El maestro del Prado y las pinturas proféticas

 
 
 
La Fundación Caja Castellón invita la tarde del próximo miércoles, 20 de marzo, al escritor Javier Sierra. El escritor, al más puro estilo de sus relatos de enigmas, nos guiará, de la mano del maestro del  Prado, por un apasionante recorrido a través de las historias más desconocidas y secretas de una de las pinacotecas más importantes del mundo, el Museo del Prado. Una aventura que cambiará para siempre nuestra percepción del arte y que nos ayudará a comprender su función íntima y su sentido. 
 
 
Javier Sierra se nos presenta como alumno y maestro a la vez y nos enseña la pinacoteca madrileña en todos los sentidos. Pero este escritor nunca hace las cosas como los demás. Para llevar a cabo este viaje iniciático, urde una trama apasionante que tiene como hilo conductor la presencia y las enseñanzas del doctor Luis Fovel, un hombre misterioso al que un jovencísimo Sierra conocerá una tarde de finales de 1990 frente a “La Perla”, una de las mejores tablas de Rafael. A partir de ese encuentro, Fovel recorrerá con el autor las salas del museo y le descifrará los enigmas que esconde su colección renacentista. Porque, de hecho, cuando se pintaron los cuadros de Rafael, Leonardo o Tiziano, en pleno Renacimiento, explica Fovel, muchos pensaban que el modelo cristiano del mundo estaba al borde del colapso, que se vivía el fin de los tiempos y no había noble, clérigo o pontífice que no estuviera atento a las profecías que recorrían el continente. Fue una época en la que la Inquisición era la celosa guardiana de la ortodoxia y aquellos maestros tuvieron que utilizar imágenes de aspecto inocuo para transmitir ciertos conocimientos prohibidos que les habían sido confiados por sus mecenas. Si se desconoce esto resulta imposible penetrar en el sentido profundo de las pinturas. Para Fovel, la obra de Rafael y las de otros genios como Bosco, Brueghel, Tiziano, Juan de Juanes o El Greco fue concebida como una puerta, un acceso directo sin intermediarios eclesiales, hacia el mundo espiritual. Su arte, pues, había que aprender a mirarlo con el alma, no con los ojos. 
 
 
Con semejante óptica Sierra descubrirá, por ejemplo, que “La Gloria” de Tiziano, el impresionante cuadro que se encuentra a la entrada del museo, debe entenderse literalmente como un umbral mandado crear por Carlos V en persona para que su espíritu accediera más rápidamente a la vida eterna. Fue un lienzo ante el que el emperador meditaba con frecuencia y una de las pocas posesiones que se permitió en su retiro de Yuste antes de entregar su alma a Dios. O que “La Última Cena” de Juan de Juanes esconde otro desafío intelectual y espiritual. El grial que aparece en la pintura es para muchos el verdadero cáliz de la Última Cena, una reliquia que aún se encuentra custodiada en… ¡la catedral de Valencia! Aunque el escritor no lo sabe, en su último encuentro con el maestro, el más sorprendente y esclarecedor de todos, se le revelarán las “instrucciones de lectura” de “El Jardín de las delicias” del Bosco, una especie de examen de fin de carrera para quien esté interesado en los arcanos que encierran los cuadros del Prado. Después Fovel guiará a Sierra frente a otro cuadro inquietante “El triunfo de la muerte”, de Brueghel el Viejo, una suerte de pesadilla de peste y destrucción con un mensaje cifrado en su interior. Y por último, El Greco, el pintor misterioso por excelencia, cuya opera prima “El sueño de Felipe II o La Gloria”, –conectada sutilmente con la de Tiziano– se encuentra en el Escorial y fue su primer cuadro pintado en España.
 
 
 
¿Realidad?, ¿ficción?, ¿libro de aprendizaje?… Todo esto puede decirse de “El maestro del Prado y las pinturas proféticas”, título del último libro de Javier Sierra, recientemente publicado en la editorial Planeta. El autor nos presentará este trabajo la tarde del próximo miércoles en el Edificio Hucha de la Fundación Caja Castellón en el que los cuadros cobran vida y sus pintores se convierten en verdaderos protagonistas de unos hechos históricos inquietantes. Sierra nos invita a un recorrido magnífico por las salas del Prado que pone en tela de juicio todo lo conocido sobre los Evangelios, el arte y la propia Historia. Una sorprendente inmersión en las salas del museo y lo que Sierra denomina “pinturas proféticas”, obras que hablan de una historia paralela en la que los dogmas oficiales son cuestionados por el arte a través de simbolismos hasta ahora sólo accesibles a entendidos. “El arte sólo funciona cuando maravilla”, afirma el maestro Fovel, y es esa maravilla la que el lector encontrará en cada una de las páginas de este trabajo.
 
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