Mi impresión sobre la gala de los Goya

GoyaPor MIGUEL ABOLLADO. Antes de nada, tengo que reconocer que no vi entera la gala de los Goya.
Empecé a ver a Eva Hache, aguanté quince minutos, y tuve que cambiar de canal porque no lo soportaba. Y al llegar a la Sexta3, resulta que empezaba Dirty Dancing. Sí, amigos, esa película que supuso el apoteosis hormonal de las quinceañeras y veinteañeras de mi generación, y que yo nunca antes había visto entera (los «chicos» no veíamos Dirty Dancing). Pues me tragué la peli. Y me gustó. Reconozco que Jennifer Grey me pone. Eso sí, de vez en cuando zapeaba para ver cómo iba la cosa por la gala. Pero resulta que cuando acabó la película, los Goya todavía no habían casi ni empezado, como quien dice. Aguanté bastante, hasta el Goya a la mejor película de animación, o no sé si era el mejor documental. Sé que salieron cinco, los directores, o los productores, no sé, y tras diez minutos (que igual fueron más) viajando por otros canales, al volver todavía seguían hablando. Vi el Goya a la mejor película europea, latinoamericana, dirección novel, actor novel, actriz novel, documental en blanco y negro, y mejor actor sexagenario nacido en Dinamarca (creo). Un montón de Goyas que no entiendo que existan, algunas intervenciones larguísimas, algún lloro impostado, a los de Muchachada (bien, pero un poco largo), a Bardem, a Pepe Sacristán, a Bayona, al presidente de la academia. Y a Eva Hache, y otra vez a Eva, y otra vez. Después he recopilado algunos otros momentos importantes que me perdí, y que ya se pueden ver en youtube.

No he visto ninguna de las películas nominadas, así que no puedo opinar sobre la mayoría de los premios.
Me alegré por Sacristán, me cae muy bien este hombre, y por Concha, claro. Y por Maribel, un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones que se creen que por grabar una mala serie ya son Elizabeth Taylor. Además, no sé si habrá alguna mujer a la que le queden mejor los cuarenta. Diré que me gustó el presidente de la academia. Su discurso fue duro, y un tanto derrotista, pero fue sincero. Estaba nervioso, pero al ser leído el discurso, eso -el nerviosismo- le daba cierto tono de humildad que me gustó. Estuvo en su papel. Las quejas del IVA, el fracaso de las leyes antipiratería, y todo lo demás, estaba dentro de lo esperado, más si estamos hablando del máximo responsable de la academia del cine. El IVA al 21% es una cagada, estoy de acuerdo, nunca debieron subirlo. El día que lo hagan con los libros (sigue al 4%), tendré que empezar a pensar en hacer otra cosa.

Pero, ¿y todos los demás? ¿podéis explicarme a qué os dedicáis, actores, actrices, directores, presentadores de televisión, humoristas? ¿podéis decirme, por favor, cuál es vuestra profesión? Lo que vi el domingo fue vergonzoso. Corbacho, amigo, qué poca clase tienes. «Saludo a todos menos a uno», como un niño pequeño. Candela, hija mía, siento lo de tu padre, por supuesto, pero no lo utilices para decir que en los hospitales públicos no hay mantas o no te dan un vaso de agua. ¿Qué pretendías con eso? ¿Atacar al gobierno? ¿Atacar a la sanidad pública en general, a la privada? ¿Cómo se puede ser tan… ? Es que no encuentro una palabra para definir lo de Candela Peña, de verdad os lo digo. Bardem, ¿qué hacías tú allí arriba lanzando proclamas políticas? ah, ya veo, creo que eras uno de los productores del documental sobre el Sahara. Qué raro que te hayan dado el Goya (sí, creo que algunos Goyas son dudosos). ¿Así que allí no se puede recortar en educación ni en sanidad?. Pero, ¿no estábamos hablando de cine? Y Maribel, ¿tú también, hija mía? ¿robar a los pobres para dárselo a los ricos? Pordios, pordios, tú no. Y venga con el IVA, y otra vez el IVA, y Wert, y la educación. Eva, dentro del papel de conductora de la gala, se entiende que lances dardos envenenados, pero por favor, envuélvelos con algo de gracia. No sólo no me hacías nada de gracia, si no que a veces daba vergüenza ajena escucharte (Perdón, ¿se puede criticar a Eva Hache?). Después he leído mensajes en facebook y twitter, a favor y en contra, he visto Telemadrid y Cuatro, leído El País y ABC y me ha costado comprender que estuvieran hablando de lo mismo. Todos radicales, todo es igual, siempre. Estoy harto. Luego sale Montoro y también radical. ¿Pero es que nadie puede poner un poco de cordura en este país?

