Entrevista a Isabel Valdecasas "Cada vez mis cuadros son más orgánicos"

Por Paloma Rodera

Fotografía Esteban de las Bárcenas

 

Hablar con Isabel Valdecasas es sentirse entre amigos desde el primer momento. Hemos quedado en un hueco que amablemente me ha hecho entre sesiones de fotos y su viaje a Amsterdam. Nos hemos visto en su casa de Madrid, una casa con su patio y un salón en el que rapidamente sabes que en esa casa suceden cosas maravillosas. 

Le pregunto por su trayectoria y se asusta de tener que empezar a contar todo desde el principio, así que decidimos que es mejor ir hacia detrás. Su próxima exposición empieza este 16 de noviembre “Horizontes y Cosmogonías”, hasta el 22 de diciembre, en la calle Alfonso XII, 36, en Ynot Studio. Sus famosas cosmogonías, que transportan a mundos y sensaciones fuera de lo cotidiano, y los horizontes, líneas que acaban en paisajes. Tiene la sensación de que sus abstractas cosmogonías se han ido convirtiendo con el paso del tiempo en unas figuraciones abstractas, son paisajes. Está buscando nuevas líneas de trabajo, y parece que las está encontrando. 

Ha sido una de las artistas participantes de esta edición de la Feria Estampa, celebrada el pasado mes de septiembre en Matadero Madrid, en su 25º edición. También ha llevado sus piezas a la feria Affordable de Nueva York, así como una exposición en Lisboa éste último mes de septiembre. También sus cuadros visitaron Nueva York en Chelsea durante el mes de abril en una exposición con otro artista, Miguel Vallinas, en la Fundación Johnson&Johnson y llevaba por título “Human Nature”, llevando entre ambos el título a sus obras en las que, tal y cmo nos describe Isabel, él llevaba toda la parte del cuerpo humano y ella la de la naturaleza. 

Cuando le pregunto cómo ve su futuro como artista ella me pregunta qué son los planes a largo plazo, “¿un año o dos?”. Me habla de los inmediatos, de sus próximos planes: “en unas horas me voy a Amsterdam, quiero exponer allí. Y tengo otros planes en Latinoamérica, pero por ahora no puedo decir más. También quiero seguir trabajando en Madrid y exponer.”

Hablando de su carrera, Isabel nos dice: “Quiero hacer las cosas despacito y las quiero hacer bien. Voy con la lengua fuera. Llevo tres años corriendo, corriendo muchísimo y quiero disfrutar un poquito más.” Su obra va evolucionando casi sin darse cuenta, va andando sola, al mirar para atrás se van viendo los pasos. 

En cuanto a su proceso de creación, nos destaca que siempre ha preferido la tabla y que siente pánico cuando empieza una nueva obra “nunca empiezo uno solo, suelo empezar dos o tres a la vez. Poco a poco voy escogiendo los colores, de cosas que ya he visto.” “Mi trabajo, que puede ser definido como textura y color, no es eso eso, que también lo es. Sólo que hay veces que también necesito volver al figurativo. Ahora estoy haciendo mucho paisaje. Estoy explorando la tierra y lo húmedo. Y muchas nubes. Cada vez mis cuadros son más orgánicos.”

 

A continuación, hablando de sus procesos artísticos nos cuenta esta anécdota: “Hay una cosa que hago y es que cuando pinto siempre hay un mínimo que tienes que tirar de pintura, que es algo que me da mucha rabia. Cuando yo estoy utilizando un pigmento en un lienzo y luego tengo que enjuagarme las manos o la paleta. Eso que enjuago lo empleo en el siguiente lienzo, así que van hermanados, siempre el siguiente tiene el color del anterior.”

La conversación deriva a tratar nuestras responsabilidades con el Medio Ambiente y el cómo ella como artista acaba reflejando su preocupación con lo orgánico y por el reciclaje en sus obras. Hablamos de la cocina y del uso de los residuos del café y del té usándolos como materia para sus cuadros. 

