Euclides y Estilpón: metafísica megárica, la senda del pensamiento socrático

por Kika Sureda

A la muerte de Sócrates, Euclides (435-365 a.C.) fundó la Escuela de Mégara. Fue conocida como erística por sus disputas dialécticas. A los que siguieron sus doctrinas los llamaron megáricos, disputadores y dialécticos. Platón estuvo entre sus discípulos. La senda de pensamiento que se seguía en la Escuela de Mégara, era el pensamiento eleático y el socrático, así pues, a Euclides también se le consideraba sucesor de la escuela de Elea. Estaba interesado en el Bien y no en la esencia. Le importaba el bien moral y la voluntad de la persona para llegar a su plenitud. Sus métodos fueron el erístico y el diálogo, con ellos extraía consecuencias absurdas de las ideas contrarias a su filosofía y pensamiento. Sostenía la teoría, al igual que Sócrates, que el conocimiento es virtud y únicamente mediante el estudio de la filosofía se podría entender el mundo.

Las características de esta escuela fueron: la lógica, el influjo socrático en ética, la influencia eleata en la epistemología y ontología y la combinación de eleatas y Sócrates. La influencia socrática no escapa de Euclides. Buscaba la verdad. Combinando la idea de la verdad, entendida como el bien se identificó la idea del bien de Sócrates con lo uno y lo inmóvil de Parménides, a lo que llamaron dios, entendimiento o sabiduría.

Entre sus seguidores se encontraba Estilpón de Mégara (360-280 a.C). Sucedió a Ictias al mando de la escuela megárica. Anteriormente formó parte de la escuela cínica y estoica. Discípulo de Diógenes Laercio. Continuó con la tendencia eleática, que introducía el monismo estricto y negaba la posibilidad de movimiento o cambio. En la ética, promovía la autosuficiencia, el autocontrol y la libertad, siendo un pensamiento más cercano a la escuela cínica y estoica.

Estilpón aplicó las ideas de la escuela eleática a la doctrina del bien, consistente en la impasibilidad del alma. Clasifica los bienes en tres tipos: del alma, del cuerpo y bienes externos, para demostrar que el exilio no arrebata el bien. Fue crítico con la teoría platónica de la imitación entre la realidad sensible y el ser, según él lo universal no está contenido en lo individual y concreto: la esencia de los objetos no puede ser alcanzada por los predicados sobre ellos.

La felicidad se alcanza mediante la supresión de las necesidades y la indiferencia de los bienes externos. La felicidad tiene su fundamento en la virtud.

Euclides y Estilpón han sido, como muchos filósofos que formaron parte del círculo de Sócrates, considerados pensadores menores. Sus ideas nos han llegado a través de autores tardíos, lo que nos dificulta a veces poder entender e interpretar el alcance y la novedad de su propuesta euclídea que adhirió a los seguidores de la escuela de Mégara, en el momento en que fueron muchas las voces críticas que condenaron como práctica ridícula la experimentación con el lenguaje. La comprensión de la teoría de la escuela megárica es determinante en la influencia de la filosofía eleática y socrática.

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