Tony Luz: El adiós y homenaje a un icono del rock español (parte 1)

Por: Juan Manuel Moratinos

Cartel Sala Berlanga
Cartel Sala Berlanga

No es fácil glosar con la escritura ciertas emociones que de pronto le pasan a uno por encima, así que, ante el reto de expresarlas, uno se ve obligado a poner orden lo mejor posible en el campo de los sentimientos (menuda intervención en tan bendito territorio) tratando de coordinar palabra tras palabra. Bien es cierto que compartir luego unas cervezas y relajada conversación con músicos tan magníficos como Miguel Morales, Francis Cervera o Jaime Zelada, afines al evento que nos atañe acaso es la coartada ideal para emprender esta nueva incursión literaria. Acaso ellos sean cómplices de que me arranque a contar algo tan especial de lo que fuimos testigos (Francis además partícipe) la tarde-noche del pasado 29 de noviembre.

No es la primera vez que escribo sobre él, pero sólo a golpe de rock and roll y de corazón, como reza su último disco, puede uno sacudirse un poco el doloroso peso de su ausencia, hoy hace un año ya. Y como me niego a dejarle al tiempo su gélida costumbre de echar palas de olvido sobre la memoria de sus prematuros ausentes, incluso los nuestros más queridos, no dejo pasar un segundo más sin decir que no: no se nos ha pasado por alto, y si el gran Tony Luz nos abandonó a nuestra suerte y sin avisar, no iba a ser sin que sus viejos amigos y compañeros dieran honrosa, densa y merecida cuenta de su memoria.

Sirva este largo circunloquio para proceder a traslucir, más que contar, todo lo que en torno al universo Luz nos envolvió esa tarde-noche desde la madrileña sala Berlanga. Partiendo de mi modesta aportación al evento haciendo sonar al inicio por megafonía un popurrí que ex profeso grabé a la guitarra de “El baúl de los recuerdos/ Regresarás” (como ya hiciera para felicitarle seis años atrás por su cumpleaños), lo que vino a continuación fue algo esencialmente emocionante. Desde el elogio al alma de rock que Tony siempre albergó, para lo cual dejó sus mejores muestras la rotunda guitarra de Josele Marín recordándonos que los ingenieros rockeros ya entonces podrían sentar cátedra en cualquier facultad, la original de Bulldog y la reinventada con Los Auténticos, hasta la guitarra Strato de Fernando Pardo, de cuyas cuerdas el “Apache” sonó tan agreste y montaraz como hubieran soñado los mismos Shadows. O la contribución del bajista de Bulldog, Ramón Peñas, al que sus “ex” acompañaban mientras entonaba una vigorosa versión de “Teenage boogie”, de Webb Pierce.

Antes, José Ramón Pardo nos presentaba el acto con una sencilla introducción a la persona y la personalidad de Tony; lo mismo que el sempiterno locutor de Radio Nacional Manolo Fernández daba fe de 45 años de amistad con él, desde el día que lo encontrara en aquellos estudios de Hispavox de la calle Torrelaguna donde, ya como ex-Pekenike, Tony ejercía de diseñador de arte para discos de la casa. Muchos años después, y hasta hace sólo seis, Tony dejaba pinceladas de erudición de rock instrumental cada viernes noche a través de una sección titulada “Sin palabras” dentro del programa de Manolo “Con tres acordes” (y el que suscribe nunca se lo perdía)…; y todos los años por Navidad le regalaba a Manolo una canción que, aparte de la propia sintonía del programa, ha servido para engrosar su espléndido nuevo doble CD póstumo.

José Ramón Pardo presenta el acto
José Ramón Pardo presenta el acto

Todos querían hacerse oír esa noche, como si sintiéramos que Tony estaba supervisándolo todo desde arriba. Por eso, o por renegar de algún tiempo que llevaba alejado de la música, el finés Ile Hämäläinen soltó chispas de su guitarra para revisitar los momentos más vibrantes de Tony a su paso por los Silvertones. De nuevo el rock clásico y de hondura del que Tony siempre hizo gala.

