Cuestionario literario: Tatiana Goransky

 

hijasConocí, literariamente hablando, a Tatiana Goransky gracias a las Hijas de Mary Schelley. No se preocupen si dicha afirmación les resulte, como mínimo extraña, sino incluso surrealista porque, sin lugar a dudas, formulada de esta manera lo es. Y, si bien teñir esta introducción de misterio no está de más, puesto que va acorde con el recorrido literario de Goransky, ustedes lectores merecen una explicación y, sobre todo, merecen conocer a Tatiana Goransky con todas sus letras. Así que volvamos al inicio: la escritora argentina y cantante de jazz Tatiana Goransky fue incluida en la antología, editada por Fernando Marías, Wollstonecraft. Hijas del horizonte y que forma parte de una serie de antologías de relatos del grupo, fundado y capitaneado por Marías, premio Biblioteca Breve por su espléndida novela La isla del padre, de las Hijas de Mary Schelley. En la última antología publicada, dedicada a la intelectual inglesa Mary Wollstonecraft, Tatiana Goransky participaba con Yo tampoco maté a La cantante de Jazz, un relato que entre el misterio propio del género gótico y lo fantástico –género que ha vivido su más reciente reformulación genérica precisamente en el marco de la tradición literaria argentina y que fue teorizado por Alazraki a través de la literatura de Borges, Bioy Casares y Cortázar, principalmente- no sólo rendía homenaje a la figura de Wollstonecraft, sino que en un juego explícitamente metaliterario hacía referencia a la que sin dudas es la novela de Goransky más aplaudida por la crítica: ¿Quién mató a la cantante de Jazz?. Se trata de una novela – la segunda dentro de la carrera literaria de Goransky que en 2005 había publicado Lulúpe María T- que se inscribe dentro del género negro, aunque trasciende dicho género abordando, casi desde un punto de vista ensayístico, la historia y la presencia del Jazz en la Argentina y con inevitables referencias a los grandes maestros del jazz norteamericano, como pueden ser Chet Baker o Charlie Parker.  ¿Quién mató a la cantante de Jazz?  Es una novela que, como indica la propia autora, reúne algo más que dos de sus pasiones: es una novela que combina las dos vertientes artísticas de esta autora multifacética que, asimismo, inspirándose en el juego de mesa Cluedo construye una novela de capítulos breves y de juegos autorreferenciales, casi un homenaje a su compatriota Julio Cortázar, para construir una novela en la que la resolución del misterio termina siendo un elemento secundario. Goransky reinterpreta en este sentido el género negro, un género tan en boga como exigente de una reescritura y reformulación para no agotarse en un modelo ya por todos conocido. Y si bien es cierto que en la antología editada por Fernando Marías, Goransky sigue reformulando el género negro, esta vez tiñendo el relato de elementos fantásticos, la producción literaria y, debemos añadir, periodístico-narrativa de la autora argentina no se circunscribe solamente a este género: en el 2011 participaba con un relato en la antología La condición pornográfica, una recopilación de relatos que, a partir de la diferenciación entre lo erótico y lo pornográfico, esquivaban las medias tintas y se proponían como relatos explícitos, relatos que como indicaba el antólogo, mostraban el cuerpo entero. En relación a esta misma temática, Goransky escribió durante diversos años una columna periodística Séxodo, hoy accesible en internet, en la que repasaba la historia del sexo y la vinculaba con un análisis de las culturas y tendencias urbanas.

 

mato 1¿Cuál es su idea de felicidad perfecta?

Que mi niña decida conmigo en qué país dormimos cada noche. Que reine el espíritu festivo que suele atraer espíritu festivo. Que las cosas fluyan sin tanto esfuerzo, que la levedad no sea considerada superficial y que el mar sea de fácil acceso. Que nada malo le pase a la gente que conozco (y a la que no). Escribir en cualquier horario, bailar en la calle, cantar arriba y abajo del escenario. Que los libros de mi biblioteca tengan libritos, que abunden la comida y la bebida, vivir siempre enamorada y no abandonar mi sueño de cuando era pequeña: tener un talonario de billetes de avión que no se acabe nunca. (No confundir talonario con jet privado, no creo en los jets privados).

¿Cuál es su gran miedo?

Que un día sea igual al otro y al siguiente y al subsiguiente. Que alguien que quiero se enferme o muera. Que esta vida rápida, que a veces siento que llevamos, me prive de disfrutar el aquí y ahora. Convertirme en un ser cobarde y olvidarme de que a veces las situaciones reclaman actos heroicos. Que mi hija no llegue a conocerme en profundidad ni yo a ella, me gustaría que tuviésemos poderes telepáticos. En eso estamos trabajando.

¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?

La obediencia. Ningún ser curioso puede ser obediente. Como decía Dorothy Parker, “El aburrimiento se cura con curiosidad. La curiosidad no se cura con nada”. (Por suerte).

¿En qué ocasiones recurre a la mentira? (en el caso que confiese mentir)

Para proteger a la gente que quiero. Pero todo tiene un límite, hay que tener cuidado de no llegar al extremo “La salud de los enfermos”, de Cortázar.

¿Se muerde la lengua antes de expresar determinadas opiniones por temor al qué dirán?

Me muerdo la lengua cuando no encuentro argumentos lógicos para defender mi postura o la de alguien a quien admiro. A veces soy muy intuitiva y mis opiniones son más físicas que racionales.

¿Cuándo fue la última vez que tuiteó o publicó algún comentario en las redes sociales con plena libertad?

¿Plena? La plena libertad la ejerzo en un ámbito íntimo.

¿Qué es para usted la libertad?

