La levedad del perro Cuarón (Gravity 2.0)

Por Francisco Balbuena.

 

Me la suda el 3Decímetros, igual que Momoa me la mama. Y añado que Cuarón es un cabrón cinematográfico al consentir que su talento para la composición visual se lo estén cepillando los ejecutivos de Hollywood, en lugar de aplicarse en el aprendizaje de los maestros y comenzar de una puta vez a contarnos historias con alma.

No subas a la estratosfera, Cuarón, manito; vete al desierto de Sonora y, junto a los escorpiones y el monstruo de gila emponzoñando tus pies, lee a Shakespeare o a Dostoievski. Lecturas bien aprovechadas son lo que faltan a tu película Gravity para que ésta hubiese pasado de un entretenimiento magistralmente realizado a una narración cinematográfica donde hubiese en juego no una simple peripecia de una astronauta con almorranas que quiere regresar a la Tierra habiendo perdido el bonobús, sino la revelación de la maravilla. Porque la ciencia ficción o nos revela la maravilla a través de la especulación filosófica o es una mera representación fantasiosa con menos sustancia que el azúcar.

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2001: Una odisea del espacio (1968), de Stanley Kubrick

Se está comparando Gravity con 2001, una Odisea en el Espacio. Proclaman esta obscenidad los sujetos que cada vez que se sientan en una silla descubren su culo como si fuese la partícula de Higgs. La película de Kubrick sí es una obra de ciencia ficción. Es una obra fría, distante, hierática, pero plantea una especulación, a la postre perturbadora e inquietante; una especulación que desemboca en la maravilla, cualidad que en todos los sentidos falta en el film de Cuarón. Gravity no deja de ser un drama personal de supervivencia y redención atenuada que tiene lugar en el espacio exterior, pero que muy bien podría haberse contado dentro de una mina derrumbada sobre mineros o a bordo de un bergantín desarbolado en medio de una tempestad. Cuarón el hampón arteramente se vale de los avances técnicos en cinematografía para epatar al personal llevando sus crédulas retinas al seno de una piscina de líquido amniótico recreado por ordenador. Ha sido su oportunidad, la ha aprovechado, pero eso poco tiene que ver con el Arte sí mucho con la fullería.

Claro que los astronautas poseen vidas personales y tienen problemas que han dejado en la superficie de la Tierra. Lo mismo que los barrenderos, los camareros o los mecánicos. Cuarón el huevón digno de admiración con su película nos cuenta un telefilm de drama personal con un envoltorio estilístico espectacular. El estilo en un relato es muy importante, pero sin un corpus reflexivo y especulativo se queda en fuegos de artificio, que estallan, nos muestran bonitas lucecitas y luego se olvidan. Gravity pasará a la historia del Cine como una película que expuso con maña una coreografía de dos personajes entre artefactos voladores con atenuación de una de las cuatro fuerzas fundamentales del Universo. Su leve argumento, en cambio, producirá una sutil sonrisa de condescendencia. El estudioso del futuro dirá:

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Gravity (2013), de Alfonso Cuarón

¡Ah, Cuarón, mamón…, en lugar de que Sandra aúlle como un perro, ¿por qué no hiciste que se masturbase en la nave de los chinos? ¿Por qué dejaste que Clooney se desenganche del cable que le sujeta a su compañera, en lugar de que Sandrita le desenganche a él para aumentar sus propias posibilidades de salvación? Eso hubiese dicho mucho y bien sobre la condición humana. ¿Por qué crees que es tan fácil localizar en el espacio exterior una nave desde otra, y no digamos por parte de un astronauta sin instrumentos de navegación? ¿Es que no sabes que el espacio es tridimensional, y que cuatrocientos kilómetros de altura no es el tapete de un billar? ¿Has probado alguna vez a localizar desde tu mansión de criollo el helicóptero de la policía cuando sobrevuela México DF? Sandra lo tenía más difícil que encontrar un pajar dentro de una fábrica de agujas.

¿Por qué Sandra tiene tanta suerte al dar con la tecla precisa en los controles de mando inscritos en legua china? ¿No hubiese sido mejor que se equivocase de tecla, y que a raíz de ello el argumento hubiese dado un giro espectacular, revelando quizá alguna portentosa y secreta maniobra de los chinos en el espacio? Y por último, ¿por qué nos muestras tan ridícula salida de Sandra del agua una vez que ha regresado a la Tierra? ¿No hubiese sido más dramático y conmovedor, más sugerente a cerca del viaje agónico que ha sufrido, que diese tumbos como un borracho, que tropezase, que cayese y que se embadurnase de barro? Es más, en ese momento debería haber aparecido un perro vagabundo lleno de tiña a lamerle los labios inflamados por el bótox. 

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