa, y desarrolla un blog (www.fcompany.blogspot.com) donde comparte sus ideas con otros internautas.

 

Que nadie te salve la vida. Flavia Company. Editorial Lumen, 2012. 192 páginas.  18,90 €

 

Un hombre mata antes de morir, y una mujer tiene que saldar esta deuda moral cuando quizá ya es demasiado tarde para el perdón.

Un buen día te levantas, te pones los vaqueros de siempre y la americana de cuero negra, entras en la consulta de un médico y sales sabiendo que te quedan cuatro meses de vida. Sabes también que no vale la pena luchar, así que lo mejor será ir saldando tus deudas y despedirte de lo poco o mucho que el destino te ha dado.

Enzo solo tiene a dos personas a quien decir adiós: ahí está Víctor, su amigo del alma, que un día le salvó la vida, y más lejos, tan lejos que casi no puede ni imaginarla, está Berta, una niña de cinco años que es su hija. Víctor, hombre calculador hasta el extremo de convertir los sentimientos en ecuaciones, le pedirá un último favor. Berta, cuando sea mayor, descubrirá que su padre murió cargando con una culpa que ella tiene que aliviar. ¿Vale la pena intentarlo?, ¿tiene sentido pedir perdón cuando quizá es demasiado tarde?

Como todas las buenas novelas, Que nadie te salve la vida plantea preguntas en vez de consolarnos con respuestas, y el talento de Flavia Company acompaña al lector en una historia donde casi nada es como debería ser.

 

Entrevista:

 

P.- Libro de profundas reflexiones sobre la culpa, el perdón y las deudas vitales que todos encajamos alguna vez. ¿Cómo surgió la idea y qué te impulsó a emprenderla?

Tiene que ver todo con la imagen final del libro. Ese sorprendente final es lo primero que a mí se me ocurrió, obligando al lector a repasar hacia atrás todo lo que ha leído. Es como la idea que propone el protagonista de que la muerte es la traducción de la vida: la cercanía del final te obliga a repasar todo lo que has hecho y en este caso leído. A partir de ese final voy estructurando toda la novela, y como yo escribo con la cabeza, cuando termino de hacerlo vuelco sobre el papel.

La idea de partida que me mueve es que yo creo que la supervivencia y la convivencia entre los seres humanos solo es concebible gracias a la empatía. Sin ese aceite que permite lubricar el engranaje de la humanidad, de nuestra existencia humana, nada funcionaría. Y en ese sentido, creo que la empatía tiene también mucho que ver con el perdón.

 

P.- Perdón y culpa van en tu libro de la mano. Pero ¿no crees que falta una tercera ligazón que sería el castigo?

Mi propuesta es un análisis sobre lo que supone la culpa y lo que supone la responsabilidad. Enzo no se siente culpable sino responsable, y Víctor se siente culpable pero no responsable. Solo la responsabilidad permite la redención. Cuando una persona puede elegir entre el bien y el mal, lo que le atormenta es elegir el mal, sabiendo que podría haber escogido hacer el bien. Eso crea un remordimiento que es lo que le permite su redención: su salvación es reconocer lo que ha hecho. Por el otro lado, la gente que siente culpa en lugar de responsabilidad, no avanza, no crece, pues siempre atribuirá sus actos a las circunstancias.

El premio por hacer el bien es el mismo bien, y el castigo de ser malo es mismamente ser malo. No hay mayor desgracia que cargar con esa maldad, llegar a tu muerte y ver que solo has provocado padecimiento, dolor o injusticia. Y aún así pienso, que el castigo, tarde o temprano llega, por una cuestión de justicia poética y de orden universal.

 

P.- Hay un trasfondo de maldad que subyace a lo largo de la historia. ¿No hay forma de escapar al mal? ¿Quién lo representa mejor Víctor o Enzo?

Creo que Enzo es una buena persona que comete un acto de maldad, y Víctor es una mala persona. Los actos equivocados, por graves que sean, no te convierten en una mala persona si tú reconoces tu responsabilidad. Esos actos no te convierten en una mala persona sino en una persona equivocada.

En ese caso el haber hecho el mal es algo que tú mismo nunca te vas a perdonar. La buena noticia que yo quiero transmitir en esta novela es que el bien se elige, y el mal también. Se puede elegir.

 

P.- Las heridas no cerradas terminan por volver a sangrar. El pasado se presenta como una identidad irrechazable. ¿Somos nuestro pasado?

Totalmente. La carta que Enzo escribe a su hija es la representación de la memoria histórica. Si mi novela la lees en clave histórica, más generalista quizás, hay un planteamiento sobre el orden universal y el fluir espiritual. Las culpas que se arrastran a nivel histórico están todavía presentes. Aquello de lo que no se habla, no tiene por qué dejar de existir. Lo intangible y lo invisible existe, y siempre acabará por salir, sería como mentir por omisión. La mentira es como una hipoteca: empiezas por una pequeña, pero dentro de unos años las mentiras te estarán inundando.

