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T.S. Eliot, Alexey Kurbatov

En cierto sentido la poesía ha triunfado cuando se convierte en lugar común, cuando se la encuentra inocente e inofensiva en las situaciones más pedestres —y, a pesar de todo, aún conserva un mínimo de potencia para hacer destellar ese rincón donde fue colocada. La poesía puede considerarse triunfante cuando es capaz de resquebrajar los muros del gusto medio e infiltrarlo, acaso también subvertirlo.

Existe un puñado de poetas o poemas que han conseguido esto. En la tradición hispánica algunos versos de Pablo Neruda o de Jaime Sabines se identifican de inmediato, a veces también algunos de Sor Juana y de algunos otros poetas que tienen a su favor los vientos del lenguaje compartido.

En el ámbito anglosajón uno de los nombres más afortunados en este sentido es el de TS Eliot, un poeta que tiene un par de versos que se han citado y parafraseado ad nauseam. El “Do I dare disturb the universe?” de The Love Song of J Alfred Prufrock o el “April is the cruellest month” de The Waste Land, se les encuentra de distintas maneras, sueltos, en su forma original y en otras intervenidas y cambiadas. En pocas ocasiones por razones claras y manifiestas. ¿Es la expresividad del verso? ¿Es que sintetiza un sentimiento compartido por cientos o miles de personas?

Una de las expresiones más elocuentes de este proceso de trasvase que ha experimentado la poesía de Eliot ha sido hacia la música, específicamente hacia el género pop, acaso el más extendido por antonomasia.

Recuentemente Dorian Lynskey ha elaborado en The Guardian un listado interesante sobre algunas de las canciones de música pop (y también de otros géneros) en las que reverbera la poesía de TS Eliot.

“Eliot no había amado la música pop, pero la música pop ama a Eliot”, escribe Lynskey antes de iniciar el recuento, en el que una de las primeras canciones en salir es Floorshow, de Sisters of Mercy’s, en donde se citan fragmentos de The Waste Land: “[White] bodies naked on the low damp ground” y la imagen “violet hour”.

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Lynskey siguen con Playboy de Hotchip y Red Sails de David Bowie, en donde, respectivamente, se encuentra el ya mencionado “April is…” y, en el título mismo, una cita directa de The Waste Land

 

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En cuanto al otro de los poemas más populares de Eliot, The Love Song of J Alfred Prufrock (el que marcó definitivamente al inglés como uno de los poetas más influyentes y vanguardista de su época), hay alusiones, citas y paráfrasis de algunos de sus versos en canciones de Arcade Fire, ChuCk D, Tori Amos y los Manic Street Preachers.

“Like a patient etherized on a table”, “Como un paciente anestesiado sobre una mesa”, parcialmente en We Used to Wait:

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Chuck D:

 

*En YouTube solo se encuentra disponible el disco completo

 

“the Eternal Footman”, “el Lacayo Eterno”, en Pretty Good Year, de Tori Amos

 

 

Después de estos y otros ejemplos el columnista de The Guardian se pregunta por qué Eliot por encima de otros poetas, qué hace especial a este hombre “absolutamente moderno” (por usar la expresión de Rimbaud) y no otros que parecerían con atributos o merecimientos similares.

De entrada Lynskey lo atribuye a la educación formal: TS Eliot es uno de los poetas más enseñados y estudiados en el sistema de educación de los países anglosajones. También en que la manera de Eliot de utilizar el lenguaje (y en particular de The Waste Land), aunque innegablemente poética, tiene cierta cualidad asequible, lo cual a su vez redunda en la facilidad de reproducción.

Más ambicioso parece el intento de Radiohead de imitar The Waste Land pero no en un sentido literal, sino yendo más allá de las palabras, evocar las impresiones que el poema genera en el lector; en el caso de Thom Yorke, de “dislocación y horror acechante”.

 

 

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Algo parecido al recurso que empleó PJ Harvey en On Battleship Hill, inspirándose en el collage que, como técnica, también caracteriza al poema de Eliot, en su caso con diversas tradiciones literarias (siguiendo a su vez el ejemplo de Pound) y, en el caso de la cantante, incluyendo fragmentos de óperas, canciones populares y otros “productos” musicales.

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Pero, a final de cuentas, el motivo detrás de esta fascinación por la poesía de Eliot podría ser algo que también defendieron Borges y otros grandes escritores y críticos con notable sensibilidad ante el hecho literario: que a fin de cuentas un poema demuestra su genio cuando de la nada, espontáneamente, nos impulsa a pronunciarlo en voz alta, a decirlo para hacerlo resonar en el mundo y que este, una vez más, se haga presente.

[Guardian y Pijama Surf