“Psychedelic Pill” de Neil Young & Crazy Horse. Eternamente jóvenes y rebeldes

 

 

Por Kepa Arbizu.

El controvertido “Americana”, vistas las desiguales críticas que ha obtenido, supuso hace unos meses el regreso discográfico de Neil Young y sus Crazy Horse. Por si eso fuera poco, ahora el canadiense y compañía vuelven con este “Psychedelic Pill”, que suma a su regreso un nuevo matiz, y es que estamos, frente a las versiones de temas clásicos que componían el anterior trabajo, ante material nuevo. Circunstancias todas ellas que no se daban desde “Broken Arrow” en 1996, en el que se dieron cita también Billy Talbot, Ralph Molina y Frank “Poncho” Sampedro.

Algo, que al margen de cualquier consideración más, significa como mínimo el empeño de  una leyenda del rock como es él por continuar construyendo su legado y no retroalimentarse solo de su pasado. Y es que su decisión de seguir participando del presente  no se basa en apilar canciones más o menos intrascendentes ni réplicas baratas de pasadas composiciones. Ahí están sus realizaciones en los últimos años que han ido desde su interés por la situación política del momento (“Living with War”), obras conceptuales como “Greendale” o auténticos experimentos sonoros, más o menos afortunados, como “Le Noise”.

Producido por el trío formado por el propio músico, John Hanlon y Mark Humphreys (los mismos que tomaron parte en el anterior trabajo), en este álbum se aprecian algunas características, muchas constantes en su carrera, que hacen entrever el interés que tiene por despertar, o reivindicar, su lado clásico. La recuperación de temas con una larguísima duración, que además hace que haya dividirlas en dos caras (dos discos), recuperando nomenclatura de antaño, y el tono tradicional que recorre las composiciones de forma más o menos evidente (por mucho que aparezca entre robustas guitarras) , así nos lo parece indicar, situándole a medio camino entre “Ragged Glory” y el mítico “Rust Never Sleeps”.

Tanto es así que en el majestuoso y airado primer tema (“Driftin’ Back”), nada más y nada menos que 27 minutos de duración, nos encontramos con versos (“Hey Now, Hey Now”) que retrotraen al pasado. Por si eso fuera poco, un inicio suave y delicado va dejando paso a una tormenta eléctrica que se convierte en pura evocación y que, junto a unos coros con una forma muy habitual en su discografía, hace olvidar ese minutaje y atrae irremisiblemente al oyente a su terreno. “Ramada Inn” comparte esas mismas sensaciones, aunque con un ritmo algo más incipiente,  y añade a todo ello una sobria y concisa letra en la que relata una historia de amor a la largo del tiempo.

Ese clasicismo, basado en las raíces folk-country, que siempre ha mantenido la carrera de Neil Young en su etapa Crazy Horse, incluso en los momentos más guitarreros, se destapa por medio de tres canciones principalmente. “Born in Ontario”, en la que a modo de biografía reivindica su forma de entender la música (y la vida), refleja esa peculiar forma de cantar del canadiense, con sus fraseos bruscos y cortantes que chocan en esta ocasión con un estribillo dulce. Características prácticamente similares al homenaje a la música que es “Twisted Road”, aunque todavía más matizadas y donde se puede escuchar entre la maraña sonora ecos de las  melodías de Crosby, Still, Nash y Young. “Walk Like a Giant”, con unos curiosos silbidos de acompañamiento, es otro de esos casi interminables desarrollos musicales (16 minutos)  repletos de fuerza que sirven como perfecto complemento a la épica que desprenden sus palabras, asociado a la dura lucha del ser humano en este mundo.

“Psychedelic Pill” hará honor a su título y destacará sobre todo por el efecto sonoro que atraviesa todo el tema y que le dota de un sentido casi lisérgico al rock and roll que se esconde tras él. En una segunda versión, o alternativa, que también aparece en el disco, se puede escuchar la canción sin ese efecto. “She’s Always Dancing” posiblemente contenga la melodía más agria y chirriante, en la que destaca la voz de Young con ese tono agudo típico en él y que colabora al tono angustioso general. En el otro extremo , y casi como excepción, está la lenta “For The Love Of Man”, en la que desaparece el sonido de las guitarras en detrimento de una mayor orquestación y en pro de mayor grandilocuencia, una ambientación que recuerda a la que aparecía por norma general en el disco “Sleeps With Angels”.

Neil Young se acerca a los 70 años y continúa demostrando su potencia, y ganas, para partiendo de su forma personal de entender el rock dar rienda suelta a su talento sin caer en repeticiones ni anquilosamientos artísticos. Todo un lujo poder seguir  disfrutando de discos tan notables como este “Psychedelicc Pill” que incide en la forma más característica del canadiense y su banda, algo que evidentemente es una gran noticia.

 

Escucha Psychedelic Pill de Neil Young & Crazy Horse en Spotify

 

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