Los Silvertones más Fernando Pardo (primero por la izqda.). Ile Hämäläinen, guitarra, a la dcha
Los Silvertones más Fernando Pardo (primero por la izqda.). Ile Hämäläinen, guitarra, a la dcha

Otro amigo de Tony: el ilustre José María Guzmán, compañero de sesiones de grabación con Tony a inicios de los 70 y diseñador de arte del álbum de debut de Solera. Guzmán, voz y guitarra él solo, nos transportó hasta “El país de la luz” (o el “país de Luz”, según se mire), ése donde los músicos de esta generación única han pactado reunirse de acá a muchos años aún, a pesar de la insidiosa urgencia de nuestro Tony por alcanzarlo antes.

José María Guzmán
José María Guzmán

Entretanto, nos sorprendió la presencia en escena de Gonzalo, músico amigo del hijo de Tony, que con guitarra acústica en mano nos dejó una simpática y original canción que hablaba de Tony Luz en los prolegómenos de una actuación con los Silvertones.

Los ex-Bulldogs Ramón Peñas (voz) y Josele Marín (guitarra -a la dcha.), más Los Auténticos: Francis Cervera (bajo) y Ángel de los Ríos (batería)
Los ex-Bulldogs Ramón Peñas (voz) y Josele Marín (guitarra -a la dcha.), más Los Auténticos: Francis Cervera (bajo) y Ángel de los Ríos (batería)

Sirva este nuevo punto y aparte para apelar a alguien que, por el sólo hecho de haberse colgado dulcemente de su discurso sobre Tony, merecía haberse quedado hablando toda la noche con nosotros. Lo formal se riñe a menudo con lo visceral, y Santiago Alcanda pareció por momentos una especie de gurú que canalizaba esencias que sólo pueden calibrarse desde la atemporalidad, de ahí su manera; y con él nos mecimos todo ese rato… Hasta que aparecieron en escena… sí, sí, Los Pekenikes. Porque habría sido imperdonable que el grupo que más fama dio a nuestro querido Tony no estuviera allí esa noche: miembros históricos como Félix Arribas, Ignacio Martín Sequeros, Pepe Barranco y hasta el esquivo en ocasiones Lucas Sáinz cumplieron con su presencia; y éste último no dudó en dedicar unas cálidas palabras a Tony y a su propio hermano, Alfonso Sáinz, máximas ausencias de la legendaria banda madrileña. El inmortal “Hilo de seda” nos enredó a continuación, esta vez desde la reconocible armónica de Ignacio.

Los Pekenikes, con cuatro de sus miembros históricos (izq. a dcha.: Ignacio M. Sequeros, bajo (4º); Pepe Barranco, voz (5º); Félix Arribas, batería (6º) y Lucas Sáinz, guitarra (7º)
Los Pekenikes, con cuatro de sus miembros históricos (izq. a dcha.: Ignacio M. Sequeros, bajo (4º); Pepe Barranco, voz (5º); Félix Arribas, batería (6º) y Lucas Sáinz, guitarra (7º)

Aparte de algunos nombres que me dejo en el tintero -y espero me sepan disculpar-, a destacar el general agradecimiento por la organización del acto a José Ramón Pardo y a Alberto Villaizán (ex-manager de Tony Luz). Me cabe el honor de haber sido el primero en comprarles el doble CD póstumo de Tony, que prometo escuchar con mezcla de expectación y añoranza tan pronto como encuentre un mínimo lapso de relajo. El momento lo merecerá después de vivir una noche mágica como ésta; será hermoso sumergirme en la música de alguien tan cercano y a la vez tan imperecedero, tan a la sombra del rock and roll como al calor de nuestros corazones.

Click para ver corte de vídeo de Los Pekenikes interpretando “Hilo de seda” -armónica: Ignacio Martín Sequeros

 

El doble álbum póstumo de Tony Luz
El doble álbum póstumo de Tony Luz

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