Un derecho de todos. Pero hay que practicarla, si no, se achancha y nos abandona. O incluso nos es robada y ni nos damos cuenta.

¿Siente el ser una persona reconocida públicamente le resta libertad con respecto a la persona anónima?

Creo que ya no existe más la persona anónima, las redes sociales se han ocupado de eso. Por lo tanto, estoy igual de expuesta que todos los demás. Existe una democratización de la falta de privacidad.

¿Hablar y expresar públicamente opiniones políticas o silenciarlas?

Ni una ni otra. Vivo en un país que reclama opiniones todos los días, solo respondo cuando puedo construir.

¿Activismo público o compromiso privado?

Hasta hace algunos años estuve muy involucrada en las campañas de concientización y prevención del VIH. Le dediqué mucho tiempo y pensé que podía hacer la diferencia. Admito que quedé desencantada al comprobar que casi todo fue olvidado. Al menos acá, en Argentina, las campañas de prevención han desaparecido casi por completo. Desde ese momento, me dediqué, durante diez años, a escribir una columna sobre sexo. Supongo que son dos formas de activismo público, solo que ahora casi siempre lo hago en papel.

Entonces, respondo: compromiso privado, siempre. La manera en la que elijo manejarme en la vida cotidiana, criar a mi hija, intentar pensar nuevas estructuras que se adapten más a los tiempos en los que vivimos. Muchas veces fallo, pero no dejo de intentarlo.

Activismo público, en papel y solo cuando me siento tan atravesada por el tema que no tengo otra opción.

¿Informarse o ser informado?

Informarme. Gajes del oficio que heredé de la investigación. Me gusta hablar con la gente, me gusta que no haya mediación.

¿Qué es para usted y qué valor tiene la información?

La información es una construcción de la actualidad. Pero, al igual que el tío Ben de “El hombre araña”, pienso que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Esa construcción, ese relato, puede ser manipulado hasta convertirse en cárcel. Hay que saber quién narra, antes de aceptar la construcción como un hecho.

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Foto de Laura Hermida

La cultura, ¿cuestión de esnobismo o conocimiento transversal?

Algo que nos precede. Un espacio en el que convivimos todos.

¿Todo es cultura? O, mejor dicho, ¿qué no es cultura para usted?

Creo que todos los que intentaron trazar una línea entre lo que es y no es cultura, naufragaron. Y en algún momento terminaron en esa misma isla a la que habían tachado con cruz gigante. Hasta hace poco yo pensaba que el reggaetón no era cultura. Un día, acompañé a un amigo que estaba muy enfermo a darse una inyección. Por alguna razón me dejó encerrada en el auto, la radio andaba mal y estaba prendida en una estación que emitía puro reggaetón. Pasaron 45 minutos y tengo que admitir que mis caderas empezaron a moverse solas. Y sí, de pronto, el reggaetón se volvió mi referente cultural del amor sensual. Ya está, lo dije.

¿Sus referentes culturales son literarios, musicales, artísticos, cinematográficos…?

Estudié cine, música, dramaturgia, danza, Artes Combinadas, Filosofía y Letras, fotografía y hasta patinaje artístico sobre hielo. Cada una de las cosas me las tomé en serio (bueno, dejemos afuera el patinaje) y fui tomando de todo un poco (de nuevo dejemos afuera al patinaje). Pero mis referentes no se agotan ahí. El deporte, por ejemplo, me parece un generador de mundos extraordinarios. La ciencia me interesa mucho y sé poquito y nada. En el último tiempo estuve leyendo bastante matemática. Me gusta trabajar con estructuras prestadas, así que supongo que mis referentes no se agotarán en un buen tiempo. Eso sí, soy olvidadiza, una vez que vuelco en un texto todo lo que estudié, lo olvido irremediablemente. Supongo que es mi manera de liberar espacio para la experiencia siguiente.

¿Un autor para releer?

Shakespeare.

¿Un autor recién descubierto?

Redescubierto: Antonio Di Benedetto. Lo repasé para una investigación y me pareció que lo estaba leyendo por primera vez.

¿Una película, una obra de teatro o un espectáculo recientemente visto y que no olvidará?

El documental Bloody daughter, sobre Martha Argerich, dirigida por una de sus hijas. La vi cinco veces en menos de medio año, hay algo en ella que me conmueve profundamente. A eso le sumo la reunión de The Police y escuchar en vivo a Stevie Wonder.

La creación, ¿un arte, una pasión o un oficio que se puede aprender?

Las tres cosas y algunas otras más. Pongo el oficio por encima del resto, pero lo hago solo para recordar, todos los días, que puedo seguir refinando la búsqueda.

¿Todos podemos escribir un libro?

Sí. Está comprobado.

¿Todos podemos publicar?

Sí. También está comprobado.

¿Todos podemos ser artistas?

Si ser artista es poder disfrutar del proceso de la creación, sí. Si es otra cosa, solo podrá ser evaluado con el tiempo.

El éxito, ¿personal o profesional?

Si es obligatorio elegir (aunque no soy obediente), sin duda el éxito personal. Los afectos están por encima de todo.

El éxito, ¿fama, dinero, reconocimiento o no necesariamente?

Reconocimiento, en tanto permita que pueda vivir de lo que me apasiona. Si no, elijo “no necesariamente”.

¿Cuál considera que es su gran logro?

El haber desoído a los que decían “el que mucho abarca poco aprieta”. A veces, el que abarca poco, corre el riesgo de terminar ahogando o ahogándose.

¿Cuál es su lema?

Lo ideal es enemigo de lo posible, pero no por eso voy a dejar de perseguir lo ideal.

 

 

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