Los libros de la isla desierta: Imre, una memoria íntima

Por Óscar Hernández.

IMREIMRE: UNA MEMORIA ÍNTIMA, Edward Prime-Stevenson. (Ed. Dos Bigotes)

Cuando se habla de literatura homosexual o de literatura gay solemos pensar en los más actuales éxitos de editoriales más o menos especializadas, en autores mediáticos que cuentan sus amoríos adolescentes, en consagradas plumas patrias o latinoamericanas o en Óscar Wilde. En otras latitudes y épocas encontramos ejemplos de declaraciones de amor más o menos veladas de hombres hacia hombres y de mujeres hacia otras féminas. La poesía es un género literario que ha permitido escribir y expresar el amor que no se atrevía a decir su nombre de una manera más ambigua y oscura, y más libre al mismo tiempo, escudándose en que no quedaba claro quién era el o la destinataria de tamañas declaraciones de amor. En la narrativa, empero, las historias de amor uranista acostumbraban a ser historias truculentas, oscuras y que mostraban a los homosexuales como seres atormentados, si no directamente perversos. Otra opción eran los amores imposibles, los finales dramáticos y las salidas del armario más o menos dolorosas que se han publicado por activa y por pasiva durante los años 2000 en los que España despertaba a la realidad y a la normalización homosexual.

Y de repente, en 2014, la joven, intrépida y acertada Editorial Dos Bigotes rescata un texto centenario -concretamente de 1906- sobre un amor homosexual con -redoble de tambores- final feliz.

No, no pretendo reventarle a nadie el final de la historia. Es de hecho un final conocido y publicitado el de esta novela deliciosa de Edward Prime-Stevenson. No es lo importante que sea feliz el final, y al mismo tiempo lo es. Me explico: La trama es harto sencilla. Una larga carta, o memorias, del narrador, en las que cuenta cómo se llegó a ese final feliz, a esa relación amorosa y sexual plena con Imre, un soldado magiar bello y cautivador del cual se enamoró a primera vista. No resulta ningún misterio el final de la historia, por eso afirmaba que ese detalle no era importante, en el sentido de que conocer el final no es óbice para disfrutar de la lectura del libro. Y sin embargo, resulta importante porque la novela se escribió hace poco más de un siglo, con una trama desarrollada en la Europa de los Imperios Centrales, antes de la Gran Guerra, antes de la Revolución Rusa, antes de las calamidades y avances de ese siglo XX tan convulso que ya va quedando sepultado bajo una capa de polvo.

Prime-Stevenson narra una historia de amor que nace de una amistad, que anhela ser más que eso y que consciente de la realidad de aquella sociedad, avanza con pies de plomo para declarar el amor de forma que no se pierda al amigo. Oswald e Imre congenian desde el momento en que se ven y se convierten en amigos inseparables, pero el amor luchará por hacerse visible, por abrirse camino. Luchará contra el miedo, contra el rechazo, contra el mundo castrense, religioso y conservador para brillar en la soledad de una habitación, sobre una mesa camilla iluminada por un farol, en la que dos manos quieren tocarse y acariciarse.

Es una obra escrita con sencillez y con profundidad que facilita al lector la empatía con ambos protagonistas: el sofisticado, elegante y educado Oswald, y el atractivo, recio, silencioso e introvertido Imre. Una novela que rompió esquemas en una época en la que ser homosexual -término entonces reciente-, uranista -porque los gays eran tan raros como los habitantes de Urano-, o simplemente gay -término entonces desconocido en su acepción actual- era cuanto menos una enfermedad mental. No obstante los esfuerzos de la medicina decimonónica por devolver al camino recto –straight– a los uranistas, Oswald se rebela contra dicho diagnóstico y exige ser tratado como alguien sano, enamorado de otro hombre.

“Ahora adoro este mundo porque sé que tú estás en él” nos dice Prime-Stevenson en la novela. ¿No es acaso la declaración de amor más sencilla y hermosa que se haya escrito jamás? ¿No hace esa frase por tanto a la novela merecedora de un hueco en nuestra biblioteca de la isla desierta?

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