No nos dejan ser niños

Por Cristina de @abrirunlibro

 

Clasificada como novela femicrime -se denomina así a la presencia de las mujeres en la novela negra bien como autoras, protagonistas o detectives y/o  asesinas-, No nos dejan ser niños es una novela ambientada en la isla de Menorca y se encuentra relatada en primera persona por la agente de policía María Médem. Ésta deberá investigar junto con Roberto Rial -el responsable de la unidad de Homicidios de la central en Madrid y con el que ya había trabajado anteriormente en Barcelona-, los recientes asesinatos de mujeres sexagenarias cometidos por un desconocido que va dejando tras su paso por la escena del crimen, un fuerte olor a hierbabuena mientras suena de forma reiterada, en el ordenador de las mujeres estranguladas, una canción de Raphael llamada ‘No nos dejan ser niños’. Por si fuera poco, la agente Médem, no pasa por su mejor momento: acaba de reincorporarse al trabajo tras ser madre -compaginar su vida personal con la laboral se convierte en algo muy complicado-, su marido pasa largas temporadas en Japón y, como las desgracias siempre llegan juntas, su odiosa suegra acaba de trasladarse al piso de María para convivir con ellos.

Siempre he pensado que catalogar un libro en un género o tendencia -en este caso el femicrime sería un género incluido dentro de la novela negra-, no ayuda demasiado al lector e incluso puede llegar a confundirle y, finalmente, no decidirse a comprar un libro por estar clasificado con definiciones de cualquier tipo. Y sería una lástima porque Pere Cervantes en No nos dejan ser niños, ha sabido crear una muy buena novela de intriga donde aunque las mujeres tienen un peso específico en la trama, nos explica una historia con mucho rigor e intensidad: Pere Cervantes es jefe del Grupo de Delitos Tecnológicos de Castellón y cuenta con más de veinte años dentro del cuerpo policial por lo que se puede observar en su novela, una ‘autenticidad’ de la ficción, muy sólida y fidedigna.

El libro consta de tres partes denominadas Veni, Vidi, Vici. Los capítulos, cortos, disponen como título el timing de la investigación -algo que siempre me ha gustado especialmente-, y que confiere al argumento ritmo y velocidad. A los apartados relatados por la agente Médem se irán intercalando otros en tercera persona con la voz del asesino, una voz rota por la locura y la demencia, y otros que nos irán narrando la vida de Bruno, el marido de María, en Shangai.

La ambientación en la isla de Menorca y los protagonistas son todos muy creíbles: desde la propia María Médem hasta el inspector de homicidios llegado de Madrid, otros personajes, o el profiler Galván. Libro de una ligereza sorprendente, la estructura muy bien organizada tiene mucho que ver, No nos dejan ser niños es una novela que gustará a todos los lectores sean hombres o mujeres. El autor ha sabido concretar muy bien el perfil de todos los protagonistas, incluso dotándoles de diferentes edades, por lo que cualquier lector, de cualquier género, podrá identificarse con alguno de ellos.

Con una trama 100% coherente y unos personajes muy bien desarrollados, Pere Cervantes ha creado una novela contundente y entretenida con un argumento muy auténtico. Un libro donde se nos irá recordando la letra de una canción algo extraña…

“No nos dejan ser niños, no nos dejan.
La inocencia es un lujo necio y caro
que nos hacen perder antes que nada.”

El autor:

Pere Cervantes. (Barcelona 1971, cuando la vida era en sí una novela negra).

Diagnosticado por quien bien le conoce como un tipo nostálgico, tozudo por vocación y soñador, lleva casi veinticinco años pateando las calles de este país con una placa en el bolsillo, una pistola en la cintura y una mirada en modo grabación que le sirve, de primera mano, para crear sus novelas.

Es lo que se conoce en el argot policial como un miembro de “la pringue”. Afirma que se licenció en la carrera errónea, que en esa época no existía la licenciatura de narrador de historias,  y que su experiencia de tres años en los Balcanes como observador de paz  de la ONU le enseñó que la hostilidad, al margen de etnias y religiones, suele atemperarse con la lectura. Es autor de Trescientos sesenta y seis lunes, La soledad de las ballenas, Tranki pap@s y Rompeolas.

No nos dejan ser niños. Pere Cervantes. Ediciones B. 304 páginas, 18€.

 

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