Personalmente, me parece indignante que unos actores se autoproclamen valedores de una causa que es sólo su causa. Aprovechan la gala para criticar, pero sólo cuando gobierna el PP. Ocho años han estado calladitos, apoyando a su amigo Zapatero, y ahora claro, renacen de sus cenizas. No tenéis legitimidad, vosotros no sois mis representantes de nada, yo no os he votado. Dedicaos a hacer cine, y sólo cine, en lugar de estar comiéndoos los rabos unos a otros contínuamente (expresión vulgar de «yo te doy un premio, ahora me lo das tú, y así contínuamente». Siempre están dándose premios), en lugar de criticar sólo a los gobiernos de derechas, y en lugar de estar llorando porque nadie os quiere y porque nadie va a veros al cine. El que mejor supo estar, y perdonadme los que le criticáis tanto (yo lo critico también), fue Wert. Que encajó sin pestañear la avalancha, y dijo luego que en democracia hay que encajar las críticas.

No voy a caer en la crítica fácil de «es que encima el cine español es una mierda». Porque no lo pienso. Vi «Pa negre» el otro día y me pareció desgarradora, brutal, profunda, y muy muy negra. Los actores se salen, hasta es comprensible el catalán de la versión original, otra cosa no habría sido creíble. Es excesivamente trágica, sí, pero es una gran película. He visto «No hay paz para los malvados», y he alucinado. Coronado en esta película es Bogart. Y todo lo demás, la oscuridad, la trama, los tiempos, están muy bien. Me impactó, en serio. Le falla un poco el desenlace, pero estamos hablando de un peliculón. Y «Celda 211», y muchas más. Hay cine, joder, hay gente que sabe hacer cine. Esa no es la cuestión. La cuestión es que no entiendo por qué todo lo tenéis que politizar. Ese no es vuestro trabajo. Además, ¿es que no lo veis? Es tal el desprecio que os merece la gente que no piensa como vosotros, que corréis el riesgo de ser vetados por esa misma gente. Como vetáis, seguramente, a cualquiera de vuestro sector que se posicione en «el bando contrario». ¿Os imagináis a, pongamos, Penelope Cruz, hace dos años, diciendo al recibir el Goya: «Esto va por los 3 millones de parados que ha generado Zapatero»? Hace dos años podían haber dicho también lo de los ricos y los pobres, y lo de los hospitales sin mantas. Pero no, claro. Y a los que decís que sí, que os parece bien, que tienen derecho a expresarse. ¡Pues claro que lo tienen! Pero no ahí. Al menos no de esa forma, tan generalizada, tan claramente marcada por la tendencia política.

Otra cosa, y esto ya es una manía mía. Creo que los discursos de agradecimiento describen bastante bien a las personas. Limitarlos, o eliminar los discursos de algunas categorías, le daría mucha agilidad a la gala, y además les daría, a muchos, la oportunidad de no caer tan bajo. Pero ojo, no a cambio de más minutos para Eva Hache. Lo que quiero decir, es que hay que ser agradecido, pero sin pasarse (¿Os acordáis de lo de la Virgen de Guadalupe de Almodovar?). La autocomplacencia frente a la humildad. Otra vez la falta de clase, el glamour impostado. Acordaos que en los Oscar cortaron a Michael Moore a los 40 segundos. Y la indignación por la manipulación de las armas de destrucción masiva y la injusta guerra de Irak era enorme allí también. Le dieron el Oscar, de hecho, y el documental era una crítica brutal a Bush. Ese año, aquí en los Goya hubo un mitín político lamentable de dos horas de duración. O tres, probablemente. Quiero compartir con vosotros el momento en que entregan el Oscar a Grace Kelly. Creo que sobran las palabras (nunca mejor dicho).

Grace Kelly recibiendo el Oscar

Hasta la vista, babys.

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