Existen diferentes tipos de soledad, algunos más sanos que otros. Para el psicoanalista Adam Phillips, la mejor soledad es aquella donde hay un olvido benigno del cuerpo que se cuida a sí mismo. Es la soledad fértil. Una soledad productiva en la que aparece lo que nunca podría haberse anticipado y que está vinculada a una calidad en la atención.

Además de Phillips, ha habido otros tantos intelectuales y artistas interesados en el tema de la soledad vista como una fábrica de felicidad genuina (la meditación, es una de las herramientas de exploración).

El pintor francés Eugène Delacroix nutría su tiempo a solas antes de poner el pincel en el lienzo: “aliméntate con grandes y austeras ideas de belleza que alimentan el alma…busca la soledad”.

Ser un artista significa ser un agricultor de la soledad. Dar al espíritu las labores necesarias para que fructifique. “Las mejores cosas ocurren cuando estás a solas”, afirmaba la pintora minimalista, Agnes Martin.

La soledad también fue concebida como vital por la escultora y pintora francesa Louise Bourgeois. A lo largo de una colección de notas y cartas que intercambiaba con las mentes más feroces y los espíritus más luminosos del siglo pasado, Bourgeois logra capturar y explorar la esencia de la soledad fértil, esa que permite habitar la vida interior, ahí donde se encuentra la materia prima para toda forma de arte.

“Todos los días tienes que abandonar tu pasado o aceptarlo y luego, si no puedes aceptarlo, te conviertes en un escultor”, concluye Bourgeois en el libro Louise Bourgeois Destruction of the Father / Reconstruction of the Father: Writings and Interviews, 1923-1997.

A través de algunos escritos y comentarios de la escultora sobre el arte, esta obra confirma los profundos vínculos entre su trabajo y su vida, ofreciendo nuevos descubrimientos sobre su proceso creativo, entre ellos, la importancia de la soledad.

La soledad, el descanso de las responsabilidades y la tranquilidad te harán mejor que la atmósfera del estudio y las conversaciones que, en términos generales, son una pérdida de tiempo.

Como el cero, el círculo es el emblema mental del Todo, la Nada o el Uno (sin un segundo). Abstracto por excelencia, es causa sin causa de toda la serie numérica y geométrica. La figura que para Bourgeois representaba su tierra fértil.

Naces solo. Mueres solo. El valor del espacio intermedio es la confianza y el amor. Por eso, geométricamente hablando, el círculo es uno. Todo viene a ti desde el otro. Tienes que ser capaz de llegar al otro. Si no, estás solo…