De segundas oportunidades

 

Por MARTA AILOUTI

Génova, que no Ginebra, es la palabra clave de la segunda temporada de The Newsroom. Es también una segunda oportunidad para Aaron Sorkin, hombre, sin duda, de primeras oportunidades. En él, el guionista oscarizado hace examen de conciencia y enfrenta a sus queridos protagonistas a algo tan humano como el error profesional. Sin embargo, no hay error sin consecuencias. Aunque éstas tengan que ver con una mejor temporada.

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Génova es además el nombre de una operación militar, que no solo una ciudad, y, particularmente, la excusa del hilo argumental sobre el que desfilará toda la redacción de News Night en un espacio temporal de catorce meses, dotando de cierta continuidad a todos sus episodios, saltando de pasado a futuro y de futuro a pasado, con una muy eficaz, casi brillante, ejecución.

Para ello, Sorkin se vale de viejas tretas. Algo tan sencillo, por ejemplo, como el corte de pelo de Maggie, elemento temporal del antes y del después. Pero también con la aparición de un personaje nuevo, el de la inteligente y perspicaz abogada Rebecca Halliday (Marcia Gay Harden), que nos situará siempre en el presente-futuro y ante la cual irán desfilando todos o casi todos los protagonistas de la serie, en muestra de que algo gordo se está cociendo en la cadena de televisión. Ella es, además, la razón de que esta temporada cuente con un episodio de menos. En total son nueve, que no diez. Y el motivo es el abandono de la serie de la actriz Rosemarie Dewitt que en un principio iba a interpretar el papel de la abogada y cuyas escenas tuvieron que repetirse.

Sea como sea, Génova es también un golpe sobre la mesa. La salvación de una serie que empezó naufragando entre las excesivas y exageradas, si se me permite la licencia, críticas negativas en torno a ella. Una regular primera temporada de la que, sin embargo, muchos supimos disfrutar. Y aquí me van a perdonar sus detractores. Porque precisamente Sorkin me gana por todo lo que algunos ven como defectos. Especialmente por su verborrea, allá gustos. Cada diálogo, cada intervención hablada, inteligente, divertida, fresca, incisiva e ingeniosa, es una pequeña joya, para el deleite de esta espectadora. Pero también por su idealismo desmesurado, dudo que sea su afán realizar un retrato realista y verosímil de la realidad. Y por sus personajes, todos ellos, histriónicos y casi caricaturescos, exageradamente capacitados y a veces exageradamente torpes a nivel personal y humano, respaldados por un inmejorable reparto, lleno de brillantes y solventes interpretaciones. Y esto sí, es así sin excepción. Mi admiración eterna a Jeff Daniels y a Sam Waterston, y muy particularmente a la espectacular Jane Fonda que se los come a todos en pantalla, como si su personaje secundario fuera más protagonista que ningún otro.

Así las cosas, Sorkin nos prometió cambios para su segunda temporada y, como todo hombre de palabra, cumplió. No solo por ese nuevo ritmo narrativo que dotó al argumento de más profundidad e intensidad, sino también por la evolución de algunos de sus protagonistas. Como la periodista Sloan Sabbith que gana presencia en pantalla o la inocente Maggie Jordan que adquiere una mayor carga dramática y pone fin a su triángulo amoroso con Don y Jim, en un intento de paliar ese velo de machismo, y también de sentimentalismos, con que, algunos, habían calificado a la serie. En esta misma línea, aparecen de manera recurrente nuevos personajes femeninos: la ya nombrada Rebecca Halliday, la jefa de campaña del candidato republicano Taylor Warren (Constance Zimmer) y la reportera política Hallie Shea (Grace Gummer). Mientras que, como contrapartida, solo uno masculino, el ambicioso y también malparado, Jerry Dantana (Hamish Linklater). Detonante, en parte, de esta Operación Génova. Es la respuesta de Aaron Sorkin a los reproches, nosotros también fallamos, en un afán de humanizar a sus protagonistas y, probablemente, de humanizarse a sí mismo. Aunque hecha le ley, hecha la trampa. El examen de conciencia en este caso no es del todo completo. No hubiera estado mal, que la culpa no solo recayera en un factor ajeno.

Con todo, no sé hasta qué punto estos cambios acallarán algunas críticas. O si no llegarán tarde. Muchos ya se bajaron del carro en su primera temporada, lo que explica ese final empalagoso, tremendamente precipitado y metido con calzador que nos endosaron en su actual temporada. Era el miedo de su creador, justificado o no, a que no hubiera una tercera. Pero la habrá. Y ahora tendremos que pensar si se lo podremos perdonar o no. Una mancha en una temporada, para quién disfrute con esta serie, casi impecable e incuestionable. Veremos si es capaz de seguir creciendo hasta convertirse en la serie que muchos sabemos que puede ser. Si no lo es ya. Con Sorkin la apuesta es casi segura. Probablemente sea así. 

 

One thought on “De segundas oportunidades

  • el 11 noviembre, 2014 a las 8:18 pm
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    En mi opinión el mejor actor de todo el elenco es Sam Waterston es una lástima que the newsroom sólo tenga tres temporadas.

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