 

P.- Otro tema es la soledad, como razón clave para inseguridades y errores.

Piensa que esta es una novela en defensa del amor, pero no solo del amor de pareja, sino del amor entre los seres humanos. Vamos a querernos… evitemos esa soledad pues las dependencias que se crean a partir de las inseguridades pueden ser realmente profundas.

 

P.- Hablas de la curiosidad y la fe como dos maneras de enfrentarse a la vida, de la inquietud como rasgo diferenciador de las personas inteligentes. ¿Es mejor vivir haciendo siempre preguntas, cuestionándolo todo, o dejarse llevar por la apatía de la rutina?

Claro está que es mejor vivir haciéndose preguntas. Las preguntas son la vida, porque son el deseo de conocer, de saber, de seguir… una pregunta es un deseo. Y la respuesta es el final de algo. Si tú vives en el final, te has muerto, de ahí que lo interesante sea vivir siempre haciéndose preguntas. Una de las pocas obligaciones de los seres humanos cuando venimos a este mundo, es llegar a ser nosotros mismos, y para eso tenemos que cuestionarnos todo. Y este es un trabajo de vida.

 

P.- Novela de continuos trazos poéticos que a veces alivian la profundidad del tema central. ¿Crees que esta es la mejor manera de afrontar asuntos tan profundos en el ser humano?

Yo creo que el ritmo en una novela debe ser ágil, y que existan respiros visuales y poéticos para el lector es importante. Esta es una novela muy visual que procura evitar la reflexión continua. Hace pensar está claro, pero en sí, no es una novela reflexiva. Y en determinados momentos, tras muchas acciones, me gusta introducir sentencias que coloquen al lector en ese punto de meditación.

 

Fotografía de la autora: © Laura Zorrilla.

P.- ¿Podríamos decir entonces que tu novela es más filosófica que de suspense? ¿Más moral que psicológica?

Es una novela moral que bebe de fuentes filosóficas claras. Hace referencia al Dostoievski de Crimen y castigo, a esa sociedad en que la vida tenía otros valores, y con principios humanistas que creo deberíamos analizar. Nuestra sociedad está necesitada de recuperar el entusiasmo por las cosas que no se compran ni se venden. Tengo la sensación que nuestra sociedad de consumo valora sobre todo lo material, aquello con lo que se puede comerciar. Pero realmente, lo importante es aquello que no se puede comprar ni vender: el amor, la amistad, la solidaridad, la ternura, la empatía…

Esta novela plantea debate, enfrenta dilemas morales en cada una de sus partes. Y esto es algo intencionado para hacer pensar al lector.

 

P.- Pocos personajes pero intensos, profundos, cargados de empatía. ¿Es necesaria la identificación del lector para que la historia funcione?

Es importante sí. Hay muchos personajes con los que identificarse, incluso con alguno de los personajes secundarios. Cada uno de esos secundarios representa valores como la dignidad, la magia o la bondad, y que precisamente son la muestra de lo que defienden los personajes principales.

 

P.- “Con las palabras se ofrece y se promete, con las acciones se cumple.” ¿Es la literatura una forma de cumplir?

Para mí, sí. La literatura es para mí no solo una vocación, sino un deber moral, de ahí que mi literatura sea siempre comprometida. Aunque por delante pongo la voluntad de estilo y la vocación artística, mis libros siempre son más comprometidos que de entretenimiento.

 

P.- Tal y como está el panorama, ¿crees que una novela severa con las conciencias es la única manera de remover al lector?

Me gustaría que lo fuese, que esta novela sirviese a los lectores para debatir sobre el mundo delante de un café, que le motivara a eso. Ahora que el mundo pretende hacer del arte un espectáculo y un objeto de entretenimiento, nada más, los escritores tenemos la obligación de alzarnos y decir que esto no es solo entretenimiento, que la literatura es algo más: la transmisión del conocimiento, de la sensibilidad, del saber …

 

P.- Novela, relato, poesía, blog… ¿Qué prefieres? ¿Cuál crees que es el mejor medio para llegar al lector?

Jamás me planteo si voy a escribir una novela o un cuento… depende de la exigencia de la idea que quiera transmitir, del texto acorde a ella.

 

P.- Eres muy conocida en Alemania. ¿Crees que son cada vez más valorados los autores en castellano en países tan cerrados como Alemania, Inglaterra, EEUU…?

Yo creo que son casos puntuales. En mi caso ocurrió con La isla de la última verdad, que apareció allí casi al mismo tiempo que en castellano, y que se vendió muchísimo. De hecho, en octubre sale también en EEUU, con una editorial muy reconocida, de grandes autores como Nothomb, Wolf, Hrabal o Kundera. Estoy realmente muy contenta.

 

P.- ¿Tienes nuevos proyectos de los que nos puedas hablar?

Estoy muy avanzada en un libro de relatos que se publicará en Páginas de Espuma a finales del próximo y que se titulará El destornillador de Texas.

 

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