“Todavía no le pongo marco a mis cuadros, pero creo que voy a empezar a ponérselo. Metacrilato.” Rápidamente le pregunto por qué y ella se apresura a decir: “por la ambigüedad de lo super orgánico y lo enfrascado. Siempre me ha llamado mucho las diferencias entre el cosmos y el microcosmos. El infinito como concepto. Usando tierras, arenas, cosas orgánicas, [cada uno de sus cuadros] se parecen a la creación de un micro mundo.”

Inevitablemente, además de todo el disfrute del artista en su estudio, Isabel nos habla de otra cosa: “…luego hay una parte que se relaciona con el marketing, las esperas, hablar con el carpintero, todo lo que tiene que ver con las relaciones públicas. Es una parte de mi trabajo que tengo que hacer, pero no me divierte nada.”

PR: “¿Qué te estimula en tu trabajo como artista? ¿Qué artistas son aquellos a los que siempre vuelves?”

IV: “La parte clásica del arte que llama a la estética y a la armonía la necesito. Necesito volver a los clásicos. Siempre. Puedo denunciar, pero mi arte no tiene nada que ver con lo histriónico o el gusto por feo. Quiero que el arte me estimule, pero no puedo con un arte que me agrede. Y necesito volver a los museos. Yo soy de Sevilla. Cuando era pequeña, creo que con nueve años vine a Madrid por primera vez a ver el Museo del Prado. Y me encantó. Todavía se me ponen los pelos de punta. Recuerdo ver el perro de Goya, que yo además era pequeñita, me llegaba a la altura de los ojos. Recuerdo la sensación, como una raya, dos colores y una cabecita de un perro me podía generar esta sensación. Y allí pensé: esto es lo que me gusta a mí. No sé si voy a poder hacerlo, pero sabía que el arte me había enganchado para toda la vida.”

PR: “¿Y el arte contemporáneo?”

IV: “El arte contemporáneo me encanta, pero es diferente. Yo al final tengo una familia y no tengo tanto tiempo, así que aprovecho las ferias para ver más. Pero muchas veces entre ir a una glaría o el Museo Sorolla… siempre vuelvo a lo clásico, me relaja, me limpia la mente y aprendes una barbaridad. Hay cuadros del siglo XV mucho más modernos que los de hoy en día.”

 

PR:: “¿Cómo compaginas tu vida art´sitica con tener una familia?”

IV: “Complicadísimo. Tengo dos niños y mi marido que es un santo. En realidad mi carrera ha despegado cuando mis niños tenían ya cuatro o cinco años y podían ir al cole y yo ya me podía dedicar más. Cuando estaba embarazada, ahí no podía pintar.” 

PR:”¿Cómo fue tu evolución en esos años?”

IV:“Yo estudié un máster de anticuario y de obras de arte de suntuario. Y ya cuando fueron más mayores yo empecé con las paredes pintadas y un día en el que no podía más. Además con la crisis dejaron de encargarme paredes. Yo hacía el pajarito, el árbol, etc. Y lo dejé. Yo nunca había hecho abstracto, pero hice un primer cuadro que tengo aquí en mi casa. Siempre había pintado, en mi familia las mujeres pintamos, pero no había dejado tanto tiempo como ahora. Quería cambiar de lo figurativo a lo abstracto, necesitaba cambiar, necesitaba expresarme.”

PR: “¿Y cuántos años han pasado desde ese momento?”

IV: “Pues yo empecé haciendo muebles en el año 2000, de ahí vinieron las paredes y luego ya llegó un punto, que ahí Soledad Lorenzo fue increíble, ella estaba cerrando su galería y me la encontré, hablé con ella, y le dije que no sabía que hacer, que a lo mejor era un poquito tarde. Y ella me dijo que por supuesto, que era lo que tenía que hacer. Me animó tanto, que dije, tengo que hacerlo. Yo tenía 35 años. Hice una exposición pequeñita en el estudio y los cuatro cuadros que llevé se vendieron en nada. Y a partir de ahí, con mucho esfuerzo, trabajando muchísimo y luchando como todo el mundo.”

PR: “¿Alguna inquietud distinta de lo que estás haciendo ahora?”

IV: “Sí, a mi me encanta la música, si supiera me dedicaría a ello en lugar de a pintar. Y también la escultura. Me apetecería muchísimo, pero no tengo tiempo. Pero bueno, yo siempre ando haciendo.”

 

 

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